Juicio a Colón: fue un descubridor, no un genocida
The Hispanic Council celebró ayer el V Foro de la Herencia Hispana, en el que los expertos denunciaron la falta de propaganda española como principal motivo por el que se ha tergiversado la figura del navegante.
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The Hispanic Council celebró ayer el V Foro de la Herencia Hispana, en el que los expertos denunciaron la falta de propaganda española como principal motivo por el que se ha tergiversado la figura del navegante.
Como decía Juan Ramón Jiménez en uno de los versos de su extenso poemario, «solo el agua nos separa». Entre España y América hay un vínculo trasatlántico que va más allá de lo geográfico: tiene que ver con la lengua y con la Historia. Ésta, a veces, contada de manera injusta. Dicha idea fue la que ayer trataron María Saavedra, Juan Eslava Galán y Enriqueta Vila en el V Foro de la Herencia Hispana, titulado «La huella de Cristóbal Colón en Estados Unidos». Una cita en la que, mediante la moderación de Daniel Ureña, presidente de The Hispanic Council –entidad que celebra cada año la herencia hispana con este foro–, debatieron sobre la manipulación tanto de la figura de Colón como de sus acciones durante el descubrimiento de América, hito que, más que polémica, debería despertar orgullo. ¿Qué hay de mito y qué de verdad en Colón? «Le levantamos estatuas no a la persona que tuvo una vida concreta, sino al gran descubridor que se merece todo por lanzarse al vacío sin ningún tipo de referencia», apunta Saavedra, doctora en Historia de América por la Universidad Complutense y que se ha encargado de redactar el informe de la celebración de este año («¿Columbus day? Sí, gracias»). Asimismo, añadió que el protagonista de foro «fue un hombre tenaz, con gran intuición y que cometió el error más fructífero de la historia», que fue el de descubrir América mientras buscaba las tierras de las especias.
«No creo que sea un mito», zanjó Vila, doctora en Historia de América por la Universidad de Sevilla y profesora de investigación en CSIC. «Él es una realidad, un gran marino y un símbolo que, a principios del siglo XX, se eligió para crear un día que nos uniera a todos», y apuntó que «al igual que fue un gran navegante, también fue un malísimo gobernante». Por tanto, el descubridor genovés demostró tanto sus luces como sus sombras, estas últimas acentuadas debido a que «los españoles siempre hemos perdido la batalla de la propaganda», apuntó Eslava Galán, escritor de novela histórica y doctorado en Historia.
El testamento de la reina
El principal aspecto que se ha deteriorado con el tiempo, tanto por la escasa publicidad por parte de España como por la escasa divulgación fiel a la realidad, es el asunto del genocidio. Según la RAE, este concepto responde al «exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano», definición que, apunta Saavedra, «no corresponde con lo que sucedió en América». «No existieron los medios», destacó, «¿cómo iba a poder acabar con la población indígena entera un puñado de conquistadores?». Sin embargo, la historiadora no niega que hubiese un descenso «brutal» de la población, pero eso se debió «a las enfermedades, fundamentalmente la mortandad en Las Antillas se dio por el sarampión, la gripe o la viruela». Además, añade otra razón: «Quien había por encima de Colón entonces era la Corona de Castilla y, según queda reflejado en el testamento de la reina, el objetivo de la colonización española en América era la evangelización, motivo por el que, además, no hubo esclavitud sino súbitos».
«Hay otro detalle», continúa Eslava Galán, «un estudio en Puerto Rico de ADN asegura que existe una alta proporción de sangre indígena entre la población de Las Antillas», cosa que rebate, de nuevo, la tendencia actual de enlazar la figura no solo de Colón, sino también de Francisco Pizarro o Hernán Cortes, con la de un genocida. «Ninguna potencia europea que haya tenido colonización ha producido mestizaje», expresa el escritor, pero España sí, cosa que se debe asimismo a que «la reina católica fomentó desde el principio que los españoles se casaran con las indias».
Armas (auto)destructivas
Aún sosteniendo Saavedra que «no quiero que parezca que a mi juicio todo fue de color de rosa», sí afirma que «hay que hacer justicia a la historia». ¿La base del problema? La falsa dialéctica actual, que está provocando «una lucha por juzgar el siglo XV con las declaraciones de Naciones Unidas y la Carta de Derechos del año 2007». Esto, que está provocando rechazo hacia el «Columbus Day» y posiciones a favor del Día de la Población Indígena, responde, de nuevo, a un largo recorrido de propaganda anti española. «El libro de Bartolomé de las Casas “Historia general de las Indias” fue el arma más preciada para destruir la imagen de España», motivo por el que «hemos renegado de un pasado del que nos han convencido de que era malo». Con esto, Eslava Galán aporta que ya no se trata solo de una destrucción externa, sino también de una «autodestrucción». Tomando como ejemplo un editorial de «The Guardian», en el que «decían que los mitos nacionales hay que mantenerlos», el autor de «La conquista de América contada para escépticos» –se editó este año– sostiene que ahí se ve «un contraste entre nosotros, que nos fustigamos continuamente y pedimos perdón por cosas que incluso no hicimos, y otros que, simplemente, tapan lo que no les interesa y magnifican lo que sí».
La hazaña de Cristóbal Colón, así como de las otras figuras que contribuyeron en el descubrimiento de América y sus consecuencias, se está viendo deteriorada por los cada vez más frecuentes movimientos indígenas. Las estatuas están siendo derribadas por unas minorías que no ven lo que realmente ocurrió en la historia. Para ejemplificarlo, los ponentes mencionan la Guerra de la Independencia, en la que los indígenas no eran tanto las víctimas, sino lo aliados, «incluso más que los criollos», apunta Vila. De hecho, hubo un indígena que en 1810 participó en las Cortes de Cádiz, así como Francisca Pizarro Yupanqui, hija mestiza del colonizador de Perú, «que vino a España para integrarse con una sociedad, supuestamente, oscurantista, racista y xenófoba», apuntó Saavedra.
Un descubrimiento sin apenas defensores
Hace un año, durante la fiesta del Día de Colón, Los Ángeles retiró una estatua de éste al grito de «no hay que celebrar al responsable de un genocidio». Este caso también se ha dado en países latinoamericanos, como Venezuela o Bolivia, y responde, de nuevo, a la falta de propaganda española con respecto a la hazaña del descubridor de América. «Se ha producido un combate entre la defensa indígena y la defensa de Colón», explica Saavedra, lanzando la pregunta «¿Pero hay que decidir?». Si bien es cierto que Naciones Unidas va dando sus pasos hacia el respeto de la singularidad, «algunos concejales, como se ha hecho en Washington, ya no celebran el Día de Colón». Además, Saavedra recuerda el caso de la estatua de 38 toneladas y 6 metros en la Casa Rosada de Argentina, que «se derribó, fue relegada y hubo una protesta por parte de grupos, por cierto, minoritarios».