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Unidos por una hipoteca

Juana Macías aborda los problemas del matrimonio y la convivencia en pareja desde una perspectiva cómica en «Bajo el mismo techo», su tercera película como directora.
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  • M.Moleón

    Marta Moleón

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Juana Macías aborda los problemas del matrimonio y la convivencia en pareja desde una perspectiva cómica en «Bajo el mismo techo», su tercera película como directora.
Sustituir la necesidad de quererse por la obligación de tener que soportarse es algo que nunca sale bien, excepto en las películas. La última de Juana Macías, «Bajo el mismo techo», intenta demostrarlo a través de una historia delirante y en ocasiones aparatosa que teje las redes de la convivencia en pareja, pone de manifiesto las consecuencias de tener que compartir la misma casa y los pequeños rincones comunes de dignidad que queden a pesar de estar separados y derriba irónica y literalmente los cimientos de una sociedad anestesiada por la estafa piramidal del boom del ladrillo. «Cuando hay una ruptura, la lucha de poder entre las dos partes se estira, se magnifica, se exagera. Por eso es interesante observar cómo son cada uno de los personajes y poder comprender por qué son así. Nadia es la parte activa de la pareja. Ella es la emprendedora, la que busca el cambio, la inconformista, la que siempre tiene algo nuevo por descubrir y la que continuamente necesita hacerlo. El contrapunto, Adrián, es una persona que está a gusto donde está. Alguien que ha conseguido lo que necesitaba en la vida y ahora solo quiere disfrutarlo», comenta la directora madrileña. Como ya hiciera con «Embarazados», Macías utiliza con inteligencia el humor para desgranar problemas actuales que atañen al perfil generacional de aquellos que rondan la cuarentena y quieren vivir bien sin tener que renunciar a las expectativas de vida que tenían pensadas para su futuro. La casa es el escenario. El matrimonio la consecuencia.
«Quería utilizar el humor como distancia frente a lo que estaba contando. Conseguir meterme, pero no del todo. El tema que se trata en la película en concreto podría haber sido un drama. Querer tener un hijo y no poder es un drama. Querer encontrar pareja y no hacerlo, también. El no poder pagar una hipoteca o estar asfixiado con la cuota o no llegar a tiempo a pagar el alquiler es otro drama. Por eso creo que no es cuestión de los temas, sino del punto de vista. Reírse de aquello que nos preocupa también es muy saludable», añade.
Hablan ellas
En el año 2010 Juana estuvo nominada a mejor directora novel en los Goya por «Planes para mañana» y, paradójicamente, en la candidatura de este año son tres las que optan a ese reconocimiento en la misma categoría. Esta progresión de la puesta en valor de la mujer como creadora es algo que la directora relaciona con el horizonte al que como sociedad debemos aspirar ya que «el cine o la televisión son un reflejo del mundo en el que vivimos, tanto por lo que pasa delante de las películas como por lo que hay detrás de las historias que en ellas se cuenta». En esa línea de reivindicación sin flolclore, su papel como integrante de la asociación de mujeres cineastas y medios audiovisuales marca el tono de su pensamiento. «Desde asociaciones como CIMA, llevamos mucho tiempo trabajando por visibilizar nuestro trabajo, impulsar nuevos proyectos y por dar en definitiva una oportunidad a las mujeres para que demuestren lo que pueden hacer», comenta. Un reclamo que en la cinta se extiende a diferentes ámbitos temáticos facilones como el sexo. Algo que forma parte de esta trama y que se convierte en pieza clave del lenguaje utilizado por Nadia y Adrián para conseguir entenderse sin algo que implique el uso de las palabras. «Bajo el mismo techo» aspira a la risa pero no consigue provocar la carcajada. Porque un amor despeinado, siempre tiene más facilidad para volver a enredarse.

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