Dylan sale del agujero
Las grandes obras literarias construyen un universo propio, ya está dicho. Los textos de Dylan, recurrente candidato al Nobel de Literatura y premiado con el Príncipe de Asturias, encajan en esa categoría: ya han obtenido el reconocimiento académico por sus momentos más brillantes. Pero todos los genios atraviesan alguna vez un desierto creativo y Dylan, efectivamente, lo ha hecho en un par de ocasiones. Sin embargo, hasta en sus más bajos momentos hay rayos de luz que los fanáticos que se han quedado a vivir en su mundo ven abrirse en un verso o en una canción. Y si no, los dylanólogos están dispuestos a inventarse que existen discursos subterráneos, magias ocultas enunciadas en su voz cascada. Ése es el caso de los álbumes «Time Out of Mind», «Love and Theft» y «Modern Times», que el autor agrupa en la llamada «Trilogía del tiempo y el amor», que da título al libro y cuya mera existencia es ya, para empezar, la primera de las discusiones. El autor, que se autodenomina «dylanófilo, pero no perteneciente a la secta de los dylanityas», traza una radiografía, canción por canción, de este conjunto que supuso un renacimiento artístico en la obra del músico, pródigo en polémicas, desde la fase de «electrificación» que empezó en Newport, en 1965, o la etapa «religiosa» de finales de los setenta, y, por supuesto, sus sonadas interpretaciones ante Juan Pablo II y en el anuncio de Victoria’s Secret. Durante las grabaciones de estos tres álbumes, el músico superó graves problemas de salud que le recordaron su mortalidad, se deshizo del productor Daniel Lanois, plagió un par de veces, recibió críticas descarnadas y expuso ante todos sus dudas existenciales. Y esas cuitas se aprecian en temas tan conmovedores como «Not Dark Yet» o «Things Have Changed», que compuso en esta fase para una banda sonora y que dialoga directamente con el joven que escribió «The Times They’re a Changing». Dylan regresa al pasado y al sur, a los sonidos anteriores a la Guerra Mundial, al Delta del Mississippi, y, claro, al profundo interior de su historia y sus anhelos como si hubiera logrado desprenderse de un hechizo y viera la luz exterior. No hace falta ser un fanático de la obra del bardo para conmoverse, tal y como en el libro están expuestas, con las contradicciones y las motivaciones que ayudan a uno de los más grandes de la historia de la música a salir de su oscuro agujero creativo, a lo que ayudan las abundantes referencias y la claridad del estilo. Aunque, en el fondo, a lo mejor todo lo escrito en el libro de Izquierdo es mentira y nos estamos dejando arrastrar, otra vez, por el maquiavélico juego del maestro.