China quiere abrir al público todas las tumbas imperiales de la dinastía Ming para 2030
En este momento solo se encuentran abiertas tres de las trece tumbas Ming en el complejo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2003
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China prevé abrir al público a lo largo de los próximos seis años las trece tumbas imperiales de la dinastía Ming (1368-1644) que forman parte de uno de los mayores y mejor conservados complejos fúnebres del mundo, ubicado a las afueras de Pekín. La iniciativa, anunciada durante el último Foro Cultural sobre la dinastía Ming, se dividirá en tres fases durante la primera de las cuales, entre este año y el próximo, se abrirán las tumbas Siling y Yongling, pertenecientes a los emperadores once y dieciséis de ese periodo.
De 2026 a 2028 los responsables del complejo quieren continuar con las tumbas Maoling, Tailing y Deling, que guardan los restos de los emperadores octavo, noveno y decimoquinto, y entre 2029 y 2030 seguirán las tumbas Xianling, Yuling y Qingling, pertenecientes a los emperadores cuarto, sexto y decimocuarto, informa EFE. Los trabajos incluirán también la apertura de las ruinas de un palacio en el que se alojaban los emperadores cuando acudían a este lugar a visitar la última morada de sus antecesores, así como la mejora de las carreteras que llevan al lugar. En este momento solo se encuentran abiertas tres de las tumbas Ming en el complejo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2003.
Según un representante del enclave citado por el diario Global Times, una vez que todas las tumbas estén abiertas al público se programarán exposiciones sobre el proceso de construcción de las tumbas y sus particularidades arquitectónicas. El sitio histórico alberga los restos de 13 emperadores, 23 emperatrices, dos princesas y 30 concubinas del periodo Ming entre los que destaca el cuerpo del último emperador de esa dinastía, Chongzhen, que cometió suicidio.
La construcción del complejo se remonta a 1409, durante el reinado del emperador Yongle, y se prolongó durante 230 años. En 2018 se anunció que la ambiciosa obra de restauración de las tumbas implicaría el desalojo de 15.000 personas, muchas de ellas descendientes de los antiguos guardianes de esos mausoleos y a las que se preveía trasladar a una "comunidad ecológica".