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Crítica de cine

El movimiento central del XX

La Razón
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l Aunque se trate de un movimiento relativamente reciente, ¿qué lugar cree que ocupará en la historia del arte?

-Creo que es el movimiento central del siglo XX. En esa época, suceden diferentes movimientos formales que efectivamente transformaron el lenguaje. Sin embargo, el surrealismo es más que eso: tiene una ambición más amplia; se trata de una actitud ante la vida con la intención de transformarla. Impregnó todo, tuvo influencia en el cine, la ilustración, la publicidad... Sin duda, es el que ha tenido una penetración mayor en nuestra manera de entender el mundo.

l ¿Se trata del primer movimiento «multimedia»?

-Hay otras corrientes en el XIX en diversos formatos, pero en el siglo XX el gran movimiento multimedia es el surrealismo. En un principio, eran poetas, pero tuvieron la ambición de llevar el surrealismo a todos los medios. Fotografía, cine, collage, pintura, dibujo, escultura... Esta muestra incluye todas sus manifestaciones; de hecho, en comparación con otras exposiciones nuestras, hay una enorme variedad.

l ¿Hasta qué punto son los surrealistas deudores de «La interpretación de los sueños», de Freud?

-Freud no es el fundador del surrealismo. Utilizaron su obra, pero lo hicieron a su modo; ni siquiera fueron fieles a las intenciones. El objetivo de Freud era el diagnóstico y la terapia para curar a sus pacientes. Los surrealistas, por su parte, querían trastocar la vida, el sentido mismo de la realidad. Era una especie de delirio colectivo. No pretendían sanar, sino liberar a la gente en un sentido utópico, como forma de locura. Y querían hacerlo mediante el sueño, donde no estamos sometidos a las normas de la lógica y la razón.

l ¿Se trata, en último término, de una propuesta de liberación?

-Sí, y en muchos aspectos afecta al deseo amoroso, entendido en un sentido muy amplio y libre. El sueño es el terreno de la omnipotencia, donde los deseos se hacen «realidad» mágicamente. Pero también es el terreno de nuestros terrores. Eso también está en la exposición; es la representación de un deseo negativo. En todo caso, los surrealistas deseaban que no permaneciera como una parte muerta y olvidada de nuestra existencia, que esa mitad de nuestra vida que pasamos soñando tuviera un papel en nuestra existencia. Como ha dicho la baronesa, se trata de una invitación a entregarse a la imaginación como una vía a la liberación.