Y las mujeres se quitaron el sombrero en la Puerta del Sol

Corrían los años 20 y tres artistas jóvenes iban a reescribir la historia de la cultura española desde la actual Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (entonces, Escuela Oficial de Pintura y Grabado): Maruja Mallo, Margarita Manso Robledo y Salvador Dalí. No tardaría en sumarse un tal Federico García Lorca. Juntos, realizaron lo que hoy se denominaría una «performance», una rebelión respecto a las imposiciones burguesas de su tiempo, como atestiguó Mallo: pasear sin sombrero por la Puerta del Sol madrileña. Gamberrada y, a su vez, gesto que marcó la «génesis» de un movimiento que reivindicó la vida y el legado de «ellas», Las Sinsombrero, nombre por el que se las conoce y que ahora da nombre a la exposición que repasa (en los bajos de Colón) las vidas de estas creadoras del 27.

Tània Balló es la responsable de una retrospectiva que pretende «homenajear a estas mujeres y artistas que no podemos permitir que vuelvan a caer en el olvido porque si no tendremos una historia fragmentada», explica la comisaria. Tres fueron los objetivos que se marcó la estudiosa en un proyecto que le ha ocupado desde 2009: «Reivindicar y legitimar estas figuras para acercarlas al ciudadano; revisitar la historia convulsa del siglo XX a partir de sus miradas, situándolas en el centro del relato; y evidenciar las causas de su olvido e invisibilidad y cómo todo ello nos ha afectado como sociedad», defiende Balló.

«Sin ellas la historia no está completa» es uno de los lemas sobre los que pivota un recorrido que se detiene en más de una decena de nombres y que trata de hacer justicia con unas mujeres que convirtieron la amistad en su motor: «Una de las particularidades de la Generación del 27 son los vínculos que se forjaron entre sus integrantes –argumenta la comisaria durante la visita–. Pero en el caso de ellas, esos vínculos de amistad tomaron, además, un carácter reivindicativo y de resistencia común ante la toma de consciencia de que su condición de mujeres era un obstáculo, y en verdad el único, a la hora del reconocimiento que su producción artística merecía».

Ocultamiento que, por otro lado, impulsa a Las Sinsombrero a generar nuevos modelos de feminidad, «que todavía hoy sorprende por su modernidad», afirma, que «constituirán un referente para las nuevas generaciones». Ante el nuevo paradigma que se presenta en los años 20, la producción artística de todas ellas es el reflejo de la propia fortaleza de todos estos nombres (Maruja Mallo, Marga Gil Roësset, Manuela Ballester, Rosario Suárez de Castiello, María Zambrano, Rosa Chacel, Ernestina de Champourcín, María Teresa León, Carmen Conde...) en sus oficios de artistas, decididas a perpetuar su lugar en los espacios intelectuales. De modo que, en el foco de sus obras suelen aparecer como protagonistas figuras femeninas «fuertes y emancipadas», señala la exposición.

En total, los años que Balló ha dedicado a su investigación desembocan en una muestra que reúne más de 400 piezas entre obras de arte, fotografías, documentos y objetos originales de estas Sinsombrero. Cita que se completa al final del recorrido con la proyección de No sé en qué día vivo, de Marina Alberti y José Alayón, donde se muestran imágenes que pueden representar el final de una época y el inicio de otra, «pero también podrían ser un vídeo familiar, en el que una nieta ve a sus abuelos regresar, tras toda una vida juntos imaginando cómo sería volver».

Además, se han programado tres lecturas dramatizadas y un concierto de Luisa y Cuco Pérez en el que rememoran el camino de su familia por los campos de concentración franceses durante su exilio por la Guerra Civil. «Allez, allez...», repetían entonces los gendarmes a quienes habían cruzado la frontera; palabras que ahora dan nombre al libro-disco que recupera las canciones que les cantó su madre de aquel periplo.

• Dónde: Centro Cultural de la Villa Fernán Gómez, Madrid. Cuándo: hasta el 15 de enero. Cuánto: gratis.