El terrorismo de ETA explicado en viñetas
Planeta lanza en noviembre una novela gráfica basada en el best-seller de Fernando Aramburu, ilustrado por Toni Fejzula.
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Planeta lanza en noviembre una novela gráfica basada en el best-seller de Fernando Aramburu, ilustrado por Toni Fejzula.
La historia y la creatividad deben ir de la mano. Cada uno de los acontecimientos, desde la Guerra Civil hasta la Revolución Francesa, están cargados de elementos visuales que aportan casi tanto significado como cualquier enciclopedia. Un gesto, una luz entrando por una ventana e incluso un paisaje borroso por estar repleto de humo pueden explicar lo que sucedió durante el momento en el que el fotógrafo congeló ese instante o en el que el pintor trazó una línea de color sobre su lienzo. Sin embargo, no por ello las palabras son menos importantes. Ayudan a detallar lo que una imagen no alcanza a expresar: un olor, el sonido de un grito o una determinada temperatura. Raro es que una novela con éxito no acabe convirtiéndose en una película, una serie o un documental. Ponen rostros a los nombres y colores a los escenarios. Sin embargo, cada vez es más frecuente hacer adaptaciones de papel a papel. Es decir, el contar una historia ya publicada cambiando las palabras por dibujos. Ejemplo de ello es la novela «Patria», de Fernando Aramburu, de la que la editorial Planeta sacará en noviembre una edición en versión cómic. La historia de ETA en viñetas. Todo ello, gracias al trabajo de Toni Fejzula, un ilustrador que nació en Belgrado y para quien España es ya su hogar. «Vivo en Barcelona desde hace 26 años y tengo el pasaporte español desde hace 11, por lo que también soy catalán y, sobre todo, barcelonés», explica el dibujante.
«Fui en gran parte testigo de los nacionalismos y conflictos étnicos que han desmembrado mi país de nacimiento», explica. Por ello, considera que «pretender resolver dichas diferencias de forma rupturista es una quimera, es la sublimación del miedo al otro que nunca encuentra una solución satisfactoria». Con esta idea el dibujante, además de afirmar que «Patria» esconde «un mensaje importantísimo que comunicar», se volcó de lleno en esta historia de bandos y saltos en el tiempo. «Lo que pasó en el País Vasco es la historia de una barbarie sin sentido», expresa, añadiendo que contar estas historias actualmente es imprescindible. «“Patria” no es una crónica fría o estadística del conflicto vasco, sino un relato emocional desde y sobre las víctimas», afirma. Con esto, y habiendo obtenido la aprobación de Aramburu para que el proyecto se pusiera en marcha –aunque el escritor no ha participado de ninguna otra forma en la elaboración del cómic–, el dibujante, junto a su editor, David Hernando, comenzó la adaptación del best-seller.
Entender y reconvertir
¿Qué puede ofrecer un cómic que no haya aportado ya un libro del que se han vendido miles de copias? «La inmediatez visual», zanja Fejzula. «Haciendo esta adaptación he confirmado la máxima de que una imagen vale más que mil palabras, aunque esto no quita que muchas vivencias de la lectura no sean transferibles en absoluto». Ante esto, continúa explicando que la novela y el cómic se diferencian, pero también se complementan: «El libro es un artificio consensuado entre el escritor y el lector donde el primero, a través de las palabras, crea en el segundo la sensación de estar viviendo una realidad», continúa, «mientras que el cómic opera en un nivel de abstracción mucho menor». Sin embargo, el dibujante confirma que se trata de «dos medios y formas artísticas muy distintos que no se sustituyen, sino que se complementan, por ello mi trabajo de adaptador no está en copiar las palabras de Aramburu, sino en entender su mundo y reconvertirlo en otro».
Ambientada en una localidad rural de Guipúzcoa, la novela arranca en el día en que ETA dejó las armas. Sin embargo, no continúa de una manera cronológica, sino que Aramburu narra a saltos la historia de 9 personas a lo largo de unos 40 años. Para que esto se perciba a través del dibujo, Fejzula ha hecho uso de «una serie de cambios de registro y modificaciones de estilo y color intencionados, de manera que el lector pueda adivinar las rupturas y transiciones temporales siempre y cuando se mantenga un sentido unificado de la lectura». No parece fácil, aunque confiesa que no ha sido eso lo que más le ha costado adaptar, sino «curiosamente las partes menos dramáticas o “intrascendentes”, como las charlas en los cafés» y, de paso, añade que «he disfrutado igual todas las partes del cómic». De esta manera, el dibujante se ha hecho con el control de todo el proceso creativo –guión, dibujo y color– para dar forma a un relato visual y directo de lo que Aramburu plasmó en las páginas de «Patria». «La maestría del autor de la novela está en una exposición fluida que nunca deja ver la dificultad del proceso de escritura», alaba Fejzula, quien considera que «toda novela que pretenda ser legible debe poder ser pensada en imágenes».
Realismo en EE UU y drama en España
Para Toni Fejzula adaptar un libro a un cómic no es novedad. «Lo hice hace unos años con la novela “Rojo y Negro”, de Stendhal, en dos álbumes», explica. Además, explica que no es lo mismo adaptar en Estados Unidos que en España. «Aparte de que mi trabajo en el mercado estadounidense suele tener un tinte más bien realista, he hecho varias historietas cortas con un claro enfoque dramático y social para el mercado español», expresa. Además considera que este trabajo anterior ha sido un campo de trabajo previo a «Patria».