Antonio López salta a la escenografía
El artista colaborará con proyecciones de obras suyas en un montaje de «Viaje de invierno» de Schubert que se representará en la cárcel Modelo de Barcelona en 2023 y cuya directora de escena será Bárbara Lluch, responsable también de la escenografía de «La sonámbula», de Bellini, que el Teatro Real estrenará en diciembre
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«Nunca he pensado que mi obra pudiera parecerse a la de Schubert, un compositor alemán del romanticismo, mientras que yo soy un pintor español del siglo XXI. Existe una distancia que es obvia entre nosotros, pero, sin embargo, el arte nos acerca». Antonio López participará, por primera vez a lo largo de toda su trayectoria, en un montaje de música clásica. Su obra formará parte de la escenografía de una obra emblemática de Schubert, «Viaje de invierno», que se representará del 23 al 25 de marzo de 2023 en un escenario también del todo inusual y que al artista no le ha pasado para nada desapercibido: la cárcel Modelo de Barcelona, un espacio de enorme significado y significados en la ciudad y en el conjunto del país. «Consiste en una colaboración, que no sé hasta donde va a llegar, porque todavía queda bastante tiempo por delante y en el que hay que detallar aún algunos asuntos importantes. Se va a contar con algunos trabajos míos, pero no serán mostrados de una manera literal, tal como están, sino que se enseñarán achicados, agrandados y de otras maneras que se determinarán con antelación. Se aprovecharán las imágenes de mis cuadros, pero transformados en mucha medida. ¿En cuánta medida? Eso todavía no lo sé bien y es lo que debemos definir con detalle a partir de ahora. Es un asunto que tenemos que decidir entre las partes implicadas en el desarrollo de este proyecto, porque yo nunca he hecho con anterioridad un trabajo semejante. No por nada, sino porque jamás me ha surgido la oportunidad hasta este momento. No voy a hacer nada específico, en un principio, aunque a lo mejor sí... Por ahora todo está abierto y hay que precisar mucho».
El estilo figurativo y realista que caracteriza al pintor se convertirá así en un inesperado y original contraste con el romanticismo que desprenden las piezas del compositor, que terminó este ciclo de «lieder», uno de los más relevantes, durante el último año de su vida. Una partitura que a menudo se ha vinculado con otro universo de la imaginación. El de un artista de claro relieve en la época, un paisajista de claro renombre, enorme revuelo sentimental y rica mirada sentimental: Caspar David Friedrich, uno de esos hombres que convirtieron el lienzo en un salto al abismo. «Me impresiona más Schubert que Friedrich –comenta Antonio López con un sibilino poso de humor en la voz–. El arte siempre tiene que ver con las emociones –puntualiza después con mayor aplomo–, y con todas las imágenes que aportan. Todo esto, en el fondo, es arte y da igual que sea danza, música o pintura. Eso resulta insignificante. En este trabajo de lo que se trata, sobre todo, es de la adecuación, porque el arte, cualquier tipo de arte, está siempre en contacto y mantiene unos vínculos que provienen de la emoción».
Desnudos, interiores y retratos
Antonio López, que se encuentra en su estudio, arroja pistas sobre las líneas en las que trabajará para las tres jornadas que abarcará esta representación y que contará con el barítono Benjamin Appl y el pianista James Baillieu. «Sé que van a contar con mi mundo, con los desnudos que he hecho hasta ahora, los retratos infantiles, los espacios interiores que he pintado... en definitiva, esta mirada que yo tengo, como pintor y como escultor, porque, consideran, les parece interesante incorporarla a la obra de Schubert. Aún hay que reflexionar cómo se va a proyectar y en qué trabajos concretos vamos a concentrarnos, porque Schubert te llega al alma y posee una capacidad de emoción impresionante, extraordinaria. Su música es muy limpia y te alcanza enseguida».
El sufrimiento que desprende la música de «Viaje en invierno» contrastará con el mundo tangible de Antonio López. Sobre su pintura recaerá la responsabilidad de convertir en imágenes los sentimientos que Schubert evoca. A algunos les puede chocar que sus óleos y dibujos de fuerte acento realista – los llaman «hiperrealistas», aunque Antonio López rehúye de esta definición y prefiere simplemente la palabra «figurativa»– también portan una atmósfera que concuerda bien con el estado anímico del protagonista de Schubert, un viajero errante que arrastra consigo una herida de amor que le hace percibir el mundo bajo la parcial lente de los sentimientos. Su obra se transformará así en una metáfora de la soledad, la tristeza o la ausencia. Que el espacio para el montaje sea en la Modelo de Barcelona es algo que el pintor también ha sopesado. «Es un lugar que ha sido una cárcel y que se incorpora a la música y al arte. ¿Por qué no? Yo entiendo que si se han dirigido a mí es por un motivo: va a encajar bien allí. Mi obra es muy figurativa, por lo cual combina perfectamente con una prisión. Creo que se va a mostrar muy bien ahí».
Bárbara Lluch, la directora de escena de este concierto, y que ahora está inmersa en los ensayos de «La sonámbula» de Bellini que el Teatro Real acogerá en diciembre, asegura que «Antonio López era la estrella de este proyecto desde el inicio. Lo admiro desde que era una cría», reconoce con emoción. Después admite que «lo que me atrajo de este proyecto, y el vínculo que une a Antonio López y Schubert, es el paso del tiempo. Los realistas nos enseñan las cosas como son, con más detalle de lo corriente. La obra de Schubert también es la descripción de cómo pasa el tiempo». Ella misma relata que algunos retratos de Antonio López a su mujer o la serie dedicada a las flores «es a lo que me estoy agarrando para describir ese paso del tiempo. Este no es el Schubert más triste, aunque Antonio, sin duda, tiene más luz y es más positivo». Y cuenta que el objetivo del proyecto «es que los cuadros sirvan de escenografía para el concierto. Se proyectarán en vídeo y envolverán al público, de tal manera que los asistentes estarán dentro de ellos. Se hará en una de las galerías de la prisión. Un lugar que resulta impresionante».