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Suecia

Lars Kepler: «No creo que la ley sea tan inteligente como debería»

Lars Kepler son Alexander y Alexandra
Lars Kepler son Alexander y Alexandralarazon

En 2010 irrumpió en el mundo literario un nombre misterioso que se había convertido en el nuevo amo de la novela negra, Lars Kepler

En 2010 irrumpió en el mundo literario un nombre misterioso que se había convertido en el nuevo amo de la novela negra, Lars Kepler. Su primer libro, “El hipnotista”, dio comienzo a una saga protagonizada por el comisario Joona Linna. Ahora, con más de cinco millones de ejemplares vendidos, presenta la quinta entrega de la serie, "En la mente del hipnotista", y descubrimos quién es Lars Kepler: el matrimonio formado por los escritores Alexander Ahndoril y Alexandra Coelho Ahndoril.

¿Por qué usar un seudónimo?

Alexander: Queríamos escribir juntos pero discutíamos todo el rato sobre nuestro estilo literario. Lo intentamos con una obra de teatro y casi acabó en un divorcio, pero no queríamos perder esta idea porque el trabajo de escritor es solitario y nos gusta compartirlo. Entonces pensamos en crear otro escritor. Puede parecer estúpido pero cuando teníamos esta nueva identidad las discusiones cesaron porque ya no éramos nosotros. Yo tenía el nombre de Kepler porque me gustaba.

Alexandra: Lars es un homenaje a Stieg Larsson. Quedamos en mantenerlo en secreto, enviamos el manuscrito de forma anónima a las editoriales, tampoco se lo contamos a nuestros hijos.

Mucha gente se preguntó quién era Lars Kepler, ¿teníais algún tipo de presión por ello?

Alexander: Un periódico nos buscó y sospechó de varios escritores como Henning Mankell mientras nosotros estábamos escondidos en nuestra casa veraniega.

Alexandra: Creo que nombraron a todos los escritores de Suecia menos a nosotros. El periódico tenía una línea telefónica a la que se podía llamar para dar pistas sobre quién era Lars Kepler y nosotros llamamos dando pistas falsas.

La hipnosis a veces no está bien vista, ¿qué opináis de eso?

Alexander: Las policías de todo el mundo están usando hipnotistas, pero nunca hablan de ello. Seguro que en España también ocurre. A veces lo necesitas cuando hay una víctima traumatizada. Hay gente que sigue pensando que la hipnosis es falsa.

¿Es YouTube un peligro?

Alexandra: Es muy extraño. Estamos al principio de entender lo que las redes sociales nos hacen y el poder que pueden llegar a tener. Nuestra hija de 10 años está todo el día viendo vídeos de cocina, y, por otra el ISIS lo usa para promocionarse. Es un mundo nuevo.

Alexander: Tanto que la policía no tiene las herramientas para tratar los crímenes en Internet.

¿Tenéis mucho contactos con policías?

Alexandra: El mes pasado fuimos a una cárcel de máxima seguridad de Suecia con los peores asesinos. Estuvimos un día entero y fue terrorífico. Me alegraba que estuviéramos los dos juntos.

Joona termina condenado, ¿por qué hacer eso con el protagonista?

Alexander: Él es una persona real, y ahora está en prisión, por eso fuimos a visitar esta cárcel de hecho. Cometió un crimen intentando ayudar a su amigo y debe estar preso. Estamos escribiendo el siguiente libro en el que Joona está entre rejas poniéndose fuerte haciendo ejercicio. También hemos recibido muchas cartas diciendo que hemos sido demasiado duros con él.

En 2012 “El hipnotista” fue llevado al cine, ahora se está preparando una serie de la saga. ¿Qué formato preferís, televisión o cine?

Alexandra: Estábamos muy decepcionados con la película. Nuestra esperanza está en la serie.

Alexander: Escribimos novelas muy complejas con bastantes personajes y dos horas de filme no son suficientes para entrar en profundidad.

¿Y las películas de Millenium?

Alexandra: La primera no está mal, pero las demás son terribles. No tenemos buenos guionistas en Suecia, no se lo toman en serio. La sombra de Ingmar Bermar ha destrozado a generaciones de cineastas suecos.

¿Creéis que todos los actos, aunque sean asesinatos, tiene alguna motivación?

Alexandra: Una justificación nunca puede ser una excusa, pero no creo que nadie nazca malvado ni bueno. Pero hay gente que toma decisiones muy malas y son arrastrados.

Alexander: Puedes tener la infancia más terrible pero matar a alguien es una elección que tomas pensando que resolverás una situación. Eso es lo interesante.

¿Cree en la reinserción social o sois más partidarios de la cadena perpetua?

Alexander: Creo en ello, pero sé que es muy complicado, y estoy en contra de la pena de muerte. Hemos leído bastante de esto y sabemos que hay muchos casos sin solución. Los prisioneros están esperando para salir y no se arrepienten de nada porque no hay tratamiento. Si están en la cárcel durante 20 años por un crimen, en el momento en el que salgan pueden matar durante la primera semana. Que entiendan a las víctimas, o conozcan a los familiares, puede crear un arrrepentimiento, y sería posible con mucha terapia, pero en esta sociedad no existen los recursos para esto.

Alexandra: Si oyes hablar de un crimen en el que le hagan algo terrible a un niño, reaccionas con ira, quieres vengarte, estamos llenos de odio. La violencia es una de las historias de la humanidad.

Tarantino argumenta que los personajes de sus películas disfruten de la violencia porque el público debería disociar esa experiencia cinematográfica con la vida real. ¿Estáis de acuerdo?

Alexandra: Todos necesitamos contar historias con violencia en la ficción porque lo llevamos dentro, son los sentimientos que todos tenemos y por eso existe la novela negra, queremos ver venganza. Nosotros nunca hacemos que la violencia sea hermosa, en nuestros libros es horrorosa, como un respeto a las víctimas y los actos de violencia.

Alexander: Siempre se podría discutir sobre glorificar la violencia. Siempre habrá alguien que no lo pueda llevar bien, pero si eso ocurre es por esa persona, no por la película de Tarantino.

¿Estáis de acuerdo con juzgar a un asesino por jurado popular?

Alexandra: Soy pesimista respecto a eso. No cero que la ley sea tan inteligente como debería. Los crímenes crueles afectan a la gente, queremos venganza, y la ley debería tener la mente fría y el corazón caliente.