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Exposición
El Thyssen abre sus puerta a la siniestra e misteriosa Anna Weyant
Conocida por sus pinturas protagonizadas por mujeres jóvenes, el valor esta artista se ha incrementado con rapidez en la última década

El Museo Thyssen de Madrid presenta desde esta semana la primera exposición monográfica de la joven artista canadiense Anna Weyant, una muestra que incluye un total de 26 lienzos y obras sobre papel, seleccionadas de su producción más reciente.
Las obras de Weyant (Calgary, 1995), cuyo valor se ha incrementado con rapidez en la última década, tienen referencias que abarcan desde el barroco hasta el arte de la primera mitad del siglo XX, periodos entre los que se enmarca este monográfico de la artista, interesada en la mujer en su etapa adolescente y adulta y en las naturalezas muertas.
La propia Weyant ha seleccionado para esta exposición cinco cuadros de la colección permanente del Thyssen, entre los que se encuentran obras de Mattia Preti, Magritte y Balthus, que se podrán contemplar junto a sus pinturas en un diálogo visual, señala la pinacoteca en un comunicado.
Algunos de esos lienzos con los que la obra de la artista canadiense enlaza temporalmente son 'El concierto (hacia 1630-1635)', de Mattia Preti, o el retrato de una joven de perfil con una máscara en la mano derecha (hacia 1720-1730), de Piazzetta.
La incorporación de elementos siniestros que acechan los mundos de sus heroínas se percibe en el 'Retrato del Dr. Haustein (1928)', de Christian Schad, en el que una figura espectral se cierne sobre el protagonista, o en la ilusión creada por Magritte en 'La llave de los campos (La clef des champs)' (1936).
También se incluye en la exposición 'La partida de naipes (1948-1950)', de Balthus.
Conocida por sus pinturas protagonizadas por mujeres jóvenes, Weyant representa un mundo suspendido entre lo onírico y lo cotidiano, con un estilo figurativo moldeado por la tradición artística.
Su iconografía retoma los géneros y las convenciones de la historia del arte desde una mirada contemporánea y remite tanto a la cultura popular estadounidense como a movimientos de la modernidad de entreguerras, como el surrealismo, subraya la nota del Thyssen.
Weyant mira al pasado pero también reflexiona sobre el presente, fusionando su técnica pictórica con un humor negro y una perspectiva feminista muy actual.
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