El Thyssen se echa flores
A partir del 26 de abril se podrán reservar las visitas que llevarán al público a una experiencia entre las plantas del Jardín Botánico y el arte del museo
A partir del 26 de abril se podrán reservar las visitas que llevarán al público a una experiencia entre las flores del Jardín Botánico y el arte del Museo Thyssen
La flor no solo es un elemento decorativo, sino también un contenedor de referencias y secretos. Durante años ha servido como regalo infalible para los más románticos o como ingrediente para hacer perfumes y, gracias a su gran simbología, ahora la descubrimos como herramienta del arte. La naturaleza que respira el Jardín Botánico de Madrid se ve ahora reflejada en la pintura gracias al proyecto “Al Thyssen desde el Botánico. Un paseo entre las flores”. Consistirá en una serie de visitas guiadas los días 2,3,4 y 5 de mayo en las que se ofrecerá la oportunidad de conocer la historia de las flores y la forma de dotarles de significado a través del pincel.
Primero, un paseo por el Jardín. Tulipanes, lirios, aguileñas, camomilas o peonías que, de algún modo, transportan con su historia y sus usos a épocas antiguas y presentes. Tras el recorrido por estas plantas, el siguiente paso es verlas en los cuadros del Thyssen, con el objetivo de entender cómo estas flores “encierran un conocimiento popular y se han convertido en un vehículo eficaz para transmitir simbolismos”, explica Elisa Sopeña, del Museo Thyssen-Bornemisza.
El lirio
Es una planta invasora. Su localización se extiende por todos los continentes, excepto Australia, y se adapta a todo tipo de ecosistemas, llegando a invadir grandes extensiones del terreno por vías subterráneas. Tienen una peculiaridad y es que sus cépalos se han convertido en pistas de aterrizaje para que los insectos accedan al néctar, rodeados de tres pétalos erguidos y tres caídos.
Esta flor “aparece en casi todas las imágenes de la Virgen María”, explica Sopeña. También se le conocía como “gladius”, “porque la forma de la hoja es semejante a una espada”. De esta manera, el lirio, que sirvió como medicina así como símbolo de muchas monarquías de la historia (Flor de Lys), “hace referencia a las palabras de San Lucas cuando la advierte del sufrimiento que padecerá por la pasión y la muerte de su hijo”, continúa Sopeña, “una espada que atravesará su alma”.
Un ejemplo de este uso de la simbología de esta planta es el cuadro de Rogier van der Weyden “La Virgen con el Niño entronizada”. En un espacio tan pequeño como es el de esta obra, el pintor utilizó -en las esquinas- las flores para completar su significado. De esta manera, se observa tanto el lirio advirtiendo sobre el inminento dolor que sufriría la Virgen, como la flor aquilegia.
La columbina o aquilegia
Sus pétalos son como alas de pájaro y “representan el Espíritu Santo en el arte”, explica Sopeña, “así como a la Santa Trinidad dadas sus hojas tribuladas”. Esta flor ha tenido múltiples mitologías: desde la época romana, en la que se prohibía a las Vestales -sacerdotisas de la diosa del hogar Vesta- acercarse a ella por contener un veneno mortal, hasta en historias de contrabandistas navarros quienes, para cruzar el Pirineo hacia Francia, la utilizaban como amuleto.
Esta planta se puede observar en el norte de España, en zonas templadas y en la obra de Van der Weyden y de Carpaccio. Entre las piernas del “Joven caballero en un paisaje”, obra de este último artista, están las aquilegias. De esta forma, simbolizan que el protagonista -a pesar de las diversas historias y nombres que se le han atribuido- era un caballero cristiano, acorde con la teoría de Augusto Gentile.
La azucena
Siguiendo con la simbología del cuadro de Carpaccio, encontramos esta flor que siempre se ha utilizado en la historia del arte -sobre todo a partir del siglo XIII, cuando se dieron cuenta de su poder simbólico e iconográfico. Según explica Sopeña, “su blancura inmaculada hace que se use en las anunciaciones, es la que guía al Arcángel San Gabriel”. Y, en el caso de esta obra, transmite la pureza del caballero. Siguiendo con la teoría de Gentile, quien mantenía que este protagonista ya había fallecido, la azucena transmite la pureza del caballero y, como se observa en el cuadro, “al estar esta planta atacada por una ortiga que trepa por su tallo, se observa la lucha contra la adversidad”, expresa Sopeña. Contra la muerte de un caballero que prefiere morir a deshonrarse.
El tulipán
La de esta planta es una historia interesante. Todo empezó cuando, gracias a su capacidad de reproducción y regeneración, se comenzó a observar que no todas las que cultivaban eran del mismo color. Todo fue por un pulgón con un virus que activaba o desactivaba el gen del color de la flor, produciendo toques rojos intensos o blancos respectivamente. Fue un virus lo que hizo que la aristocracia y burguesía de los Países Bajos del siglo XVI pagaran 6 mil florines por un tulipán. Lo que hoy son 2 millones de euros y que resultó ser una de las grandes burbujas económicas de la historia.
Esta planta tan cotizada, con aspecto deshilachado, se observa en “Vaso chino con flores, conchas e insectos”, de Ambrosius Bosschaert. En el centro, de color blanco, una planta que, como explica Sopeña, “representa el poder económico de la burguesía holandesa y que se convirtió en una obsesión”. Además, en este jarrón, se observan otros tipos de flores y plantas que, al proceder de épocas diferentes del año, solo la pintura es capaz de juntarlas.
Como expresaba Georgia O'Keeffe, "la mayoría de la gente, en el ajetreo de la ciudad, no tiene tiempo de mirar una flor". Y, para averiguar si esto era deseo o impedimento, la artista decidió dedicar su arte a las plantas. Pero no a una flor pequeña, sino a un lirio blanco, grande, que incluso parece desbordar al no caber entero en el cuadro. Este mensaje de contemplar la naturaleza y apreciarla es la que ofrecen tanto el Jardín Botánico como el Museo Thyssen con esta iniciativa. Además, cuentan con la aportación de la firma Ailanto que, desde su disciplina de la costura, ha lanzado una línea inspirada en el cuadro de Carpaccio y que se aprecia en las tiendas del museo madrileño.
Las reservas de las visitas -del 2 al 5 de mayo-, que serán conducidas tanto en el jardín como en el museo por especialistas, se pueden realizar desde el 26 de abril a través de la página web del Museo Thyssen-Bornemisza.