Los vídeos, cara a cara con los cuadros
Ana Esteve Reig invade el museo madrileño con unas proyecciones que dialogan directamente con la colección del centro en "Escenarios de ficción"
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Venus comparte lienzo con Cupido. El angelote sostiene un espejo en el que se refleja la diosa, su madre, engalanada con un anillo y un brazalete de perlas. A su lado, otro marco, también dorado, casi como de época, pero esta vez la imagen no es fija, sino todo lo contrario: un grupo de jóvenes en un dormitorio no hace otra cosa que mirar las pantallas de sus móviles. Movimientos de cámara lentos y contemplativos observan el letargo de los presentes. Nadie habla, solo atienden a sus dispositivos. La escena se repite en un bucle infinito, aunque en ella encontramos de nuevo a Venus y a Cupido. Esta vez no los ha pintado Rubens, como antes, sino que los ha dirigido Ana Esteve Reig: un chico hace una fotografía a su compañera, le enseña su propia imagen y ella sonríe disimuladamente al contemplarse a sí misma.
De esta forma ha decidido dialogar Esteve Reig con la colección del Museo Thyssen-Bornemisza, actualizando tres escenas de los grandes. Tras Rubens y Looby, Hendrick ter Brugghen hace lo propio con Soñando; y Willem Kalf con Naturaleza muerta. Los tres vídeos pertenecen a la serie «Tiempo muerto: ensayo sobre la espera y el deseo» que se ha creado para estos Escenarios de ficción con los que se abordan cuestiones como «la identidad y su construcción, la importancia de las imágenes en este proceso y los elementos que configuran culturalmente la forma de ser de las personas».
El museo presenta a Esteve como «una de las artistas más destacadas de su generación», cuentan de esta licenciada en Bellas Artes por la Universidad Complutense y experta en videoarte tras su paso por Kassel (Alemania). «La característica principal de mi obra es que trabajo con el vídeo, por eso cuando recibí la invitación de realizar piezas nuevas en relación a la colección me pareció un reto profesional. Iba a poner en relación un lenguaje artístico tradicional con el vídeo, que es un viaje nuevo y con menos trayectoria», destacaba, ayer, la artista.
Si bien la trilogía ha sido compuesta para la ocasión, la sala de exposiciones de la primera planta del Thyssen se llena con trabajos antiguos que sirven al visitante como carta de presentación de Esteve Reig: tres proyecciones (El documental de Dalia, Doble ficción y Fancams) en las que, en boca de Semíramis González –comisaria de la exposición–, se puede ver «esa transición que se establece entre la infancia y la edad adulta». «Un terreno fértil para la reflexión», continúa: «Los espacios no definidos son aquellos donde aún es posible todo; la adolescencia es ese tránsito a medio camino entre una cosa y otra, donde se conforma la identidad individual, que se aleja de la independencia familiar para explorarse en relación con los otros. Como seres gregarios que somos, necesitamos a la comunidad para ser y para identificarnos». Y es ahí donde la comisaria señala a Fancams como ejemplo de «debate entre generaciones: considerar que la siguiente hornada es peor sin entrar a valorar su sentido de la vida, de las relaciones».
- Dónde: Museo Thyssen, Madrid. Cuándo: hasta el 23 de abril. Cuánto: 13 euros (entrada general).