Historia

Cuando Madrid pudo ser testigo de la firma de paz entre Israel y Palestina

En 1991 se celebró en el Palacio Real de la capital española un encuentro entre dirigentes de países de Oriente Próximo y de Occidente

El presidente de Estados Unidos, George Bush, se dirige a los participantes de la Conferencia de Madrid en el Palacio Real de Madrid
El presidente de Estados Unidos, George Bush, se dirige a los participantes de la Conferencia de Madrid en el Palacio Real de MadridNARA

Innumerables veces en la historia la comunidad internacional ha velado por la paz entre los países de Oriente Próximo, pero nunca se ha logrado alcanzarla. Tal es así, que a día de hoy volvemos a ver uno de los enfrentamientos más crudos y sangrientos de la historia del conflicto palestino-israelí, que volvió a aflorar el pasado 7 de octubre, tras el ataque del grupo militante palestino Hamás. Ningún debate, conversación o intento de declaración de paz han sido suficientes para acabar con esta guerra que encoge al mundo entero, aunque en varias ocasiones se haya creído una posibilidad de diálogo. Una de esas veces ocurrió en Madrid: la capital española pudo ser testigo de la firma de paz entre Palestina e Israel, en un encuentro internacional que lideró Felipe González y que se celebró en 1991.

Se trata de la Conferencia de Paz de Madrid, una cumbre celebrada el 30 y 31 de octubre, y el 1 de noviembre. En este encuentro, patrocinado por Estados Unidos y la URSS poco tiempo después de finalizar la Guerra Fría, el Palacio Real de Madrid fue escenario y testigo de una gran esperanza por solucionar las discrepancias en el Oriente Próximo. Asistieron delegaciones de Israel, Líbano, Siria, Egipto y Jordania-Palestina, siendo por tanto la primera vez en que palestinos e israelíes compartían un mismo espacio cuyo objetivo fuese el debate y no el conflicto armado. Asistieron, asimismo, el entonces presidentes estadounidense, George Bush, y el líder de la URSS -a pocos meses de su disolución-., Mijaíl Gorbachov. El resultado, nada sorprendente: no se logró disipar ninguna tensión ni se apaciguaron ningunas hostilidades entre estos países.

Si por algo destaca la Conferencia de Paz de Madrid, es porque intentó ir más allá de las anteriores intentonas de paz en el territorio de Oriente Próximo. En estas jornadas se impulsó que Israel cediese el control de los territorios ocupados desde 1967, a cambio de un reconocimiento por parte del mundo árabe. Si bien esto no llegó a ningún puerto, sí se consiguió que Yasir Arafat, entonces presidente de Palestina, reconociese al Estado de Israel como negociador en dicha Conferencia a través de una carta enviada al primer ministro israelí, Yitzhak Rabin, y viceversa. No obstante, esto no supuso ningún avance, pues los nacionalistas religiosos de ambos bandos hicieron lo posible por obstaculizar el proceso, proyectando el estancamiento que aún hoy asola a estos países.

"No han sido derribadas las barreras en la Conferencia de Madrid", declaró Isaac Shamir, entonces primer ministro israelí, antes de tomar el vuelo de vuelta hacia Tel Aviv. Por su parte, Kamel Abu Jaber, que viajó a Madrid en representación de Jordania, aseguró que "Israel puede tener la tierra o la paz, pero no ambos". Por tanto, el destino de estas hostilidades estaba servido: se comprobó una vez más (y no fue la última que se ha demostrado) que el proceso de paz en este territorio es un camino complejo, arduo, y en tiempos de desesperación hasta se antoja imposible.