Fueron nuestra última explosión
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l ¿Fue banal la Movida?
–Yo sigo defendiendo ese momento como, quizás, el más enriquecedor que hemos vivido. Me resulta muy difícil generalizar, y tampoco estoy seguro de que haya pasado el tiempo suficiente, pero en estos años hemos visto la desaparición del espíritu colectivo y heterodoxo que había entonces en la creación. Existía colaboración y convivencia.
l ¿Tuvo Alaska o los Pegamoides una excesiva atención mediática?
–Alaska tiene un magnetismo personal único. Es una mente lúcida, y quizá por eso suena mejor su pensamiento que su música. No comparto la tendencia a desmitificar, porque en España estaban sucediendo cosas que eran realmente inéditas. Éste es un país de la individualidad y ver colaborar a músicos con artistas, fotógrafos, diseñadores, cineastas y poetas, en un tiempo de escasísimos recursos económicos, es algo que tiene un enorme mérito y que ojalá volvamos a ver.
l ¿Fue un tiempo positivo para la cultura española?
–A muchos niveles. Decía Borja Casani que los 80 fueron una época crucial y que no habrá otros iguales, porque, después de esos años la cultura española se diluiría en lo internacional. Fueron nuestra última explosión.
l ¿Qué caracterizó a la Movida?
–Fue una ruptura a partir de lo genuino español, con todas sus contradicciones y pasiones encontradas. Incluso tuvo algo de búsqueda de lo imposible. Hubo un momento en que pareció que estaban capacitados para hacer lo imposible, y aunque eso supuso que hubiera muchos caídos, porque para hacer lo imposible hay que jugar al límite, fue una generación irrepetible. Personas que vivieron como meteoros y cuyas aportaciones saldrán a flote en el futuro.