¿Quién es el monstruo?

Escalante se aleja del realismo de sus inicios con la alegórica «La región salvaje».

Con cuatro largometrajes en su haber, el mexicano Amat Escalante acumula dos premios al mejor director, uno en Cannes, por «Heli», y otro en Venecia por «La región salvaje». ¿Rodar una película con monstruo no es una manera de desmarcarse del aliento realista de sus filmes previos? «De hecho, el monstruo llegó tarde. Las dos primeras versiones del guión no incluían ningún elemento fantástico, pero hubo un momento en que me di cuenta de que los temas que estaba tratando necesitaban un contrapunto, cómo decirlo, alegórico». Por lo demás, «La región salvaje» nació como el resto de la filmografía de Escalante: a partir de un recorte de periódico que noticiaba un crimen, en este caso homofóbico. «La manera en que se titulaba la información delataba los prejuicios arraigados en la sociedad mexicana, aunque, bien pensado –admite Escalante–, los prejuicios no son patrimonio de ningún país».

Lo más previsible en una producción de bajo presupuesto como esta es que ese monstruo alienígena hubiera permanecido fuera de campo, pero Escalante no tarda demasiado en mostrarlo con todo lujo de detalles. «Hubo un momento en que quería enseñarlo al principio, y si por mi fuera, aparecería en más ocasiones», confiesa. «No contar con su presencia me hubiera parecido una traición al espectador. Me gusta poner las cartas sobre la mesa para que el público sepa a qué atenerse, si comulga con mi visión de las cosas o prefiere quedarse fuera». La textura pulposa, tentacular, de la criatura, recuerda a la de «Posesión», de Andrezj Zulawski. «Por eso le dediqué la película. Me impactó mucho cuando la vi. También me han influido títulos del primer David Cronenberg, como “Vinieron de dentro de...” o “Videodrome”. Quería que el monstruo encarnara una sexualidad fluida, hermafrodita, que no pudiéramos identificar ni con lo masculino ni con lo femenino».

¿Y qué pasa con el elemento humano? Hay cuatro personajes en busca de algo que les dé sentido a su existencia. Alejandra está casada con Ángel, un machirulo insensible que a su vez mantiene una relación clandestina con Fabián, su cuñado. Verónica, que aparece de repente en sus vidas, será la que les pondrá en contacto con la criatura. Salen de la prisión de lo real para caer en las brasas de la autodestrucción. «Es la primera vez que les doy un guión completo a los actores, porque, por lo general, trabajo con gente que no quiere dedicarse a la interpretación», explica Escalante.