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Te quedarás de piedra cuando veas las 10 esculturas más increíbles de Bernini en Roma

Su obra es definitivamente apabullante
Alicia Romay

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Si lo que quieres es aterrizar en Roma y quedarte atónito, lo que tienes que hacer es coger este listado y recorrer cada una de las obras del inmenso artista Gian Lorenzo Bernini y ¿sabes porque?, porque es historia, porque es cultura y porque es arte de una belleza indescriptible.
¿Y por qué centrarse en él habiendo tanto para ver en la ciudad? Porque Bernini fue un artista único y porque está considerado el máximo protagonista de la cultura figurativa barroca . El éxito de su obra fue de tal envergadura, que dominó la escena europea por más de un siglo aún después de su fallecimiento, no es casual que los grandes artistas de todo el planeta han querido imitarle, intentan igualar su estilo y aprender de su inmenso arte.
Bernini fue escultor, arquitecto y escenógrafo. Su carrera se desarrolló durante más de sesenta años. Trabajó para las grandes familias romanas como los Borghese, los Barberini, Los Pamphili o los Aldobrandini por mencionar algunas. Sus trabajos eran tan impresionantes, que no solo se quedó en Roma en donde todos se lo peleaban, de otros reinos europeos, le llamaron para que traspasara la frontera de Italia y desarrollara su talento como retratista. Pero centrémonos en la locura que hizo en la Ciudad Eterna.

Bernini le cambió la cara a Roma convirtiéndola en la ciudad espectacular que aún es.

Hagamos un recorrido Berniniano porque de no hacerlo, es como haber estado en Roma sin haberla visto.
1.-La fuente del Tritón (1642- 1643) (Plaza Barberini)
El Papa Urbano VIII - Maffeo Barberini- se la encargó para embellecer la ciudad en el centro de la plaza en donde vivía su familia. Es una escultura que representa a la perfección la nueva concepción del espacio en el arte barroco. Una representación muy precisa de un mito griego. La figura que descansa sobre la concha es la de Tritón que para los antiguos griegos, representaba un dios del mar, una criatura marina con cuerpo mitad hombre y mitad pez.
Lo que posiblemente revela esta pieza, es el afán de poder del Papa al quererse comparar con Tritón…
Pero continuemos en esta parte de Roma y vayamos a ver una pieza que es una de las menos conocidas del gran artista, pero muy importante en sus inicios. No estamos lejos de ella, desde la Piazza Barberini, inclusive, se puede ir caminado al sitio en donde se encuentra.

2.- SANTA BIBBIANA - Gian Lorenzo Bernini (1624-1626) Iglesia de Santa Bibiana

El trozo de mármol en donde Bernini esculpió la escultura de Santa Bibiana le costó solamente 60 escudos, (lo mismo que pagó por la pieza de su celebérrimo David). El Cardenal Scipione Borghese al verla se quedó encantado y se cuenta que le dio por su obra como mínimo 600 escudos (Pollak 1928-1931). De aquí partió su ascensión indiscutible y le otorgó un prestigio que se mantiene hasta nuestros días. En el espacio que ocupa la escultura, se pueden apreciar los frescos que pintó el cuñado de Bernini (Agostino Ciampelli) pero sobre todo Pietro de Cortona.

3.- Apolo y Dafne (Bernini 1622-1625)

Es una de las obras más teatrales del artista en la que Apolo parece ir corriendo para atrapar a Dafne mientras que ella le pide a Dios transformarse en un laurel para escapar de su perseguidor.
Esta obra fue una de las últimas que le pidió el cardenal Scipione Borghese a Gian Lorenzo Bernini cuando tenía alrededor de 20 años de edad y la podéis encontrar en la Galleria Borghese, la galería que acoge maravillas de los grandes artistas italianos de la época. Las primeras cinceladas fueron en 1622, pero interrumpió el trabajo en el verano de 1623 porque tenía que trabajar en el David que le había encargado el cardenal Peretti. En abril del mismo año, cuando la había terminado en 1624, volvió a trabajar en ella siendo ayudado por Giuluani Finelli interviniendo en las partes más delicadas como las ramas y las raíces del laurel. La finalizó en 1625 y dejó a su cliente tan encantado, que no tardó en hacerse famosísima calificándola como una de las esculturas más bellas que hizo el artista.

4.- El Rapto de Proserpina

Lo de Bernini era algo increíble, utilizó un tema mitológico para exhibir desnudos y para darle el movimiento y el dinamismo que el barroco “exigía” Esta pieza es vital mirarla tranquilamente, observando como fue capaz de que en un material como el mármol, tan duro y tan frío, se convirtiera en carne sensible y sensual. En la Galleria Borghese la encontraréis en la entrada, en el salón más espectacular del museo.

5.- Éxtasis de Santa Teresa ( Bernini 1645-1652)

Es normal que llame la atención el nombre de esta obra maestra del Bernini hablando de un momento tan particular vivido por Santa Teresa, pero hay que observar y pensar.
Bernini en ella quiso demostrar el momento en que Santa Teresa de Ávila recibe el don místico de la transverberación (descrito en su Libro de la Vida) . Es el momento en el cual se produce su “unión íntima” con Dios.
Bernini era un experto en transmitir momentos de pasión y en el arte barroco esto fue fundamental .
Entrad en la iglesia, buscad esta pieza, os llamará la atención.

