«Cars 3»: Hacerse mayor a toda pastilla
La tercera entrega de la saga, y para muchos la mejor hasta la fecha, sitúa a Rayo McQueen en el trance de quedarse obsoleto ante la joven tecnología.
La tercera entrega de la saga, y para muchos la mejor hasta la fecha, sitúa a Rayo McQueen en el trance de quedarse obsoleto ante la joven tecnología.
omo en casi todas las de Pixar, las historias encierran temas serios en envoltorios dulces. Ya sea sobre la amistad, las emociones o el amor, estos dibujos están animados por filósofos, como es el caso de «Cars 3», la película en la que Rayo McQueen sigue intentando llegar el primero pero que, esta vez, se enfrenta a un enemigo más duro a batir. Crecer y hacerse mayor es el tema central de la película, que sigue ambientándose en la Piston Cup, y en la que los motores continúan rugiendo, pero en el circuito se desata por igual la competición a toda velocidad como esa inconfundible melancolía con toques de optimismo marca de la casa. Y todo porque aparece Jackson Tormenta, un coche dotado de los mayores avances tecnológicos y que se convierte en la gran nueva estrella, exactamente lo que le pasó a McQueen es sus mejores tiempos. Una ley de vida dirigida al público adulto acompañante (o no) de la película. El filme, así, indaga en una temática más profunda que sus predecesoras para crecer con sus espectadores (la primera data de hace 11 años), aunque el público más menudo se enganchará como de costumbre a las historias de superación de McQueen, que ya no es ningún chaval.
El otro capítulo en el que hay que reparar, además de la calidad de la historia, es, claro, su rendimiento en taquilla: el fin de semana de su estreno en EE UU (17 de junio), dominó la facturación recaudando 53,5 millones de dólares. Sin embargo sus dos antecesoras «Cars» y «Cars 2» ingresaron 60,1 y 66,1 millones respectivamente. Aun así, «Cars 3» fue la absoluta ganadora al derrotar a «Wonder Woman», que llevaba dos semanas consecutivas dominando la taquilla. Las primeras dos entregas de la factoría Pixar han conseguido recaudar en el ámbito doméstico estadounidense 425 millones y 1.000 millones a nivel internacional. De esta manera, la de los autos es, sin duda, la franquicia más rentable que ha tenido el estudio hasta el momento.
Con personaje femenino
La cinta está dirigida por Brian Fee, que fue el «story boarder» de las dos anteriores así como de «Ratatouille» y «Wall-E»(dos de los mejores títulos de Pixar). Según Dave Hollis, jefe de distribución de Disney, esta saga es una de las más importantes para la compañía del ratón. «Creemos que la decisión de meter un personaje femenino como Cruz Ramírez ha sido una maniobra muy inteligente» explica Hollis, «Nos hemos dado cuenta de que introducir personajes femeninos en posiciones de poder atrae mucho a las nuevas generaciones, y ahora mismo existe una nueva generación de seguidores de ‘‘Cars’’ diferente a la primera». Esta saga no solo funciona bien en lo que se refiere al «box office», sino que gran parte de sus beneficios vienen del «merchandising»; así, desde su primera entrega, ha recaudado más del 10.000 millones de dólares en ropa, juguetes, parques temáticos. Toda una máquina de hacer dinero.
Para los verdaderos amantes de Pixar, la saga de «Cars» fue en cierto modo una decepción respecto a la calidad narrativa y creativa de la empresa. Muchos quedaron con la sensación de que el sello se había entregado a las ambiciones comerciales. Pixar era diferente, no se dejaba llevar por las directrices de los ejecutivos de Hollywood. El hecho de ubicar su sede en la diminuta Emeryville (California), aislada en cierta forma de esta influencia, reafirmó el mito de una firma en la que la originalidad y la creatividad eran sus mayores atributos. Miles de artistas aspiraban a trabajar allí movidos precisamente por esa sensación. Todos sus filmes eran aclamados por la crítica y bien recibidos por el público, que sabía valorar el esfuerzo con respecto a otros estudios de animación. Sin embargo, muchos consideraron a «Cars» como su primera mala película.
A pesar de este cambio en su política creativa y de esta controversia, esta cinta es la mejor de las tres entregas aunque, quizá, se haya quedado corta con respecto a otras emblemáticas producciones de Pixar. En ella John Lasseter –director de las dos primeras entregas y de «Toy Story»– ha decidido apearse como director y dejar que otro tome las riendas, aunque estuvo muy involucrado en la producción. Una de las decisiones más importantes para Lasseter fue que Rayo McQueen dejara de ser «cool» y empezase a padecer ciertos achaques. La clave de la historia está en ver flaquear a nuestro campeón, al que se le empezará a notar la edad, y que los nuevos corredores fueran más modernos, jóvenes y con una tecnología más avanzada.
Los paralelismos entre Rayo McQueen y Jackson Tormenta son difíciles de pasar por alto. «Jackson es un poco lo contrario de Rayo McQueen en la primera película. Tiene un poco más de astucia que McQueen cuando era joven, pero, sin duda, se ve que sigue un poco el camino que la vieja estrella del circuito. Para McQueen lo importante es intentar averiguar cómo lidiar y superar a esta nueva generación. Aún no ve el momento de jubilarse, pero se está quedando atrás. Necesita mejorar», explica Lasseter. Lo que está claro es que, con nueva tecnología o con los motores como protagonistas, la verdadera materia prima de Pixar son los sentimientos. Y, aunque en pantalla solo veamos coches, en el fondo sabemos que las películas de quienes hablan son de nosotros. Seres de carne y hueso.