cine
Si va al cine como va a Los Caños, no comparta palomitas
Esto de ir al cine como su madre los trajo al mundo lo han llevado a la práctica anteayer un par de asociaciones nudistas en sendas salas de Barcelona y Valencia
Estoy de acuerdo con ustedes: yo tampoco acabo de ver lo del nudismo. Vale, que si es en una playa en verano pues todavía puede tener cierto pase por el rollo este de la conexión con la naturaleza, del destape de nuestro lado mamífero o, yéndonos a lo más práctico, por combatir el calor. Ahora, para ir al cine en pelotas en mitad de diciembre tienen que darse varios requisitos: estar aburrido, andar tocado del ala, tener poco sentido del ridículo y mucho afán de exhibicionismo.
Nos toman por tontos cuando tratan de vestir esta guarrería con argumentos como el libre albedrío, la reivindiación o cierta filosofía vital. A ver, muchacho, si lo que quieres es compartir palomitas y equivocarte de paquete, o si estás deseando que la del penúltimo asiento de tu fila se levante para que te pince la nariz entre sus nalgas, dilo tal cual, que ancha es Castilla. A estas alturas no vas a epatar a nadie, no vas a provocar el soponcio de ninguna señorona.
Esto de ir al cine como su madre los trajo al mundo lo han llevado a la práctica anteayer un par de asociaciones nudistas en sendas salas de Barcelona y Valencia. Seguramente, estos sátiros del séptimo arte gozan de mucho tiempo libre, porque no imagino yo a un currela de Illescas o a un olivarero de Andújar participando de estas tonterías que sólo sirven para ponernos el chiste o la columnita ligera botando.
Decía un tuitero, en relación a la noticia, que antes que la película «Tú no eres yo», hubiera sido mejor «poner ‘El último tango en París’, y que sea lo que Dios quiera». Y es curioso, porque justo acabamos de saber que la Cinemateca Francesa ha cancelado la proyección de la cinta de Bertolucci por las críticas de asociaciones feministas ante la doble violación –a manos del director y de Marlon Brando– que dijo sufrir la actriz protagonista María Schneider al rodar una escena sodomita sin su consentimiento. De esto hace más de medio siglo, pero visto que las condenas morales no prescriben, ahora serán los franceses –como en su día hicieran los españoles sometidos a la mojigatería franquista– quienes crucen los Pirineos para ver dicha peli. Y encima podrán verla en bolas. Del NO-DO al NU-DE.