Matthew Fox sobrevive a «Perdidos»

Matthew Fox no da tanto miedo en persona como en esta foto: ya no tiene mirada de psicópata y ha engordado unos cuantos kilos desde el rodaje de «En la mente del asesino». Él sabía que un físico tan fibrado inquietaría aún más al espectador: «La primera vez que leí el guión, me vino la imagen a la cabeza de que él había construido en su mente algo que justificara su comportamiento, lo que le iba quemando el cuerpo». En su salto al cine, el actor ha querido quitarse esa aura de humanismo que impregnaba al héroe de «Perdidos», la serie de J. J. Abrams que asombró al mundo durante siete temporadas. Es el antagonista de Alex Cross, el agente creado en la literatura por James Patterson que interpretó Morgan Freeman y al que ahora le presta sagacidad Tyler Perry.

Fox no ha manoseado las novelas ni tampoco ha tenido demasiado en mente las adaptaciones cinematográficas: «No he leído nada de Patterson, no quería tener restricciones». Ha dado rienda suelta a toda la información que ha ido acumulando como espectador viendo documentales y escuchando las entrevistas de asesinos en serie: «No voy a negar que me daba cierto morbo escucharlos en televisión», asegura.

Su violencia es tal y sus medios para hacer el mal tan sofisticados que el inspector Alex Cross se pasa media película preguntándose qué trauma infantil sería el origen de tanta maldad. El guión no lo desvela, pero él lo tiene claro: «Creo que somos animales, muy evolucionados, pero animales al fin y al cabo. A veces, en el reino animal nos encontramos con que, por ejemplo, en una manada de leones algo ocurre y la madre se acaba comiendo a las crías. No necesariamente ha debido tener una infancia traumática; hay personas que nacen ya así». Pero, no nos engañemos, como el mismo protagonista reconoce, en el largometraje no hay demasiado de instrospección psicológica: «A los espectadores les diría que, fundamentalmente, es una película entretenida que logrará que se sientan incómodos en algunos momentos», comenta Fox.

Como siempre, al malvado le toca ir por delante de los especialistas de la policía y utiliza para ello su espectacular condición física: «El papel era agotador porque tiene un nivel de energía muy superior al resto de personajes. Cada día que rodaba, mi mente se quedaba vacía», comenta el actor. Para colmo, tuvo que simultanear el rodaje con «Guerra Mundial Z», protagonizada por Brad Pitt, que se presume el fenómeno del próximo verano: «Era consciente de este personaje y cada vez que me subía al avión para cambiar de continente, porque una se rodó en Estados Unidos y otra en Londres, tenía que hacer un gran esfuerzo. Fue muy duro combinar». Aún no ha visto aquel filme acabado -asegura que no ve ninguno de los suyos-, pero sí un tráiler y está convencido de que será un éxito: «Tengo muchas esperanzas con esta película. Si funciona en taquilla, en la segunda y en la tercera mi personaje tendrá más protagonismo».

El intérprete descarta, de momento, volver a las series, como la que protagonizó con J. J. Abrams (en la imagen): «Tengo dos hijos, una esposa y me gusta estar junto a ellos. Grabar una serie implica tener un ritmo constante de trabajo de julio a abril. En el cine, dispongo de mi tiempo».