Jünger escribe de noche
«¿Cuál es la gran hora de la creación?», se pregunta Ernst Jünger en este libro para responderse, enseguida: «Cuando aparece la noche». Humorada o no, lo cierto es que en «El autor y la escritura» el escritor alemán ofrece una serie de reflexiones sobre el complicado oficio de escribir, además de preguntarse por el lugar que la escritura ocupa en una sociedad donde la poesía ya no ostenta ningún rango, donde sólo queda el consuelo de crear cuando la noche aparece. «Los apuntes siguientes, que fueron surgiendo en el transcurso de los años, tienen que ver con la creación en el dominio de las musas, sus requisitos y sus consecuencias, y también con su delimitación», señala Jünger al comienzo del libro (publicado originalmente en 1984) y en el que esboza, entre la socarronería y la lucidez, una serie de circunstancias que deberá atravesar cualquiera que se sienta inclinado a dedicar su arte a las musas.
Los padres del futuro escritor, por ejemplo, señala Jünger, harán cualquier «cosa para disuadirlo o al menos para dirigir la inclinación hacia un camino que, aunque muy modestas, promete utilidades». Y agrega: «Es mejor, después de todo, que el muchacho toque para acompañar los bailes de las aldeas y no que «con puro canto» se consagre al Musageta».
Sincero, irónico, y por momentos con una inteligencia extraordinaria y sin paliativos, Jünger, sin embargo, con estas reflexiones no pretender brindar lecciones o consejos a los futuros escritores, quizá porque es consciente, como Séneca, de que los consejos es mejor no darlos, sino simplemente recibirlos. «De estas anotaciones no espero ningún resultado pedagógico, ni tampoco aspiro a él –señala Jünger, conocido también por sus diarios durante la primera y segunda guerra mundial y sus experiencias con psicotrópicos–. Es imposible evitar que cada uno pague las costas de su aprendizaje. Las experiencias son mejores que las advertencias. No obstante, algunas luces de situación podrían servir a éste o aquel joven que sueña con internarse en el mar abierto, y que a ello se siente llamado».
Escritores, periodistas, críticos literarios, la cultura política y la política de la cultura. Nada que pertenezca al ámbito de la literatura queda fuera de discusión en este libro mordaz y escrito desde la experiencia de un escritor que, por otra parte, vivió un poco más de cien años. El tiempo suficiente para comprender que, al final del camino, el oro para pagar la creación en las actividades de las musas es una especie de oro onírico y fantástico, que se gasta más fácilmente que el salario en mercurio.