La banda sonora de Robert Crumb
Un volumen recoge los retratos que Robert Crumb realizó dedicados a los gigantes del blues, el jazz y el country, una de sus pasiones confesadas, y que ahora edita Nórdica
Es uno de los grandes dibujantes del siglo y un amante confeso del jazz, el country y el blues. El artista norteamericano rinde homenaje a las músicas de su vida en un delicioso volumen ilustrado que edita Nórdica.
Es fácil encontrar en las librerías obras en las que un artista se pone al servicio de un texto creando un maridaje a veces irregular –sobre todo cuando destaca uno por encima del otro– y otras perfecto cuando entre palabra y dibujo la armonía es perfecta. Lo que ya no es tan frecuente es que un ilustrador ponga todo su talento en valor de un sonido, de una música. Eso es lo que podemos encontrar en una joya publicada por Nórdica Libros. Se trata de «Héroes del Blues, el Jazz y el Country», una obra firmada por Robert Crumb, uno de los grandes maestros del cómic contemporáneo.
Crumb nunca ha ocultado su fascinación por la música y para muchos es recordado como el responsable de una de las mejores portadas discográficas de la historia, la que realizó para el mítico álbum «Cheap Thrills» de Janis Joplin y su banda. El creador de él siempre ha mostrado una especial fascinación por algunas de las mejores voces de la música estadounidense de todos los tiempos, hasta el punto de convertirse él mismo en un compulsivo coleccionista de vinilos prácticamente imposibles de localizar, un material que guarda celosamente en su domicilio de Sauve, en el sur de Francia, donde vive desde hace años. El libro rinde homenaje a grupos y vocalistas en ocasiones no muy conocidos fuera de Estados Unidos y que forman parte del mundo de Crumb.
«Héroes del Blues, el Jazz y el Country» tiene un punto de partida curioso, como explica en la introducción del volumen el realizador Terry Zwigoff, responsable del documental «Crumb». Hacia 1980, Crumb dibujó esta serie con la idea de que se incluyera una de esas imágenes como cromo que acompañaba a los vinilos que se vendían en Yazoo Records, una tienda de Nueva York, dirigida por Nick Peris. Apunta Zwigoff que «Nick tenía probablemente la mejor colección de discos de blues de 78 r. p. m. de antes de la guerra en todo el mundo, y en un auténtico acto de amor, lento pero constante, volvió a editarlos en compilaciones de vinilo, una labor que han continuado tras su muerte Shanachie Records y su viejo amigo, Richard Nevins».
Fue Perls quien pensó que lo mejor era reunir en una caja única una treintena de cromos, convirtiéndolos en un producto más de su establecimiento. Asimismo, encargó al dibujante la realización de una serie de carteles anunciando las citadas cajas y que se convirtieron casi de inmediato en piezas de culto para coleccionistas y amantes de los cómics y la música. El éxito fue absoluto. «Los cromos eran atractivos y coloridos, y se vendieron bien desde el principio. A lo largo de los años se reimprimieron varias veces, y los derechos pasaron de Nick a otros editores. Tras su muerte, el material gráfico de los cromos se vendió y hoy pertenece a un exitoso director de cine del norte de California. (No, no soy yo)», rememora Zwigoff.
Robert Crumb incorporó en estas obras los nombres que lo han acompañado musicalmente. En el apartado country, su primera idea era limitarse a las bandas de cuerda, pero también añadió a músicos como Jimmie Rodgers o la Carter Family. A ello se le sumó el querer dar reconocimiento a artistas que habían permanecido en un injusto anonimato. Esas buenas ideas desembocaron en la complejidad de poder localizar imágenes. Por ejemplo, fue todo un reto que el dibujante se hiciera con documentación gráfica sobre Mumford Bean and His Itawambians, una formación de la que se conoce que solamente grabó un disco en Memphis, el 17 de febrero de 1928, hoy convertido en una joya buscada por los más ávidos coleccionistas. Son sonidos como los de esa formación a los que el dibujante rinde homenaje no sólo con sus obras sino también como intérprete, banjo en mano, de R. Crumb and His Cheap Suit Serenaders y que en ocasiones sorprende con algún concierto de pequeño formato, como los que ha realizado en Sauve frente a la puerta de la galería que regenta su esposa Aline Kominsky-Crumb.
