“Invisible Demons”: Rahul Jain explora la devastación climática
La comprometida película del director indio inauguró el Another Way Film Festival, que celebró en Madrid su octava edición concienciando al público sobre la crisis climática
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Es un hombre tranquilo. Al otro lado del teléfono, lo primero que hace Rahul Jain (India, 1931) es pedir perdón por si en algún momento habla demasiado lento o se toma demasiadas pausas para reflexionar. Y así es también su película, “Invisible Demons”, que previo paso por Cannes inauguró la octava edición del Another Way Film Festival. El festival de cine sostenible de Madrid, que sigue acercando cineastas de prestigio internacional a la capital, quiso contar con la película de este joven realizador indio por motivos que, desde el primer fotograma de la película, quedan al descubierto: un hombre, perdido en una nube de fumigación, se acerca de espaldas a la cámara, como huyendo del propio caos biológico que está provocando en favor de la eliminación de las plagas. A partir de ahí, una hora larga de imágenes arrebatadoramente trágicas, como las de los vertederos de basura infinitos de la India, o las numerosas inundaciones que ciudades como Delhi acumulan ya no como una novedad, sino como el nuevo signo de los tiempos.
Lo que llama la atención en el cine de Jain, no es tanto la capacidad del cineasta para mostrar lo bello de la destrucción humana y su inclemencia ecológica, sino la reflexión que, mezclada con testimonios locales arroja Jain en su película: “Creo que la gente ya se ha dado cuenta de que la responsabilidad del cambio climático pasa por los colectivos más que por los individuos, pero es que también hay que ser consciente de que empresas y estados, muchas veces, dependen de la decisión de uno o unos pocos individuos. La ilusión publicitaria de los ochenta, esa que decía que reciclando en nuestra casa íbamos a salvar el planeta se ha roto, pero aún creo que muchos individuos haciendo muchas cosas a la vez pueden cambiar las cosas”, explica Jain convencido.
Así, “Invisible Demons” toma a veces la forma de un documental al uso, casi haciendo explícito el género periodístico acompañando a un equipo de televisión a las zonas más afectadas por la contaminación o los diluvios; y a veces es pura reflexión ensayística, casi desesperada pero nunca negativa, sobre el estado real de las cosas. “Lo que motivó realmente la película es el sentimiento de frustración respecto al cambio. Miedo, tristeza y casi confusión ante cómo está Nueva Deli, cómo está mi país. Si tuviera que dejarlo en una palabra, quizá diría terror”, completa el director.
A vista de pájaro por el apocalipsis climático, Jain también dibuja en “Invisible Demons” la contradicción perenne a la que países como India o Brasil se enfrentan cada día, a corto y largo plazo: ¿Hasta qué punto se deben explotar los recursos naturales a costa de hipotecar el capital climático de las generaciones futuras? ¿Por qué las economías emergentes deben frenar un progreso voraz que el primer mundo ya “disfrutó” durante la Revolución Industrial? ¿Es legítimo pedirle a un Estado que controle sus emisiones cuando uno ya no tiene emisiones que controlar? “Abordo esa contradicción porque, en realidad, es una falacia. Hay muchos modelos de crecimiento y no todos pasan por la explotación masiva de los recursos naturales. Es hasta gracioso pensar que en ese espacio tan pequeño para la vida en toda la galaxia, haya quien pueda pensar: Vale, ¿pero qué pasa con mi privilegio?”.
Además de la película de Jain, quizá menos esperanzadora pero igual de directa que los deseos de su director, el Another Way Film Festival también acogió trabajos como “Lagunaria”, de Giovanni Pellegrini, una especie de distopía -cada vez más real- con la ciudad de Venecia como protagonista, amenazada por la subida constante del nivel de los océanos. La película italiana, filme de clausura del festival de cine sostenible, compartió espacio con otras como “The Territory” o “Bigger Than Us”.