Crítica de "Cuando acecha la maldad": arrástranos al infierno ★★★★
Dirección y guión: Demián Rugna. Intérpretes: Ezequiel Rodríguez, Demián Salomón, Silvina Sabater, Luis Ziembrowski, Marcelo Michinaux. Argentina, 2023. Duración: 99 minutos. Terror.
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Qué fácil lo tiene el cine de terror para sangrar cuando parte de una realidad que clama al infierno. Lo sabemos, siempre ha sido un género muy sensible al aire de los tiempos, y el argentino Demián Rugna nos recuerda que, tal vez ahora, hemos redoblado la apuesta del malestar social que convirtió la década de los setenta en la edad de oro del horror cinematográfico. Cuesta muy poco reconocer en la posesión demoniaca viral de “Cuando acecha la maldad” al anarcocapitalismo de Milei extendiéndose como la pólvora por territorio gaucho, pudriendo literalmente todo lo que toca, como una pandemia que empieza en los confines del mundo, allí donde las autoridades ignoran por decreto a los invisibles, a los granjeros sin un peso que llevarse al bolsillo.
No teman, la película nunca hace evidente su dimensión política, aunque su rabioso nihilismo, que no está tan lejos del de Tobe Hooper en “La matanza de Texas” o Wes Craven en “Las colinas tienen ojos”, vomite bilis por cada poro de su piel. La suya es una piel sucia, que cae a jirones: si hay algo admirable del filme es su capacidad para ser fiel a una lógica interna que parece construirse sobre la marcha, a medida que el mal obliga a sus antagonistas a descubrir trucos para vencerlo o rendirse ante él, y su fe ciega en el género, ese lugar sin límites donde los cuerpos revientan (Lucio Fulci, otra referencia) como si no hubiera un mañana. Tal vez porque no lo hay.
Lo mejor:
Es una película que echa espuma por la boca, pura furia desatada.
Lo peor:
Rugna debería revisar “¿Quién puede matar a un niño?” para mejorar la escena de la escuela.