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Saqueadores de pacotilla

¿Robaron en el Louvre ladrones de medio pelo?

Los cuatro inculpados por ahora en relación con el robo del Louvre del pasado 19 de octubre son delincuentes residentes en la periferia de París fichados por delitos que «no responden al alto espectro del crimen organizado».

El robo del Louvre Redes sociales

No digo que las películas y series no hayan contribuido a ello, ¿pero cómo hemos podido llegar a «romantizar» un gravísimo robo en el Museo del Louvre? Es obvio que, tras conocer la noticia del saqueo de la Sala Apolo, muchos fantasiosos nos montamos películas mentales pensando, yo qué sé, en la sofisticación de «Ocean’s Eleven» o en el guante blanco del propio Arsène Lupin. No pocos nos creamos la imagen de un saqueador experto, formado en las brigadas de contraespionaje ruso-armenas, inhibiendo alarmas y sorteando rayos láser, a lo José Mourinho en el banquillo; o, por qué no, disfrazado de marchante austrohúngaro.

Y, al final, como casi siempre, va a resultar que, como en el final de aquel soneto de Cervantes, «fuese y no hubo nada»; o sea, que la realidad vuelve a ser mucho más prosáica que nuestra calenturienta imaginación: más cercana a lo chapucero de una historieta de Ibáñez o a unos aluniceros de Vallecas, que al robo del siglo dirigido por Scorsese u orquestado por un magnate londinense de origen persa que acaricia un gato de Angora mientras, sentado en su sillón de respaldo infinito, contempla sus viñedos en La Toscana.

Y es que resulta que los cuatro inculpados por ahora en relación con el robo del Louvre del pasado 19 de octubre, tres de ellos sospechosos de haber participado directamente en el crimen, son delincuentes residentes en la periferia de París fichados por delitos que «no responden al alto espectro del crimen organizado». Así lo expresó la fiscal de París, Laure Beccuau, en declaraciones a la radio France Info, donde aseguró que los cuatro tenían vínculos anteriores al robo y los dos inculpados del pasado sábado eran pareja. «Son personas cercanas, todos vivían en Seine Saint-Denis (a las afueras de París), dos de ellos vivían en pareja y habían tenido hijos. Tenemos perfiles no conocidos del crimen organizado pero que acaban cometiendo actos muy graves de crimen organizado», señaló la fiscal.

Beccuau aseguró que, con los elementos en su poder, consideran que ya han detenido a tres de los cuatro integrantes del comando (además de a la pareja de uno de ellos, inculpada por complicidad) que provocó el robo de ocho joyas de la corona francesa, valoradas en 88 millones de euros. La fiscal agregó que, además del cuarto integrante del comando, están buscando también a otros posibles cómplices, aunque por ahora consideran que los ladrones no contaron con compinches dentro del museo.

Sobre los dos inculpados este sábado, aseguró que de uno de ellos se encontró ADN en la grúa que sirvió para acceder al balcón de la galería Apolo por la que se introdujeron en el edificio gracias a una sierra radial. Una pista que les lleva a inducir que era uno de los miembros del comando, por lo que fue procesado por robo en banda organizada y asociación de malhechores. En cuanto a su pareja, Beccuau afirmó que también se encontró ADN en la grúa, pero que puede ser «de traspaso», es decir, haber llegado a ese lugar a través de un objeto y no de forma directa, por lo que está procesada solo por complicidad, algo que ella niega, según aseguró su abogado.