Crítica de “El pequeño Nicolás”: no crezcas nunca ★★★★☆

Dirección: Benjamin Massoubre y Amandine Fredon. Guion: Anne Gosciny, basándose en los personajes creados por René Gosciny. Francia, 2022. Duración: 82 minutos. Animación.

En los años 60, a las afueras de París, vivió, sigue viviendo ahora y siempre, un niño llamado Nicolás, menudito, travieso, alegre, ingenuo, que trae de cabeza a sus padres pero tiene encandilada a una de esas abuelas toca narices que odian al yerno mientras adoran al nieto. Un crío que lee, que sueña con ser aviador, que tiene amigos tan inocentes como él, que juega en la calle (sí, hubo un tiempo en que jugábamos en la calle), un crío de los que ya apenas existen. Jean-Jacques Sempé y René Goscinny fueron quienes concibieron a «El pequeño Nicolás», una serie de libros que arrasaron en Francia y numerosos países, a cuyo nacimiento asistimos ahora conmovidos en el hermoso filme de Massoubre y Fredon, que, muy afortunadamente, decidieron que Nicolás «visite» a los dos ilustradores, quienes recuerdan con el protagonista sus propias infancias, una más dura que otra, y también momentos terribles, como la Segunda Guerra Mundial.

Luego llega la temprana, sorpresiva muerte de Goscinny, algo que marcará a su amigo Sempé, pero, antes, hemos visto en esta maravillosa película realizada con técnica de acuarela a Nicolás en la playa haciendo, ejem, gimnasia, conociendo a una nena que al principio no traga, pero con la que luego decide casarse, saltándose un día de colegio con alegría y pesar... Hemos visto, en fin, otra vida que muchos a veces echamos de menos.

Es un encantador y visualmente precioso tributo a los creadores de este entrañable personaje.

Que se pierda en medio de tamaña vorágine de estrenos y otros «avatares».