Toma el dinero y «lávalo»
Denys Arcand indaga en las corrupciones del capitalismo en «La caída del imperio americano», secuela temática de «Las invasiones bárbaras», que le valió un Oscar en 2004 a la mejor película extranjera.
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Denys Arcand indaga en las corrupciones del capitalismo en «La caída del imperio americano», secuela temática de «Las invasiones bárbaras», que le valió un Oscar en 2004 a la mejor película extranjera.
Imagine que una mañana cualquiera va caminando por la calle y se ve atrapado en medio de un asalto a mano armada. Se esconde tras un coche para evitar la balacera y, cuando regresa la calma, descubre que entre las víctimas hay dos bolsos llenos de dinero. Las sirenas de la Policía ya se escuchan a lo lejos, pero no hay ningún otro testigo de lo ocurrido. Tiene apenas unos segundos para tomar la decisión crucial: ¿Se lleva usted el dinero? Dicho dilema le sirve a Denys Arcand para impulsar la trama de «La caída del imperio americano», una especie de secuela temática de su filme de 1986, «El declive del imperio americano» y de «Las invasiones bárbaras», con la que ganó en 2004 el Oscar a mejor película extranjera.
El filme se debate entre el género policiaco y una reflexión filosófica sobre el culto al dinero que, según la visión del director, ha impulsado el desmoronamiento de la sociedad. Pierre-Paul (Alexandre Landy), el protagonista, decide llevarse el efectivo, como era previsible, pero se encuentra con que necesita ayuda para lavarlo, para lo que recluta a un ex preso. Mientras tanto, «invierte» una parte en una prostituta de lujo de la que se enamora de inmediato. La policía, por su parte, está convencida de que Pierre-Paul se ha quedado con el efectivo. Arcand asegura que su intención original no era hacer una crítica social, de hecho, afirma que la película nació de un par de casualidades. Por una parte, el atraco, que en efecto sucedió en Montreal, donde vive, y que le resultó muy llamativo, «por lo que me puse en contacto con el policía a cargo del caso», y, por otra, una partida de golf improvisada con un abogado al que conoció entre swing y swing. «Me contó que tiene un apartamento en Cannes, pero no porque le interese la industria del cine, sino porque es muy práctico para tomar el tren hasta Montecarlo, donde hace negocios con varios bancos. Según seguimos hablando entendí que se dedicaba a lavar dinero», explica Arcand. «Así que tenía estas dos historias y quise encontrar un vínculo entre ellas; de ahí nació el filme. Es decir, no pensé: “Debo preocuparme por las cuestiones sociales”. Es cierto que espero que la película tenga un significado simbólico para los espectadores, aunque al inicio yo solo quería contar una historia interesante».
Reemplazar el marxismo
Por otra parte, el canadiense admite que «los cineastas siempre estamos haciendo la misma película una y otra vez. Tienes una cosa que decir y vas a indagar en ella, para mí se trata de retratar los tiempos en los que vivimos. A eso se refiere el título: estoy convencido de que cuando se hable de nosotros dentro de 500 años se dirá que hemos vivido durante la caída del imperio americano». Arcand refleja con lujo de detalles cómo sacar dinero de un país para evitar pagar impuestos, para lo que «hablé no solo con expertos en finanzas, sino también con presos, con policías y con bandas criminales. Una de las cosas que más me gusta es salir a hablar con la gente». Y, sin embargo, el filme no critica al capitalismo en favor del socialismo. Arcand deja claro que, en su opinión, «el dinero en sí mismo es apenas una herramienta, lo que importa es lo que haces con él», y añade: «Necesitamos desesperadamente una filosofía política que reemplace al marxismo. Sin embargo, no me considero pesimista respecto al futuro. En todo caso, no estaré aquí para verlo».