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«McQueen: The man & Le Mans»: Un loco al volante

Director: Gabriel Clarke y John McKenna. Guión: Gabriel Clarke. Música: Jim Copperwhaite. Gran Bretaña-EE UU, 2015. Duración: 102 minutos. Documental.

La Razón
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Parece que Steve McQueen no era un gran lector. De hecho, confesaba haber leído un solo libro, no por casualidad sobre Alejandro Magno. Una frase le impactó especialmente: «He conquistado el mundo pero no me he conquistado a mí mismo». Si el rey de Macedonia encontró en los elefantes de Poros su talón de Aquiles, McQueen hizo lo propio con su pasión por las carreras automovilísticas. Fue su desmedido mesianismo, propio de un monarca que busca desesperadamente sus límites para desafiar su impulso de muerte, el que le llevó al empeño de rodar «Las 24 horas de Le Mans», que imaginaba como su obra magna al margen de lo que pudiera decir su director, John Sturges, que no tardó en bajarse del carro, y durante cuyo rodaje puso en peligro a la mitad del equipo y a sí mismo gastando millones de dólares sin ni siquiera un guión al que hincarle el diente. El documental reconstruye con pelos y señales los pormenores de ese atribulado rodaje aportando material inédito hasta ahora, que incluye imágenes de la filmación y grabaciones de audio de entrevistas con McQueen. Al principio, la superposición de su voz sobre planos de paisajes que parecen echar de menos su figura icónica promete un «making of» a lo James Benning, pero muy pronto las cabezas parlantes invaden el relato, y los directores parecen sentirse obligados, en un gesto de visible autoindulgencia, a abusar de las secuencias de velocidad y a reconstruir, a pie de declaración, en la vieja tradición televisiva que hace redundantes al texto y a la imagen, todo lo que cuentan los entrevistados. Queda, por supuesto, el retrato de un loco de la colina, a la vez esquivo y narcisista, que posiblemente murió sin haberse conquistado.