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«Red Army»: Uno para todos

Dirección y guión: Gabe Polsky. Intervienen: Vyacheslav Fetisov, Alexei Kasatonov, Anatoly Tarasov, Vladimir Krutov. EE UU-Rusia, 2015. Duración: 85 minutos. Documental
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  • Sergi Sánchez

    Sergi Sánchez

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Sergi Sánchez.- Es una idea estupenda contar los últimos cuarenta años de la historia de Rusia a través de la crónica de su equipo nacional de hockey sobre hielo
Es una idea estupenda contar los últimos cuarenta años de la historia de Rusia –que incluyen la Guerra Fría, cuando aún era la Unión Soviética, la época del Glasnost y la llegada de Valdimir Putin al poder– a través de la crónica de su equipo nacional de hockey sobre hielo, que fue el emblema del «uno para todos» del socialismo más recalcitrante. Los que no comulgan con las películas deportivas están de enhorabuena, porque en «Red Army» del deporte en sí se dan apenas las pinceladas necesarias para que el neófito perciba la singularidad de estas bestias sobre patines frente a sus competidores americanos. Gabe Polsky, que pertenece a la estela de documentalistas educada en la escuela Michael Moore, organiza su historia a partir de la figura del líder del equipo, el carismático Fetisov, que encarna en toda su noble hostilidad –al principio, el cineasta nos lo muestra con su agresividad a flor de piel, como anunciando un conflicto de intereses que nunca llega– el pétreo e insondable carácter ruso. A través de su confesión conocemos las insoportables condiciones de entrenamiento a que era sometido el equipo, la presión que sufrían para ganar, el deseo de escapar a Estados Unidos, la inadaptación a su estilo de juego, violento e individualista... El problema de «Red Army» es que parece un documental hecho antes de la caída del muro de Berlín, y resulta demasiado enfático en algunas de sus soluciones formales. Y, sobre todo, que Polsky está tan obsesionado por entretener que somete al espectador a un ritmo de montaje que, inevitablemente, pasa por encima de cuestiones fundamentales (la ruptura entre Fetisov y su mejor amigo, su vuelta triunfal a la Rusia de Putin) en beneficio de una velocidad narrativa frenética y no del todo justificada. Es como si tuviera prisa por terminar y que nos fuéramos todos de regreso a casa, como si albergara sus dudas de que un tema como éste pudiera interesar al espectador medio. Hay pocas películas en la cartelera que necesiten metraje extra, y ésta es una de ellas.