6.- La fuente de los cuatro ríos (Bernini 1648-1651)

Volvemos a la espectacularidad de las piezas de Bernini. La fuente de la famosa Plaza Navona que recrea los ríos Ganges, Nilo, Danubio y Río de la Plata, los que en ese momento eran los más conocidos en los cuatro continentes. El Papa Inocencio X fue el que se la encargó y fue realizada desde el mes de julio de 1648 hasta Junio de 1651.
Cuando se visita esta grandiosa fuente, hay que saber por qué se desprende de ella tanta tanta pasión. Justo en ese momento en Roma, la competencia entre Bernini y Borromini era a muerte. Los dos artistas eran inmensos en lo suyo pero el carácter de Borromini era cerrado y solitario y Bernini era todo lo contrario, eso le ayudó enormemente para estar muy introducido en la corte del Papa consiguiendo contratos para trabajar en la obras más importantes de Roma. Esta fuente fue construida sobre un proyecto de Borromini pero al final fue ejecutada por Bernini por encargo del Papa Inocencio X.
Dicen de la estatua del Río de la Plata que tiene el brazo levantado para protegerse del posible derrumbe del campanario de la Iglesia de Sant’Agnese in Agone que había construido Borromini, una burla claramente, pero viendo las fechas, esta leyenda es un anacronismo puesto que la fuente se realizó entre los años 1648 y 1651 y la iglesia la inició Borromini en 1652, algo no cuadra, pero así lo cuentan las historias urbanas interminables de Roma.

7.- Columnata de San Pedro

Reconocida mundialmente como la columnata más impresionante jamás construida.
Cuando se llega a la Plaza de San Pedro es normal que la vista vaya directamente a la impresionante Basílica Vaticana pero, se debe observar a ambos lados la columnata realizada por el genio de Bernini.
Si la vemos desde la Via de la Conciliazione y la analizamos, encontraremos que son como dos brazos abiertos que acogen a todos aquellos que quieran acercarse al Vaticano.
Son 284 columnas y 88 pilastras que bordean la plaza en un pórtico de cuatro filas. En lo alto de las columnas hay 140 estatuas de santos realizadas en 1670 por los discípulos de Bernini.
Si se mira desde el paseo central de las columnas, se crea un impresionante efecto envolvente. Son cuarenta y cuatro mil metros cúbicos de travertino los que llegaron a Roma, desde Tivoli, por tierra o por agua para crear esta locura.
El objetivo de Bernini era darle esplendor al cristianismo.
¿Sabías que la columnata marca la frontera entre el Estado de la Ciudad del Vaticano y el Estado Italiano?

8.- La barcaza de la Plaza de España

En el siglo XVII, el gusto barroco se expandía por Roma como el agua y “nunca mejor dicho”, dando gran importancia a la presencia en las plazas de las fuentes. Entre 1627 y 1629 se le pidió al padre de Bernini crear un proyecto escenográfico, Pietro Bernini lo inició pero no lo pudo concluir porque falleció. A su hijo no le importó finalizarla. Cuentan que el padre no sabía como resolver el problema de la escasa presión del agua en esta zona de la ciudad y observando una barca semi hundida en el río Tíber, fue cuando le surgió la idea de crear una barca medio sumergida resolviendo así el problema.

9.- Iglesia de Sant’ Adrea del Quirinale

Bernini con su interminable afán de construir maravillas, cuando aceptó el encargo del Papa Alejandro VII, Fabio Chigi, para construir esta iglesia, utilizó todo aquello que le venía natural, construyendo como gran arquitecto, esculpiendo como nadie lo sabía hacer y pintando. En esta iglesia se percibe todo lo que el artista deseaba demostrar, con una fachada simple, la escalera semicircular de entrada y un pórtico con arco que se apoya en dos columnas sin olvidar incorporar el Gran Blasón del Cardenal Pamphili que era quien financiaba la obra.
Pero cuando ya estás en el interior del templo y ves su cúpula con ornamentos dorados y figuras increíbles de estuco, te das cuenta de todo lo que quería incluir en este proyecto. No hay más que ver el altar de bronce dorado con lapislazuli y cada uno de los detalles.

10.- El elefantito de Bernini

Fueron los dominicos quienes deseaban crear una base para el obelisco para la Plaza de la Minerva. Pensaron que la pieza maravillosa debía de descansar sobre seis colinas que representaban a las montañas que aparecen en el escudo de armas de la familia Chigi a la que pertenecía el Papa Alejandro VII, con un perro colocado en cada una de las cuatro esquinas simbolizando “los perros del Señor” Domini Canesquiere, o sea sus guardianes fieles, pero el papa dijo que ni hablar, que lo que quería era colocar una pieza como emblema de la sabiduría divina, por lo que le trasladó su idea a Gian Lorenzo Bernini y le transmitió su deseos de que estuviera inspirada en un dibujo que aparecía en la novela Hypnerotomachia Poliphili , escrita por el fraile dominico Francesco Colonna y que debería de simbolizar la fuerza mental para sustentar una “sabiduría sólida”. Como los dominicos se quedaron furiosos por la elección del Papa, criticaron siempre su obra, durante su realización pasó de todo como lo fue, la crítica de los religiosos por no haber insertado bajo el vientre del paquidermo algo para sostener la estructura del monumento.
Fue tanta la presión que tuvo que tuvo que ceder que creó un relleno de piedra debajo del vientre del animal y tuvo que disimularlo esculpiendo una silla de montar y una larga manta. Bernini como venganza a todo lo que había pasado durante todo el proceso, decidió colocar al elefante de tal manera para que no mirase a la iglesia, sino en una posición todo lo irreverente posible.
Este paseo “Berniniano” por el centro de Roma le deja a uno invadido de emociones. Visitar Roma y empaparse de Bernini es lo suyo.