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Entrevista

Anna Castillo arrasa en Netflix con "Nowhere": "Quería ponerme a prueba"

La actriz encarna a una mujer embarazada en pleno éxodo migratorio de un futuro apocalíptico y perdida en mitad del mar

Anna Castillo en "Nowhere", su nueva película en Netflix dirigida por Albert Pintó
Anna Castillo en "Nowhere", su nueva película en Netflix dirigida por Albert PintóEMILIO PEREDA / NETFLIX

Llevábamos tanto tiempo apreciándola como el futuro del cine español, que se ha decidido a convertirse en el presente. Anna Castillo (Barcelona, 1993) comienza atendiendo a LA RAZÓN en una cafetería y la termina en su casa siendo agasajada por su gato, Capitán. Es el suave tránsito entre estancias, acaso, contracepción de lo que logra en "Nowhere", su última película como protagonista y todo un éxito mundial en Netflix. Aquí, Castillo encarna a una mujer embarazada que huye de una España distópica en la que la escasez de recursos ha llevado al Gobierno a perseguir a mayores y neonatos, en un genocidio que bien podría leerse en clave coyuntural para con otros países de nuestro alrededor.

Atrás las revelaciones de "El olivo" o "Viaje al cuarto de una madre", su salto al "mainstream" con "La llamada" o su confirmación como estrella global con la serie "Un cuento perfecto", protagonizada junto a Álvaro Mel, Castillo se somete aquí a un "tour de force" genuino, dirigido con buen pulso por Albert Pintó ("Malasaña 32"). En un cruce entre el "Náufrago" de Tom Hanks y algo más propio de "Black Mirror", la película acaba emocionando por pura fuerza dramática, sostenida por las sufridas espaldas de la actriz. Sobre el desafío que ha supuesto la película, el momento profesional que atraviesa e, incluso, sobre sus próximos proyectos con Rodrigo Cortés y Fernando Frías, Anna Castillo responde.

En "Nowhere", Anna Castillo da vida a una embarazada perdida en mitad del mar
En "Nowhere", Anna Castillo da vida a una embarazada perdida en mitad del marEMILIO PEREDA / NETFLIX

-¿Qué es lo primero en lo que piensa cuando lee el guion, cuando sabes a qué se vas a enfrentar como actriz?

-Pensé que era una locura (ríe). Lo primero en lo que pensé es que era un tipo de película que a mí no me suele llegar, una cosa sufrida pero comercial. También porque este tipo de personajes los hacen hombres y no recordaba una película así hecha por una mujer. Me parece una oportunidad muy guay y un reto, por la exigencia emocional de la película. Es altísima.

-Sobre esa exigencia, quería preguntarle por la física. ¿Qué ha pesado más? Pienso en la prótesis, por ejemplo.

-Al final, el agotamiento mental y físico se reparte, y es altísimo. Cuando tú te pasas muchas horas al día llorando, con un ataque de angustia o hiperventilando es agotador. Pero es verdad que para llegar a estar bien a nivel emocional, había que estar en buena forma física. Al final es todo un poco parte de lo mismo. Si estás débil, es muy difícil estar conectada con esas dos partes. Tuve que coger peso, me saqué un curso de buceo... Quería estar lo más preparada posible, porque la prótesis pesaba ocho kilos, por ejemplo. Luego se va reduciendo, pero siempre hay un peso añadido. Ha sido una película muy incómoda a nivel físico.

-¿Qué le pide Albert (Pintó)? ¿Algo más sufrido, más histriónico, o más sentido, más introspectivo?

-Me pedía siempre verdad. Y una cosa que construimos juntos fue el arco de personaje. Nos daba mucho miedo que una chica encerrada en un contenedor, sufriendo, se pudiera hacer pesada o repetitiva en cuanto a emociones. No pesada yo, pobre de mí, si no la situación. Queríamos buscar la vulnerabilidad, la falta de confianza en ella misma, la culpa, incluso. Eso nos llevaba a pasar por un montón de estadios, mentales y físicos, hasta que ella toma las riendas.

