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Lecturas
Crítica de "Lugares", el plan más ambicioso (y póstumo) de Georges Perec
Este libro estaba inédito y ahora se publica de manera póstuma. Perec lo concibió en 1969 como parte de un plan ambicioso: un vasto conjunto autobiográfico, según sus propias palabras

Crítica de "Lugares", el plan más ambicioso (y póstumo) de Georges Perec
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Diego Gándara
La vida pasa, transcurre, y siempre nos quedará Perec, el escritor francés, nacido en París en 1936 y fallecido en Ivry-sur-Seine en1982, y cuya obra sigue alumbrando la literatura del presente y, quién sabe, aunque todo parece indicarlo, la del porvenir. Una obra ambiciosa, de corte original, en la que se mezclan el juego, el azar, los lugares, las historias, las descripciones, los espacios, la memoria y, por encima de todo y abarcándolo, insuflándolo todo, la escritura y la vida misma.
No es extraño, en ese sentido, que Perec, con novelas monumentales e increíbles como «La vida instrucciones de uso», o cortas y demenciales como «Un hombre que duerme», o con artefactos como «Me acuerdo», un viaje a la memoria hecho de pequeños recuerdos sin importancia, o «Tentativa de agotamiento de un lugar parisino», donde cuenta lo que pasa cuando no pasa nada, haya influido notablemente en escritores como Enrique Vila-Matas, Paul Auster o Roberto Bolaño, escritores que han hecho de la literatura una apuesta de riesgo y de Perec uno de sus guías: alguien que, cuarenta años después de su muerte, se ha convertido en un escritor que, más que interesante, resulta fundamental.
Como buen y fiel miembro del grupo Oulipo, Perec siempre se impuso, antes de lanzarse a la escritura de cada libro, ciertas restricciones formales y ciertas reglas de juego porque su idea de la literatura, de la escritura, era que también debía ser un juego. Algo que, a pesar de su espíritu lúdico, podía ser peligroso o llevar al escritor, y al lector, hacia un destino tan incierto, tan inquietante, como también lo son la memoria, la identidad, los espacios.
Y los lugares. Y «Lugares» es, precisamente, el título de este libro que estaba inédito y que ahora se publica de manera póstuma y que Perec concibió en 1969 como parte de un plan ambicioso: un vasto conjunto autobiográfico, según sus propias palabras, articulado en cuatro libros, «y cuya realización me exigirá al menos doce años», una cifra para nada librada al azar, sino correspondida «con el tiempo necesario para la redacción del último de esos cuatro libros.»
Los dos primeros libros, en cualquier caso, fueron abandonados por el autor, mientras que el tercero sí llegó a escribirlo y a publicarlo en vida con el título de «W o el recuerdo de la infancia» y el cuarto, este proyecto monumental y monstruoso en el que se propuso describir doce lugares de París que tuvieran algún tipo de vinculación personal con él (y hacerlo, además, dos veces: primero como evocación, como recuerdo, y después como registro, como descripción minuciosa in situ) y que quedó, con su muerte, inconcluso.
El resultado es libro demencial (hay un juego interactivo al que puede accederse en una web y hay fotos de infancia del escritor) pero que, en palabras de Perec, se adentra, casi sin quererlo, en una memoria suprema, inefable, que está más allá de exploración de un entorno que no es sólo un lugar físico, sino también otra cosa: algo que está ahí y que tiene que ver con las experiencias personales, con los recuerdos, con las sensaciones, con la vida, con la historia, de cada cual.
▲ Lo mejor
Un libro que deslumbra por su juego con la escritura, el tiempo y la memoria. Un Perec puro, auténtico.
▼ Lo peor
Nada que cuestionarle a esta obra inmensa que, eso sí, puede llegar a aburrir si el lector pretende seguir una trama secreta.
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