Madre e hijo en busca del asesino de la niña en el Empordà
Beatriz Roger y Luiso Soldevila presentan «Marismas», un «thriller» que convierte los paisajes bucólicos catalanes en una novela negra
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Llafranc es uno de esos pueblos luminosos y hermosos de la Costa Brava en los que es difícil encontrar en verano un rincón en el que dejar la toalla o tomarse una caña. En invierno es un lugar tranquilo donde el ruido es el principal protagonista. Esta quietud y en un decorado como este, especialmente en las marismas de naturaleza salvaje del río Ter, es el que sirve como telón de fondo de «Marismas», la novela de Beatriz Roger y Luiso Soldevila que acaba de publicar Planeta.
En el libro nos adentramos en una historia que arranca con la desaparición de una niña en esa zona, algo que tratará de solucionar un joven detective llamado Nico Ros. Es el inicio de un «thriller» que se vuelve adictivo en cada página. Los autores son madre e hijo, lo que no suele ser muy habitual en un género como el de la narrativa criminal. En declaraciones a este diario, los responsables de «Marismas» explican que «no resulta habitual que madre e hijo escriban juntos un libro como este, pero ha resultado todo mucho más sencillo de lo que parece. Nos organizamos una escaleta y a partir de ahí nos repartíamos capítulos, cinco cada uno, y luego los reunimos en un único documento. Lo más difícil, aunque tengas un plan, es si tienes una idea buena que puede encajar con lo que ya habíamos hablado, Entonces debes llamar para que no haya problemas y pasa también con muchas ideas que quedan tumbadas», subraya Luiso Soldevila. Por su parte, Beatriz Roger reconoce que «fue él quien tenía las primeras páginas con la historia de un detective joven en Llafanc. Surgió de mi hijo escribirla juntos. Nos hemos llevado bien, dejamos a parte los egos para que no hubiera problemas. Tenemos una buena relación y aquí lo más difícil ha sido encontrar el tiempo. Así que hemos tirado del móvil, cientos de llamadas y mensajes con muchas ideas sobre lo que queríamos que fuera finalmente la novela».
Resulta inevitable preguntar a los autores por el espacio que han elegido para «Marismas», casi un personaje más en el relato. A este respecto, Beatriz Roger habla de «una zona que tiene una parte muy bucólica en primavera y verano, es un enclave único. Un parque natural protegido, pero queríamos aplicar otra cara, la inhóspita. Necesitábamos un espacio en el que sumergirnos para que algo nos envolviera y también que los personajes nos acabasen atrapando». Eso ha hecho que, en palabras de Luiso Soldevila, las marismas «sean tratadas como un personaje más y el lector se sienta observado por ellas».
El peso del relato recae en Nico Ros, un detective barcelonés querido, aunque también duro de sentimientos. Una tragedia del pasado regresa cuando acude a Llafranc y se topa con la desaparición de la menor con la que arranca la novela. Cuando se le pregunta a los autores por su personaje principal apuntan que «Nico tiene un poco de los dos. Queríamos un detective diferente. En la novela negra siempre suele ser un adulto atrapado, atascado en su mundo, alguien que no lucha por sus alegrías. Aquí tenemos a una persona bloqueada por su pasado que puede combinar la oscuridad, el trabajo y la luz familiar». Luiso Soldevila añade que «le he puesto un poco de mí, pero también mi madre. Tal vez me desvié hacia lo bruto y mi madre al otro lado». Y Beatriz Roger añade que «somos dos tiernos. Queríamos algo humano, melancólico, que le marcase pero que no le definiese. Alrededor de Nico lo importante son las lealtades».
Buen hacer policial
Otro de los personajes destacados y que casi podría merecer una novela por su cuenta es el comisario Héctor Narváez, quien conecta a Nico con el pasado y con su familia. «Refleja el buen hacer policial. Es un hombre sencillo en sus pretensiones, no es políticamente correcto, pero tiene la capacidad de mantenerse en su sitio. Es el guardián para los jóvenes a los que dice que vivirán situaciones tristes, pero también les recuerda que se abriguen, que se cuiden. Se trata de un padre, aunque sin ir de paternalista», confiesan.
Los dos autores, que sienten una especial fascinación por Henning Mankell, Ian Rankin o Elizabeth George, creen que «Marismas» puede también servir para que se vean con otros ojos los paisajes de la Costa Brava por los que se mueven sus personajes: «Son lugares desconocidos fuera del veraneo. Ese es un espacio bravo, como lo es el espigón comido por las olas, tiene el contraste de playa vacía y un viento de levante que se la come ». El libro se presenta hoy en la Casa del Libro de Rambla Catalunya, en Barcelona, a las siete de la tarde.