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Estreno
Crítica de "Baltimore": yo fui una terrorista millonaria ★★★
Dirección: Joe Lawlor y Christine Molloy. Intérpretes: Imogen Poots, Tom Vaughan-Lawlor, Lewis Brophy, Jack Meade. Irlanda, 2024. Duración: 98 minutos. Thriller.

Parece que para comprender el alcance de “Baltimore” deberíamos verla, en programa doble, con “The Future Tense”, en la que sus directores, Joe Lawlor y Christine Molloy, reflexionan sobre su relación con la identidad nacional, entre Irlanda e Inglaterra, mientras piensan en cómo enfocar este estudio de personaje sin mitificarlo ni romantizarlo. Habría sido interesante, decíamos, tener ese contraplano documental, ese ‘making of’, para que el personaje en cuestión, Rose Dugdale, se explicara en toda su misteriosa complejidad.
Lo que vemos ahora no tiene tanto que ver con la reivindicación de un sentimiento nacionalista -en contra del colonialismo de un imperio caduco- sino con la autovalidación de una identidad en guerra con sus orígenes privilegiados, que escoge la vía del terrorismo para liberar esa rabia que, desde pequeña, cuando caza por primera vez un zorro como ritual de paso para los de su clase social, la contagia como una enfermedad mortal.
Basada en la historia real de Dugdale, “Baltimore” está contada en tres tiempos que se entrecruzan. Un relato central, el del robo en 1974 de diecinueve obras maestras de la pintura en una mansión en pleno campo, para intercambiarlas por la liberación de dos presos del IRA; y dos laterales, uno que se abre hacia el pasado, hacia la toma de conciencia política de Rose Dugdale y de la ruptura con sus privilegios de clase, y otra hacia el futuro, hacia lo que ocurre después del robo, cuáles son sus daños colaterales, cuál es la convicción última de su líder. Esta estructura singulariza el retrato, lo aleja del biopic, pero no acaba de encontrar su sentido definitivo.
Es evidente que Laelor y Molloy no quieren juzgar a esta terrorista con posibles, o al menos la pretenden observar desde la neutralidad de los que miran el mapa de un laberinto del derecho y del revés porque no encuentran una salida. Buena parte del atractivo de Rose Dugdale no está en entender lo muy lejos que está dispuesta a llegar para justificar su activismo, sino en que es un interrogante, incluso, parece ser, para ella misma, o así la encarna una excelente Imogen Poots. Todo depende de lo que busquemos en un personaje cuya rebeldía nunca se explica solo en términos políticos: hay en ella la locura discreta de los misántropos y los anacoretas.
Lo mejor:
El magnetismo de Imogen Poots encarna a la perfección la opaca rebeldía del personaje.
Lo peor:
A veces la estructura entrecortada despista y distancia en exceso del relato.
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