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Miguel Ángel Muñoz: “Aceptar la falta de independencia en la vejez es realmente duro”

El actor se estrena en la dirección con “100 días con la Tata”, un canto de amor a la vejez y al cuidado de los seres queridos
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  • Periodista. Amante de muchas cosas. Experta oficial de ninguna. Admiradora tardía de Kiarostami y Rohmer. Hablo alto, llego tarde y escribo en La Razón

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Solo hace falta contemplar la ceremoniosa delicadeza con la que Miguel Ángel Muñoz enjabona la espalda de su Tata antes de envolver suavemente la totalidad de su vetusto cuerpo con la toalla como si de la estructura de un capullo de seda se tratase, o ver de qué manera le extiende crema en las piernas impidiendo que luzcan abotargadas de cansancio y procurando que los dolores –que a esa edad son muchos y muy chivatos– no se extiendan, para conectar internamente con todos aquellos recuerdos agolpados en algún rincón del hipotálamo que huelen a romero y a caramelos Solano. El actor que debutara de la mano de Jaime de Armiñán con “El palomo cojo” y alcanzara cotas de popularidad inusitadas tras su participación en la mítica serie de “Un paso adelante” sitúa por primera vez su mirada y sus manos detrás de la cámara para dirigir “100 días con la Tata”, un homenaje documental íntimo, personal, con estructura y tono de homemade y rudimentariamente natural a Luisa Cantero, el gran amor de su vida.
¿En qué momento surge la sensación de que un proyecto tan íntimo como grabar la cotidianidad de su Tata adquiere carácter de elemento filmable?
Realmente desde hace muchos años yo sentí que esto ocurriría. Había una necesidad personal de tener el mejor recuerdo de nuestra relación para la posteridad y no quería grabarlo con el móvil y que se quedara metido en la tarjeta de memoria sin más, sino condensarlo en una película. Hace once años más o menos me di cuenta de que quería pasar mucho más tiempo de calidad con mi Tata y dentro de esas posibilidades a la hora de optimizar las horas, hacer una película se encontraba en mi lista de deseos. Cinco años después me pongo a ello con la intención de querer estrenar en salas y cuando por fin la hicimos me di cuenta de los tres puntos que me habían hecho llegar hasta aquí. Primero lo bien que nos lo pasamos (quizás nunca en todos los años de nuestra vida habíamos pasado tantos días juntos haciendo algo tan divertido), segundo, descubrir que es una gran actriz y tercero y más importante, que nuestra historia transmitía unos valores que merecían ser contados.
En reiteradas ocasiones, especialmente al comienzo del documental, asegura estar enamorado de su Tata. ¿Dirías que el amor familiar puede llegar a ser en determinadas ocasiones más agradecido, más desinteresado incluso que el amor romántico?
(Risas). Mmm yo diría que no. En nuestro caso por ejemplo yo diría que nuestro amor es súper romántico y es familiar. Hay muchos tipos de amor diferentes y aquí se muestra que en realidad estamos profundamente enamorados el uno del otro y por eso en el montaje aparece esa frase, porque así lo siento. En el fondo es un ejemplo de que a veces identificamos el amor como hemos visto en las películas o en las novelas. Y sin embargo uno puede estar enamorado o vivir una historia de amor con alguien de su familia sin atenerse a los cánones ordinarios.
¿Empezar de una forma tan temprana en el mundo de la interpretación pasa factura en términos de desarrollo personal?
Soy de los que siempre intenta ver la botella medio llena. Obviamente empezar siendo un niño ha modificado mi personalidad y mi carácter pero como lo podría haber hecho cualquier otra disciplina. Con diez años estaba jugando al fútbol y si hubiera continuado en el Real Madrid, en vez de haber salido del club para hacer «El palomo cojo» es posible que también se hubiera modificado mi infancia, mi adolescencia y mi vida en general. Empecé en un mundo de mayores siendo prácticamente un niño y encima interpretando a un personaje mucho más adulto. Tuve que entender rápido lo que estaba haciendo. Pero por suerte mis padres me cuidaron muy bien, no tenían ningún interés especial en que yo me dedicara a esto. Lo aceptaron porque me divertía haciéndolo pero siempre supieron orientarme.
Seguramente la Tata tenga algo que ver en esa digestión sana del éxito.
Sin lugar a dudas. Tanto mis padres, como mi Tata y como mi familia elegida (la verdad es que me siento muy rico en amistades) han hecho que a pesar de dedicarme a esto desde hace muchísimos años haya podido tener casi siempre los pies en la tierra.
¿Estamos socialmente preparados para envejecer con dignidad?
Para nada. Ese es uno de las grandes temas de los que hablo involuntariamente en el documental. Realmente mirar al deterioro a la cara cuesta. Mi tata yo creo que es un ejemplo maravilloso respecto a esto. Aceptar la falta de independencia, aceptar los cuidados de una manera generosa y agradecida, incluso con humor, es algo tremendamente complicado. Ojalá yo cuando tenga su edad pueda parecerme un poco a ella.
En 97 años caben muchas vidas, muchas luchas y muchos silencios. ¿Observas demasiadas diferencias generacionales entre Luisa Cantero y Miguel Ángel?
Pues la verdad es que procuro no compararlas. La vida evoluciona a veces para bien y a veces para mal ¿no? y seguramente para una mujer que ha nacido en 1924 los colores han sido variados. Imagínate, no podía votar. Si hablamos en términos de diferencia entre su recorrido y el mío, hay algo que me parece especialmente relevante y es nuestra manera de gestionar el tiempo. La prisa nuestra y la pausa de ellos. Ahora mismo yo necesito moverme, probar cosas, hacer deporte, estrenar, estar activo. En cambio mi Tata con levantarse y que no le duela el cuerpo ya es feliz. Eso es un aprendizaje que las personas que han pasado una guerra saben valorar mucho más que los que hemos nacido en otras generaciones mucho más aceleradas.