Poesía

La generación «millennial» del 2(01)7

Pulsamos en el autobús 27 de Madrid los conocimientos de los jóvenes sobre este grupo de poetas y los resultados, casi todos, son desoladores

La línea 27 de Madrid recorre la distancia entre Atocha y Plaza de Castilla y suele ser utilizada por numerosos jóvenes
La línea 27 de Madrid recorre la distancia entre Atocha y Plaza de Castilla y suele ser utilizada por numerosos jóveneslarazon

Pulsamos en el autobús 27 de Madrid los conocimientos de los jóvenes sobre este grupo de poetas y los resultados, casi todos, son desoladores.

Como se dice en Castilla, hace un sol de uñas. El frío corta la respiración y las neuronas meten todavía la primera. A los pies de Atocha, Paula y Miguel Ángel esperan como cada mañana al autobús 27 de Madrid, una de las líneas más antiguas de la capital que conecta la estación del sur con Plaza de Castilla. Un buen escenario, más numéricamente simbólico que literariamente inspirador, para testar lo que los «millennials» saben acerca de otra generación como la suya, que también marcó un antes y un después, eso sí, en el mundo de las letras, no en el tecnológico. Estos dos jóvenes no se despegan del móvil, charlan con colegas por Facetime y llevan los auriculares colgados al cuello. Ni rastro de papel ni tinta.

Paula y Miguel se bajan en la última parada, donde está la academia en la que se preparan para ser guardias civiles, pero antes atienden sorprendidos a LA RAZÓN. «¿Generación del 27?, Uy, eso lo estudié hace mucho tiempo, en el colegio o algo así», asegura Paula, que tiene 18 años. Su amigo dice que él ni lee ni sabe de lo que se le pregunta. «Sí, hombre los escritores esos del 1827», le reprende ella, aunque en su afirmación haya un pequeño error de cálculo sobre el siglo en cuestión. «Mira, la verdad es que no leo mucho ni me interesa la literatura, así que si no leo lo actual como para saber del 27», dice sincera. El autobús arranca. Mucho han cambiado las cosas desde que esta línea echó a andar en 1959. A la altura de la Universidad de Industriales se sube Sara, de 20 años, a quien pese, a ser de ciencias, la literatura no se le da mal. «A la Generación del 27 pertenecía Rafael Alberti y Vicente Aleixandre», dice segura de sí misma. Al ver que no va desencaminada y que sus años de instituto no fueron en balde, apunta a que «Luces de bohemia» es una de las obras que salió de aquel grupo de magos de la escritura. Sin embargo, Valle-Inclán, aunque también se estudia en la escuela, pertenece a la Generación del 98. «La del 27 era el tema que más caía en la Selectividad, por eso me acuerdo mejor que de otros autores. Además, me gusta mucho leer, pero me cuesta engancharme», añade. El último libro que conserva en la mesilla es «‘‘El héroe indiscreto’’, de Gabriel García Márquez», dice, aunque luego matiza tras consultar con Google: «Perdona, que me confundí, es ‘‘El héroe discreto’’, de Vargas Llosa».

La juventud del siglo XXI es capaz de memorizar la lista de de participantes de «Gran Hermano» o repetir las letra de cualquier canción de Selena Gómez. Pero enumerar a los diez fundadores que en 1927 marcaron un hito poético es harina de otro costal. Aunque generalizar sea quizá caer en el tópico, pues siempre hay quien está ahí para romper cualquier noción preconcebida de la supuesta «incultura general» de la Generación Y. Miguel Moreno habla de García Lorca con soltura y dice que la poesía le encanta, aunque luego apostara por las ciencias. Lee con frecuencia a Salinas y a Cernuda. Corta rápidamente la conversación porque llegamos a su parada. Se despide con educación refinada y siempre de usted. Lo dicho, una excepción.

«Con la punta de tus dedos pulsas el mundo, le arrancas auroras, triunfos, colores, alegrías: es tu música. La vida es lo que tú tocas»... La música que sale de los cascos de Inmaculada, odontóloga de 26 años, rompe el silencio anodino del bus. Envía un whatsApp y nos atiende. Asegura que «La voz a ti debida» de Salinas es su poema de cabecera. «Los poetas del 27 eran una generación de la época de Góngora que se conocieron en la Residencia de Estudiantes de Madrid y que querían reivindicar su presencia en aquella época», describe Inmaculada. Góngora falleció en 1627 y la Residencia de Estudiantes la fundó Giner de los Ríos en 1910. Lapsus históricos aparte, «fue en un día, fue una fecha que le marca tiempo al tiempo», como diría Salinas.

«Muy fan» de Alberti

Inmaculada, que viaja en el 27 desde Gregorio Marañón a Santiago Bernabéu, asegura que también es «muy fan» de Alberti, algo que no comparten Marta y Laura. «Joé, si eso fue lo que nos cayó en el último examen, pero no me acuerdo», comentan. Ahora están en primero de Bachillerato, pero la memoria es frágil o interesada. «Eso fue un movimiento literario que quería expresar el malestar de la época y que surgió en Toledo, ¿no?», preguntan. En Sevilla, más bien. «Mira, la verdad es que yo solo leo cuando estoy en casa aburrida y sin plan. No me interesa mucho el tema de los libros, aunque sé que es importante, pero es un poco rollo», dice Marta.

Miguel no despega los ojos de sus apuntes. Tiene ahora un examen de Fundamentos de la Economía y se acaba de subir en la plaza Castilla al 27. Estudia Marketing en el CEU y asegura que en la EvAU (Selectividad para el resto de los mortales) sacó un 7 en Literatura, pero que afortunadamente la Generación del 27 no le cayó. «Supongo que sería un grupo de escritores que se formó a raíz de la crisis de aquella época para apoyarse entre ellos, pero no lo recuerdo bien. Había uno que se llamaba Jorge Salinas –Pedro, se le matiza– y, bueno, luego Lorca creo que también», dice.

Un poco más adelante, al lado de la puerta, Elena, Alba y Laura consultan unas diapositivas de esculturas. Son arqueólogas, veinteañeras ,y saben de García Lorca, de Dámaso Alonso y Alberti. Han leído «Bodas de sangre», «Yerma», «La casa de Bernarda Alba». Incluso Laura, asegura que pensó en estudiar Literatura. Elena añade que no descarta hacer Literatura Comparada. «Además, me sigo llevando muy bien con mi profesor de Lengua y Literatura del Instituto, el otro día incluso me dio un “like” en Facebook». ¿También habrían apretado García Lorca y cía el «me gusta» de Elena o compartido sus poemas por WhatsApp? Ellas se bajan a las puertas del Prado. Un buen punto de partida.