El futuro distópico de "Nowhere" imagina una España en la que no hay neonatos
El futuro distópico de "Nowhere" imagina una España en la que no hay neonatosEMILIO PEREDA / NETFLIX

-¿Dónde busca la desesperación maternal? ¿Es más complicado ese trabajo actoral sin conocer la maternidad de primera mano?

-No soy madre, pero he hecho varias madres últimamente y todo el mundo es capaz de entender el amor incondicional. No soy madre, pero tengo una hermana pequeña. No soy madre, pero tengo un gato al que quiero más que nada en el mundo. No significa que utilice a mi hermana para buscar ese sentimiento, pero sí entiendo a través de esa relación qué es el amor incondicional. Yo vuelco ese sentimiento en el bebé, y así se hace válido. Así encuentras el miedo, también.

-Decía antes que "Nowhere" no se parece a lo que le suele llegar. ¿Qué le suele llegar? ¿Se siente encasillada de algún modo?

-No no, no me siento encasillada porque he tenido la suerte de hacer personajes muy distintos. Puedo hacer una comedia romántica, dramas sociales o algo más indie... pero sí es cierto que lo más grande, lo comercial, no me suele llegar. No suelen pensar en mí para ello. Lo más comercial que he hecho hasta ahora fue "Un cuento perfecto", y la acabo de hacer. Siempre hice cosas más pequeñas, con otro tipo de recorrido.

-Sobre esa dimensión quería preguntarle. ¿Es importante el dato insignia de Netflix, el de que una película pueda verse a la vez en más de cien países?

-Ni lo pienso. Si lo pensara, me condicionaría de una manera que no favorecería nada al trabajo. No lo pienso en absoluto. Siempre trabajo como para que lo que haga lo vayan a ver mis padres y ya. Ha sido distinto, eso sí, ver cómo "Un cuento perfecto" se ha visto en tantos sitios. Uno se esfuerza siempre igual, más allá de la repercusión, pero es muy gratificante ver que tanta gente aprecia tu trabajo.

-En "Nowhere", la distopía migratoria bien podría exportarse a nuestra realidad, pensando en otros países donde ya ocurren tragedias similares. ¿Es importante para usted que la película tenga un mensaje claro?

-No sé si se me puede tachar de frívola por decir esto, pero habiendo hecho películas como "Mediterráneo", que iba de esto exactamente, creo que son dos películas con temas centrales distintos. Aquí esa distopía es un contexto. De hecho, como actriz, no lo trabajé desde ese punto. No es como en "El cuento de la criada" donde la distopía es todo. Para mí no lo es. Evidentemente, hay una lectura sobre la supervivencia, sobre una huida de un lugar en el que tu integridad física no está asegurada. Es algo que vemos continuamente en guerras, genocidios, regímenes... Ocurre en el mundo.

-Menciona "Mediterráneo", y es curioso cómo mucha gente reflexionaba sobre cómo la película les había abierto los ojos. ¿De verdad hace falta una película para darse cuenta? ¿Estamos ante una ficción cada vez más escapista?

-La cultura en general y la ficción, en concreto, siempre han cumplido con una labor social. ¿Significa eso que todos los proyectos tienen que tener una lección moral? No, tampoco es eso. No creo que "Un cuento perfecto", por ejemplo, tenga una lección moral. Pero la ficción siempre ha puesto distancia para ver las cosas. A veces, las cosas, cuando están tan cerca, una no las ve con claridad. Mola mucho que todo el mundo esté enterado antes de ver una película, pero si una película te abre los ojos, también me parece bien.

-¿En qué momento profesional asume "Nowhere"? Aparece en casi todos los planos de la película, más allá del "tour de force" y todos esos tópicos que usamos los juntaletras...

-La rodé en 2022, y venía de haber rodado varios dramas. Me vino en un momento un poco estresante, con mucho trabajo y, de repente, me apeteció como reto. Llegó en el momento justo. Ha sido una película muy demandante. Piensa que, para el parto, a mí me ponían una prótesis que se tardaba cinco horas en colocar. Esa jornada, ya de entrada, era larguísima. Fue de lo más complicado que recuerdo. También nadar en mar abierto, por ejemplo, o el final, que sin contarlo, sí puedo decir que fue muy agotador.