Zwigoff explica cómo pudo ser testigo privilegiado de la realización de los cromos, acompañando a Crumb a comprar los materiales artísticos en Flax de Market Street, en San Francisco, donde el dibujante se hizo con láminas de Pantone que empleó para colorearlas en las series de blues y country. Para el jazz optó por la acuarela, vehículo con el que pudo retratar a Jimmy Blythe, «Duke» Ellington, Lammar Wright, Fletcher Henderson, Louis Armstrong o Benny Goodman, entre otros.
- Discoteca privada
Pero además de las fotografías que sirvieron como modelo para las imágenes, Crumb tuvo otra inspiración y es la misma música, algo que refuerza Nórdica en esta edición con la inclusión de un CD con el libro y en el que podemos escuchar a héroes del blues como Blind Willie McTell, Fank Stokes o Cannon’s Jug Stompers; pioneros de la música country como Shelor Family, Crockett’s Kentucky Mountaineers o East Texas Serenarders; o los primeros grandes del jazz como «King» Oliver’s Creole Jazz Band, Jimmy Noone o Clarence Williams’ Blue Five. Todo un festín para los amantes de la buena música y una manera de saber algo más de los sonidos que guarda Crumb en su discoteca privada.
Pero, ¿dónde está el origen de esta pasión? La revelación llegó, como él mismo explicó en el texto de 1998 «La búsqueda de la vieja música», en 1959 cuando era un muchacho de 15 años y al que le gustaban «las cosas viejas», hecho que lo convertía en un excéntrico, el mismo que se lo pasaba en grande con las películas de Laurel y Hardy o que vestía un largo abrigo a la manera de los que lucía Abraham Lincoln. El descubrimiento vino con un disco titulado «Happy Days and Lonely Nights», de Charlie Fry and His Million Dollar Orchestra. Era, como él mismo ha apuntado, «la música que estaba buscando». Fue esa música la que lo convirtió en coleccionista, visitando, por ejemplo, los barrios negros de Dower (Delaware), buscando rarezas del jazz o del blues, una afición que hoy conserva, rodeado de vinilos de 78 r.p.m.
Esquivo y de vida bohemia
Robert Crumb vive alejado del mundanal ruido. En 1991 se trasladó a Francia y, a diferencia de muchos otros dibujantes o historietistas, no se prodiga en absoluto en los eventos de esta industria. Desde Ficomic han intentado contar varias veces con él, pero Crumb siempre ha declinado la propuesta de ir al Salón del Cómic de Barcelona. «No por ser nosotros –matizan desde la organización–, sino porque no va a ningún lado, evita las multitudes, es un tipo esquivo, de vida bohemia».
«Cheap Thrills»: una portada de Janis Joplin como precedente
Probablemente la portada de «Cheap Thrills» (en la imagen), disco de Janis Joplin y su banda (Big Brother and The Holding Company), sea uno de los mejores resultados del maridaje entre la música y el cómic con Robert Crumb también como protagonista. El artista Dave Richards, el responsable de pintar sicodélicamente el mítico Porsche 356C Cabriolet de la cantante de voz rota, fue el receptor de una petición de Crumb: le gustaría conocer a Janis. Eran los años en los que San Francisco acogía lo mejor de la cultura «underground» en la que el dibujante se movía como pez en el agua, convirtiéndose en un nombre de culto. Cuando ella lo supo se entusiasmó y se preguntó en voz alta si Crumb podría hacer la portada de su nuevo trabajo. «Sí, haré la portada del álbum, pero lo único que quiero es, cuando conozca a Janis, poder pellizcarle su teta», dijo el padre del gato Fritz como condición. Ambas parte cumplieron el acuerdo.
«Mis héroes del blues, jazz y country»
Robert Crumb
NÓRDICA
240 págs,
23,75 eur
(-book, 10,90)