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Más fuerte que las bombas

Las cartas de amor del escritor Lobo Antunes a su esposa en la guerra de Angola cobran vida en pantalla.
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Las cartas de amor del escritor Lobo Antunes a su esposa en la guerra de Angola cobran vida en pantalla.
«Recuerdo el primer día que vi tu perfil de Boticelli», escribe António Lobo Antunes a su esposa, a bordo del cVera Cruz, rumbo a Angola. Aquella, de 1971, será la primera de las númerosas misivas que el entonces joven médico y futuro escritor, remita a su mujer, María José Xavier da Fonseca e Costa, en los dos años que pasará en el infierno de una guerra llena de contradicciones a la que llega recientemente casado y con su mujer embarazada. Esa correspondencia, publicada en 2005, es la base de «Cartas de la guerra», el debut en el largometraje del portugués Ivo M. Ferreira, que pudo mostrar en el Festival de Berlín el resultado: una cinta en preciosista blanco y negro donde la palabra epistolar de Lobo Antunes es incesante y subraya o se contrapone al drama de la contienda bélica. «Yo quería hacer algo acerca de la guerra colonial portuguesa, pero no sabía cómo. Un día regresé a casa y oí a mi mujer leyendo ‘‘Cartas de la guerra’’ a su tripa, donde aún se encontraba mi hijo Martim», explica Ferreira. Aquello le remitió inmediatamente a la historia de Lobo Antunes y su esposa, «un amor apasionado que ya daba frutos con un embarazo, brutalmente interrumpido por un Estado en 1971 que empujó a maridos y a hijos a una guerra en la que ya (casi) nadie creía».
«Todo es verde»
Allí, al joven Lobo Antunes le aguarda el calor untuoso de África, la soledad, el verde («ya no puedo soportalo más: uniformes verdes, vehículos verdes, paisajes verdes; todo verde»), pero también el descubrimiento de un continente «que palpita de vida, de energía, de juventud e imaginación». Y, cómo no, la literatura y la política. «Es la historia de un joven que se convierte en autor y hombre a la vez. Crece durante la guerra, y eso me interesa», explica Ferreira. En medio de la tragedia, Lobo Antunes bosquejó su primera novela y pulió sus ideas político-sociales: «Comienzo a entender que no podemos vivir sin conciencia política en la vida; estoy convencido de sacrificar mi comodidad por lo que considero importante y justo». En «Cartas de la guerra» queda patente el desinterés de Portugal y de los propios militares movilizados por aquel conflicto sostenido por la dictadura de Salazar. De hecho, la revolución de los Claveles, en 1974, supondría el cese inmediato de la aventura colonial.
Pero, tanto el epistolario de Lobo Antunes como la cinta de Ferreira tienen en el amor el eje absoluto. Un amor lejano que es, a la vez, un pretexto (acaso el único) para persistir, y es que, señala el director, «el ser humano tiene una enorme capacidad de supervivencia». Para el futuro escritor luso, que se ve como un «insecto luchando por su propia supervivencia», aquel cordón umbilical con la confortable Lisboa, le permitió soportar el sinsentido de una guerra que nadie deseaba continuar: «Y nada de esto importa porque nos tenemos a nosotros en este mundo».