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Así fue la batalla de Stamford Brigde que puso fin a la era vikinga

El temible rey Harald III de Noruega trató de acceder al trono de Inglaterra pero pereció en Stamford Bridge anta Haroldo II, que tampoco pudo conservar el trono
"La batalla de Stamford Bridge"
"La batalla de Stamford Bridge"Peter Nicolai Arbo
La Razón
  • Sofía Campos

    Sofía Campos

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Cuatro candidatos de la aristocracia ambicionaban el trono de Inglaterra. El Rey Eduardo el Confesor había fallecido sin dejar descendencia y había dejado prometido el trono a dos de ellos y otros dos reclamaron sus posibles derechos. Era 1066 y la legitimidad al trono se iba a dirimir por las armas. Los cuatro candidatos eran los siguientes: Edgar, el hijo de Eduardo Etheling; Harold Godwinson, conde de Wessex y hermano de la reina Edith, viuda del Rey Eduardo; Harald III "Hardrada", monarca noruego; y Guillermo, duque de Normandía, primo del difunto y a quien había prometido en vida que sería su sucesor.
Al día siguiente del fallecimiento del monarca, Harold Godwinson se proclamó rey de Inglaterra como Haroldo II. Su ejército constaba de una tropa de élite, el "hird" de los llamados huscarles -algo así como un cuerpo de élite, una guardia pretoriana-, y un gran número de soldados comunes de la leva miliciana llamada "fyrd" -un cuerpo de mercenarios al servicio de sus notables-. Harold pensaba que su mayor amenaza procedía del sur, de Guillermo el Conquistador, Duque de Normandía, así que desplazó sus tropas hacia el sur de Inglaterra. Sin embargo, el normando no atacó y Haroldo II devolvió las tropas a Londres.
Lo que no sabía Harold era que su propio hermano, con quien había desarrollado una relación muy turbulenta durante el reinado de Eduardo, estaba operando en la sombra en su contra. Tostig Godwinson ya había tratado de sublevarse contra el monarca y fue el propio Harold quien tuvo que intervenir contra su hermano y desterrarle. Fue por eso que Tostig se alió con otro de los rivales a la sucesión al trono: el rey Harald III de Noruega, quien, secretamente, movilizó a su marina en dirección a las Islas Británicas. 300 embarcaciones llegaron a las costas del norte de Inglaterra el 18 de septiembre de 1066.
Harald III “Hardrada” de Noruega era un rey belicoso y de hecho su apodo significa “El Despiadado” y, literalmente, “el que rige con dureza”. Había viajado durante 14 años por Oriente y llegó a Rusia y a Constantinopla, donde prestó servicios en los ejércitos del Imperio Romano de Oriente como miembro de la Guardia varega de la emperatriz bizantina Zoe Porfirogeneta. Sus hazañas por el Mediterráneo se contaban con estupor y luchando en hasta 18 batallas contra árabes en Anatolia y en Sicilia. Regresó a Noruega y reclamó el trono, cosa que obtuvo a cambio de las enormes riquezas que había acumulado en sus pillajes por el sur de Europa. En ese momento, su sueño era expandir los límites de su reino. Fijó su objetivo en el sur y declaró la guerra a Dinamarca. Y, por supuesto, soñaba con llegar al otro lado del mar del Norte, a Inglaterra.
"La batalla de Stamford Bridge", procedente de "The Life of King Edward the Confessor"
"La batalla de Stamford Bridge", procedente de "The Life of King Edward the Confessor"Wikipedia
El avance de las tropas del rey vikingo era feroz e inteligente. Aprovecharon el poco calado de sus embarcaciones para entrar por los ríos del este y, en solo dos días, el 20 de septiembre, arrollaron a las fuerzas locales dirigidas por los condes Edwin de Mercia y Morcar de Northumbria en la batalla de Fulford a campo abierto. Capturaron York y asentaron un campamento. Harold II reaccionó rápidamente y movilizó a sus hombres hacia el norte.
Los vikingos eran un ejército de entre siete y nueve mil hombres, algunos recogidos de las islas Shetland y Orcadas (hoy escocesas, pero en aquel tiempo noruegas), que estaban apoyados por mercenarios reclutados por Tostig y dos mil soldados aportados por el rey Malcolm III de Escocia, rival del trono inglés. Sin embargo, los noruegos cometieron un error de cálculo. No pensaban que las tropas inglesas iban a llegar tan pronto al norte como lo hicieron. Recorrieron 325 millas en cinco días gracias a una caballería muy bien entrenada. Pillaron a las huestes de Harald III dispersas y sorprendidas mientras saqueaban y se pertrechaban.
El noruego, cuando vio llegar a los enemigos, mandó una avanzadilla para ganar tiempo, pero fueron aplastados por los ingleses. Sin embargo, la leyenda cuenta un hecho digno de las mejores sagas del norte. Un solo guerrero vikingo, de dos metros de estatura, sin armadura, y blandiendo un hacha danesa de enorme tamaño, frenó a la tropa enemiga sobre un puente, destruido y que nadie sabe dónde se encontraba exactamente, pero conocido como Stamford Bridge. Dicen las crónicas que este guerrero, en actitud “berserk”, mató a 40 hombres y que pereció por una lanza que se le clavó desde debajo del puente por sorpresa por un soldado flotando en un barril.
Sin embargo, su papel había sido fundamental. Los noruegos habían tenido tiempo para reorganizarse y de hecho ya estaban formados con su muro de escudos. Resistieron durante horas el ataque de hasta dos unidades distintas de los ingleses, que llegaban agotados por su viaje al norte. Sin embargo, cuando las tropas de Haroldo II hicieron creer a los noruegos que se retiraban y éstos rompieron la formación, llegó el contraataque decisivo. Un flechazo en la garganta acabó con la vida de Harald III de Noruega y a continuación el traidor Tostig Godwinson fue abatido. El yerno de Harald, Eynstein Orre, que se había quedado en los barcos con una guarnición de hombres, trató de lanzar un ataque a la desesperada y a punto estuvo de romper las líneas enemigas, pero los sajones vencieron.
Olaf, el hijo de Harald, supo del desenlace a bordo de uno de los barcos invasores. Haroldo II le perdonó la vida a condición de renunciar a ningún otro intento de invasión y le permitió regresar con apenas 20 de los barcos de su flota. Olaf, que fue rey como Olaf III obtuvo el sobrenombre de “El Pacífico” porque evitó las guerras y se centró en aprender a escribir y leer con caracteres latinos. Por su parte, la victoria en Stamford Brigde fue amarga para Haroldo II. Con sus hombres diezmados, heridos y cansados, regresó a Londres. Esa coyuntura la aprovechó Guillermo de Normandía para mandar a sus hombres y el 14 de octubre tuvo lugar la batalla de Hastings en la que Haroldo II perdió la vida y Guillermo el Conquistador accedió al trono.

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