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Contra la vejez, espinacas

Popeye, el marino que hizo tomar verduras a los niños de la América de la Depresión, cumple 90 años, desde que el historietista Elzie Crisler Segar publicara la primera tira
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Popeye, el marino que hizo tomar verduras a los niños de la América de la Depresión, cumple 90 años, desde que el historietista Elzie Crisler Segar publicara la primera tira.
Noventa años no son nada, si no que se lo pregunten al gruñón y tuerto marinero que responde por el nombre de Popeye. Su primera aparición, de la mano de Ezlie Crisler Segar, fue el 17 de enero de 1929 para la tira diaria «Thimble Theatre». Esta serie llevaba publicándose desde 1919 en el diario «The New York Evening Journal», pero empezó a destacar gracias a Popeye. El peculiar carácter del musculoso marinero enseguida llamó la atención de los lectores del diario. De esta manera, de personaje secundario pasó a estrella indiscutible, tanto es así que la sección se llamó a partir de marzo de 1931 «Thimble Theatre Starring Popeye».
Segar se hizo cargo de las aventuras de Popeye hasta que, debido a su prematura muerte en 1938, el personaje pasó a manos de Doc Winner primero y un año después del guionista Tom Sims y el dibujante Bela Zaboly. Zaboly se mantuvo a los lápices de la tira hasta agosto de 1959. Cuatro años después, Tom Sims dejó los guiones a Ralph Stein, aunque continuó con las páginas dominicales hasta la marcha de Zaboly. A ambos lo sustituyó Bud Sagendorf, asistente personal de Segar, quien no pudo hacerse cargo de la página debido a su juventud (23 años a la muerte de Segar). Sagendorf dibujó las tiras hasta el 22 de febrero de 1986, y las páginas dominicales hasta su fallecimiento en 1994. Su sustituto fue el veterano Hy Eisman, que también es responsable de otra serie clásica: «The Katzenjammer Kids». Bobby London se encargó de las tiras diarias entre 1986 y 1992, pero su carácter satírico y mordaz (similar al que tuvo Segar en sus inicios) hizo que fuera despedido por los directivos de King Features Syndicate por tocar temas «poco adecuados en una tira familiar».
Con mucho menos éxito, Popeye probó suerte en los «cómics-book». Así, entre 1948 y la década de los 80 tuvo diferentes cabeceras (en distintas editoriales) en las que multitud de autores, incluyendo a Bud Sagendorf, realizaron nuevas aventuras del marinero tuerto. Popeye, como sucede con los personajes de Disney, alcanzó un gran éxito en Italia. Gracias a ello, entre los años 60 y 80, el editor italiano Renato Bianconi publicó también una gran cantidad de aventuras inéditas del marinero come-espinacas realizadas por dibujantes locales como Sandro Dossi, Pier Luigi Sangalli, Alberico Motta o Tiberio Colantuoni.
Sin bien Popeye disfrutó de un inmenso éxito en la prensa, el espaldarazo definitivo fue gracias a su paso por el cine, en donde repitió la fama de forma similar. Los hermanos Max y Dave Fleischer incorporaron en 1933 al fortachón en un corto animado de la sensual Betty Boop. Una vez más, el personaje reclama serie propia y la consiguió con el nombre de «Popeye the Sailor». Entre 1933 y 1942 se produjeron más de un centenar de cortos de dibujos animados en los que la voz de Popeye fue interpretada principalmente por Jack Mercer, un aprendiz de animador en Fleischer Studios que llegó al doblaje de forma casual. La popularidad también se trasladó a la radio, donde protagonizó tres seriales diferentes entre 1935 y 1938 y sumó un total de 204 episodios.
Si bien Popeye seguía apareciendo en los diarios y en diferentes cómics, la segunda juventud le llegó gracias a la televisión. Un medio con el que pudo entrar en los hogares de millones de estadounidenses y con el que dio un gran salto a través del que pudo darse a conocer definitivamente en todo el mundo. Gracias a la pequeña pantalla, para toda una generación Popeye fue un personaje «de dibujos animados». Eso se debe al gran número de episodios grabados y a sus continuas difusiones. Para King Features Sindicate se produjeron 220 capítulos de «Popeye the Sailor» (1960-1962); de «The All-New Popeye Hour», de Hanna-Barbera Productions, se emitieron 35 episodios entre 1978 y 1981; y «Popeye and Son» (Hanna-Barbera Productions), con 13 episodios entre 1987 y 1988, al que hay que añadir el especial «Popeye’s Voyage: The Quest for Pappy» (Mainframe Entertainment, 2004) coincidiendo con el 75 aniversario del marinero. Gracias a ello se pudo comercializar la imagen de estos personajes, que llegó a todo tipo de productos como juguetes, ropa, dulces, tazas, fiambreras, entre muchos otros objetos.
En 1980, el director Robert Altman estrenó «Popeye», una película musical protagonizada por un jovencísimo Robin Williams y acompañado por Paul Smith como Brutus y Shelley Duvall como Olivia. Aunque contó con guión de Jules Feiffer, un reconocido fan del personaje, la película no obtuvo el éxito que había alcanzado otras versiones del personaje. Desde entonces, Popeye no ha vuelto a tener una adaptación con actores reales, siendo las siguientes versiones en versión animada.
Una gallina mágica
La seña de identidad de Popeye, ya sea en tira cómica, en cine o en televisión, es su afición por las espinacas. Gracias a ellas podía desmontar, una y otra vez, los enrevesados planes de Brutus y su obsesión por Olivia, la eterna novia del héroe. Menos conocido es que su primera fuente de poder fue una gallina mágica de nombre Bernice. Cuando la Cámara de Productores de Espinacas de Estados Unidos quiso fomentar el consumo de esta verdura entre los más pequeños, encargó a Segar que lo introdujera en las tiras de Popeye. El resto es historia.
Para celebrar el 90 aniversario del personaje creado por Segar, King Features Syndicate anunció una nueva serie animada que debutaría en exclusiva en YouTube. «Popeye’s Island Adventures», enfocada a los más pequeños, que se ha estrenado con multitud de críticas en todo el mundo. No tanto por su enfoque en donde Popeye pierde hasta su característica pipa, sino por la escasa calidad de la producción que está a años luz de los cortos cinematográficos de la década de los 30 o de la serie animada realizada por Hanna-Barbera en los setentas.
Muy lejos de como lo imaginó Elzie Crisler Segar, más conocido como E.C. Segar (Chester, Illinois, 8 de diciembre de 1894 – Santa Mónica, California, 13 de octubre de 1938), un historietista estadounidense que empezó realizando historias inspiradas en las películas de Charlie Chaplin. Sus primeras páginas, con el título «Charlie Chaplin’s Comic Capers» las publicó en 1916 en el «Chicago Herald». Dos años después, para el «Chicago Evening American», crea la serie «Looping the Loop». En 1919 estrenó en «The New York Journal» la serie «Timble Theatre», donde, emerge la figura de Popeye. Su prematura muerte en 1938, a causa de una leucemia, nos impidió disfrutar de más creaciones de este singular autor.