¿Qué fue la Nouvelle Vague, el género del que fue padre Jean Luc Godard?
Con la muerte del cineasta se va el último representante de una forma de hacer cine que huía de la forma de masas en favor de la libertad de expresión sin ataduras
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La etiqueta fue inventada por la biblia de las revistas de cine. “Chiers du Cinema” aplicó el nombre de “Nouvelle Vague” a las películas que una generación de directores entre cuyos miembros más destacados estaban André Bazin, François Truffaut, Agnès Varda, Jean-Luc Godard, Jacques Rivette, Éric Rohmer, Alain Resnais y Claude Chabrol, que apostaban por un cine que rechazaba las formas de los filmes comerciales y que creían en la máxima libertad de expresión. Muchos de estos cineastas habían sido anteriormente guionistas de películas pero decidieron liberarse en su paso detrás de las cámaras como directores.
En los años 50, en Francia había una nueva ola de espectadores cinéfilos, formados en los cineclubs, que se estaban no sólo dispuestos sino ávidos de acoger toda novedad en el terreno cinematográfico. La Nouvelle vague comienza a tomar forma en 1958 cuando Claude Chabrol dirige dos películas gracias al dinero que su mujer obtiene de una herencia: “El bello Sergio” (”Le Beau Serge”, 1958) y “Los primos” (”Les cousins”, 1958) formaban un díptico que impresionó al público juvenil de la época. Pero serán las películas de Truffaut “Los 400 golpes” (1959) y de Resnais, “Hiroshima mon amour” (1959), las que realmente anunciaban al mundo la llegada de este nuevo género que también podía tener éxito en taquilla. “Al final de la escapada” (1960), de Godard, fue la siguiente de las obras maestras de la “Nouvelle Vague”.
Casi todos los directores de esta escuela poseían un gran bagaje cultural, habían recibido buena educación y asistido a escuelas de cine. Eran grandes cinéfilos y rendían homenajes a sus directores más admirados (Howard Hawks, John Ford, Alfred Hitchcock, Samuel Fuller...) de los que incluso habían escrito libros. Sin embargo, además del cine de autor, gustaban del realismo de Jean Renoir, Robert Bresson, Jacques Tati y Max Ophuls. Así, con toda esta preparación teórica y el deseo de renovar el cine, innovaron en los ángulos de cámara, fueron vanguardistas a la hora de redescubrir la “mirada” de la cámara y también creían el poder creador del montaje, pues se reconocían férreos admiradores de Orson Welles.
En cuanto a los acabados técnicos, apostaban por instrumentos de bajo coste que les permitían mayor agilidad para grabar al hombro, con formatos de 8 y de 16 milímetros, muchos no profesionales, y rodaban en exteriores o interiores sin iluminación artificial. En algunos casos, se parecía al estilo de un reportaje periodístico, con tomas largas y de forma despreocupada, que para algunos espectadores resultaba “chapucera”. Terminaban una película en pocas semanas.
En cuanto a las temáticas, sus películas trataban de la condición humana y el aislamiento y solían ambientar sus historias en el marco de la sociedad pequeño burguesa de la posguerra, a la que pertenecían. Por último, consideraban que el cine era una especie de autoconocimiento personal, por lo que en sus películas aparecen constantes referencias personales.