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Historia

La esencia de la hispanidad en el corazón de Londres

Una nao española desafía al revisionismo surcando el Támesis

El propio Felipe Debasa en la réplica de la Nao Santa María Felipe Debasa

El pasado 28 de mayo una réplica de la Nao Santa María, capitana del primer viaje de Colón, atravesó con gran éxito el famoso puente de la Torre de Londres en pleno siglo XXI. La nave es propiedad de la Fundación Nao Victoria, con sede en Sevilla, quien además posee o gestiona un Pailebote original de principios del siglo XX, las réplicas de un galeón y la Nao Victoria de Magallanes-Elcano. En los tiempos actuales del revisionismo de la historia, la cultura woke, el indigenismo paternalista o el climatismo de los retretes secos, parece algo arriesgado realizar una empresa de este tipo. Sin embargo, gracias al esfuerzo de la tripulación, del jefe de máquinas, del primer oficial, y del capitán, la gesta concluyó con un éxito increíble.

Detrás estaba también la programación de la programación de la travesía y sobre todo los miles de personas que de manera jovial, amigable y divertida se congregaron para recibir a la Nao; la esencia de la hispanidad arribó al corazón de la City. La singladura que remontó el Támesis atravesó las famosos plataformas antiaéreas de la II Guerra Mundial, Greenwich, el ayuntamiento de la ciudad, el famoso puente de la Torre y algunos de los edificios más emblemáticos de la City. A los pocos minutos de la llegada el acto ya se hizo viral en redes sociales y huelga decir que la práctica totalidad de los comentarios, mediante los que interactúan los seguidores, eran halagadores. Alababan la gesta original, la dureza de las condiciones, lo interesante de la nave y además recomendaban al resto de paisanos londinenses que la visitaran.

A la altura de las civilizaciones

La difusión del conocimiento y la divulgación científica debe hacerse a través de libros, museos o documentales. Pero el acercamiento también puede ser mediante series en plataformas de contenidos, podcast, gamificación virtual o el encuentro con las recreaciones históricas tan presentes ahora en las batallas. Y en este caso, poder navegar en barcos de época que es cómo recibir una clase desde dentro, máxime cuando nos acompañaba Pablo, un reputado cosmógrafo que nos dio clase para utilizar el sextante. La Santa María recordaba cómo los exploradores deseaban poner su sello en la historia. Navegar en barcos de época es común en otros países de Europa en la que denominan a los grandes veleros o barcos históricos con mástiles altos, Tall Ships. Estas singladuras no ofrecen ni de lejos las condiciones de antaño. No hay incertidumbre en lo desconocido, ni escorbuto, ni aguas rancias.

Sí pueden sentirse, sin embargo, los bailes de la nave en la tormenta, el salpicar de las olas en las cubiertas, o el encuentro nocturno con las estrellas y la astronomía.

Ningún comentario irónico sobre piratas y el caribe o Felipe II y la Armada Invencible. Tan sólo alguna referencia aislada de las que ya se pueden imaginar, y no de usuarios británicos, sino hispanos. A modo de conclusión podría extraerse que este acto puede ser un síntoma de que algo está cambiando frente a la tradicional Leyenda Negra, y es por ello por lo que, el concepto de la hispanidad resurge ahora con fuerza. La negación de lo español parece que está llegando a su fin, y sirva como ejemplo, como hoy Estados Unidos, respeta y valora lo español.

La hispanidad es una cultura y un idioma común, pero sobre todo es el diálogo de una gran comunidad que se ha ido conformando por el paso de los siglos, gracias a las aportaciones diversas a su concepto. Por eso afirmamos que es un diálogo de personas de ambos hemisferios, de Europa y América, pero también de Asia, el Pacífico e incluso Alaska o la Antártida. Esta última descubierta por españoles y probablemente también cartografiada por primera vez por españoles. Alaska, una vez fue parte de España sobre el papel, por la Bula Inter caetera de 1493 y queda de recuerdo algún topónimo. El vasco, Bruno de Haceta comandó una expedición que llegó a Sitka, en dónde bautizaron algunos topónimos de origen español, los cuales, por cierto, fueron después borrados por Cook. Algunos ejemplos someros de esta comunidad son el maíz, que llegó de América y se plantó por primera vez en Europa en Mondoñedo. Hoy, por ejemplo, no podría concebirse una Galicia sin maíz. O el vino de misa, conocido en Filipinas con el nombre de Mompó, en alusión a la empresa Valenciana que lo lleva comerció durante varios siglos. Encontramos topónimos españoles en partes del mundo tan alejadas como Australia o Alaska. El español forma, junto con el inglés y el chino mandarín, las mayores comunidades de parlantes en el mundo.

El español que no conoce América no conoce España. Los hispanoamericanos se sienten en España como en casa, y los españoles, cuando visitamos la América antes española según Bolívar, estamos de facto en nuestra segunda patria. ¿Hay que creer en la Hispanidad o en la Leyenda Negra? En la actualidad encontramos excelentes obras cuestionando la Leyenda Negra, en la senda iniciada por Emilia Roca Barea o Marcelo Gullo, a los que se suman por ejemplo la del Prof. Azcona con "El Esplendor de la América Hispana" que pronto verá la luz en la editorial EDAF. Este concepto representa también el futuro, como expone Christian Careaga cuando plantea ir explorando el desarrollo futuro de la civilización Hispana de cara al año 2050. Indudablemente, la Hispanidad debe de jugar un papel mucho más relevante entre el conjunto de las grandes civilizaciones. Es preciso despertar y plantearse estar a la altura de las civilizaciones China, Occidental e India para esa fecha, actualmente no tan lejana como parece.

Con relación a la cultura norteamericana, el expresidente Ronald Reagan decía que cualquier persona que abrazara la cultura norteamericana podría ser y sentirse estadounidense, al tiempo que afirmaba que no se podía ser francés, alemán o italiano salvo por nacimiento. La hispanidad es un concepto tan amplio, que cualquier persona que sienta esta cultura como propia puede ser hispano; en cualquiera de los confines del planeta, en donde en algún momento de la historia la hispanidad llegó para quedarse.