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La lucha de Rock Hudson contra el sida: golpe de realidad ante tanta hipocresía

El actor y leyenda de Hollywood rompió el tabú que existía en torno a la enfermedad, lucha que promovió la solidaridad y el activismo para combatirla
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Era la época de los tabús. Los tiempos donde predominaban las apariencias, deambulaban los personajes y lo real brillaba por una ausencia impulsada por el temor a no encajar. Era la época del inminente estallido hacia una sociedad más abierta e igualitaria, pero que hasta su llegada no había más que dificultades y discriminación. Esta situación se retrata en “Hollywood”, la serie de Ryan Murphy que estrenó el año pasado en Netflix. Se trata de una historia ficticia, pero que retrata cómo eran los años 50 en Hollywood: una serie de aspirantes a actores y productores hacen lo que sea para cumplir sus sueños de estrellato. Pero, si por algo destaca la serie es por su alegato feminista, inclusivo y antirracista: da igual si se es homosexual, mujer o negro, las posibilidades son para todos las mismas. Y esto, en la realidad, era todo lo contrario. Las mujeres negras desempeñaban en el cine de manera obligatoria papeles de sirvientas o criadas, mientras que mejor era que no se admitiera la homosexualidad si el objetivo era triunfar. Y, hablando de tabús, destacó uno que, por los riesgos y evidencias de su necesidad de prevención, se tuvo que normalizar: el sida.
Esta enfermedad, de la que hoy se celebra el día mundial de su lucha, predominaba en aquella época en los Estados Unidos, pero incluso los dirigentes hacían oídos sordos por estar “mal visto” el hecho de padecerla. No obstante, la llegada de una figura fue clave para normalizar y entender la situación: Rock Hudson, actor y leyenda de Hollywood, decidió hablarle al mundo y romper tabús, explicando que era homosexual y que padecía sida. En cuanto a su vida sexual, a medida que su fama iba creciendo también lo hacían los rumores. De hecho, su agente Henry Wilson -experto en captar jóvenes prometedores del cine y, como plasma en la serie de Murphy, protagonista de rumores por aprovecharse sexualmente de ellos-, obligó a Hudson a casarse con Phyllis Gates. No obstante, el actor, pasados unos años y sin querer engañarle más, solicitó el divorcio.
Años después de aquella farsa, sumando la larga experiencia como estrella de Hollywood que ya le había convertido en un icono, el sida comenzó a hacer mella en el actor. Sus problemas de salud comenzaron a ser evidentes en 1984, año en que se le diagnosticó la enfermedad, de la cual en la época se sabía muy poco y que se llegó a tildar como “el cáncer de los gays”. Al año siguiente, cerca de 20.000 personas habían muerto ya en Estados Unidos por esta enfermedad. Por ello, tratar este tema como un tabú no podría ser eterno, sino que se debía afrontar el problema y ofrecer un golpe de realidad ante tanta hipocresía temerosa de aceptarlo.

“Que mi propia desgracia sea positiva”

El presidente Reagan apoyó a Hudson por su enfermedad, aún sin ser capaz de hablar del virus públicamente pese a los datos escandalosos de afectados. Ante esta ignorancia, no solo del gobierno sino de la sociedad en general, el actor de películas como “Gigante” (1956) o “Cuando llegue septiembre” (1961) decidió hacer caso a su médico y hablar públicamente del sida. “Lo haré si crees que eso ayudará en algo”, respondió Hudson. “No estoy feliz por tener sida, pero si esto puede ayudar a otros, al menos puedo saber que mi propia desgracia tiene un valor positivo”, dijo el actor.
Rock Hudson falleció un 2 de octubre de 1985 en Beverly Hills (California) y, según explicó el periodista de “Variety” Tim Gray a la BBC, esto “supuso un escándalo. El sida era una enfermedad de la que avergonzarse. No se hablaba de ello en público”. De hecho, el beso de Hudson en una escena de “Dinastía” a Linda Evans aumentó la disputa cuando se conoció la enfermedad que sufría. “Vino el director y nos dijo que quería volver a rodar la escena, porque necesitaba más pasión. Volvimos a grabarla y Hudson hizo exactamente lo mismo, porque sabía que tenía sida y estaba tratando de protegerme a su modo”, recordó la actriz años más tarde, aludiendo a una época en la que se desconocía cómo se contagiaba el virus.
Algunos compañeros de la época del actor no dudaron en apoyarle: “Lo más importante es que logró que la comunidad de Hollywood se movilizara. Hudson era amigo de estrellas como Elizabeth Taylor o Doris Day, e hizo que la lucha contra el sida se convirtiera en una causa de la industria del cine”, señaló a BBC Michael Weinstein, presidente de la Fundación de Salud del Sida de EE UU. A partir de entonces, la solidaridad en torno a la enfermedad silenciada se comenzó a generalizar.