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cine

Tres mujeres libres

'La luz que imaginamos', toma cuerpo en otra voz silenciada, que no necesita ser representativa ni subrayada para ilustrarnos sobre qué significa ser mujer en la Mumbai contemporánea

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En una suerte de mezcla entre meditación epistolar y cine-ensayo, la ópera prima de Payal Kapadia se revelaba como un documento tan feroz como poético sobre una protesta universitaria. Había ya entonces la reivindicación de una voz colectiva, que, en la excelente “La luz que imaginamos”, toma cuerpo en otra voz silenciada, que no necesita ser representativa ni subrayada para ilustrarnos sobre qué significa ser mujer en la Mumbai contemporánea.

Hay anhelo de amor y soledad en estos tres retratos femeninos, aunque nunca tienes la impresión de que Kapadia utiliza la circulación de esos afectos para vender un mensaje político. La película es de una sencillez desarmante, porque lo único que le importa de los andamios del relato feminista es la libertad que reclaman sus personajes.  

Nacidas para cuidar a los demás, las protagonistas son tres mujeres que quieren ser libres, que necesitan vivir según sus propios términos. Kapadia se entretiene observándolas, o en su frustración por un marido ausente, o en su urgencia por vivir un amor clandestino que resuelva su miedo a la soledad, o en su deseo por reinventarse lejos de la gran ciudad.

La belleza de la película procede de la luz que Kapadia encuentra en la vibración de una gran urbe, en los rostros anhelantes de sus heroínas, en el remanso de paz que encontrarán en la costa, donde sus problemas parecen destensarse y buscar un lugar de reconciliación.