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Nativel Preciado homenajea al periodismo de la Transición

Publica «Canta sólo para mí», Premio Fernando Lara 2014. La novelista recuerda que «cuando los derechos no se ejercen, acaban perdiéndose»

La autora traza un retrato de los últimos años del franquismo
La autora traza un retrato de los últimos años del franquismolarazon

Los rescoldos de una conversación han supuesto más de una vez el germen de una historia. Nativel Preciado encontró en las palabras de una amiga el argumento propicio para narrar la zarandeada memoria de la Transición. El nombre de Muriel, una reportera gráfica, se convertirá en el reflejo de un tiempo donde los ideales y los idealismos mantuvieron un sostenido duelo con la realidad. «Escribí este libro porque la gente me pregunta cómo es una dictadura. Existe la idea de que es un mundo sombrío, donde nadie puede hacer nada de lo que quiere. Pero hay que señalar que la vida, al final, late por encima de las prohibiciones». A raíz de un premio, su protagonista revivirá esa época y «una historia de amor voluptuosa, muy irracional, en un periodo donde a las mujeres les estaba prohibido amar de esa manera, porque se les podía retirar los derechos civiles por mantener una relación con una persona mayor. Dependían de la postestad del padre y luego del marido y se les podía retirar el pasaporte». Ella se enfrentará a esas dificultades en un periodo convulso durante el cual las jóvenes lucharon por abrirse camino en un mundo de hombres. «Había un movimiento feminista y se lograron progresos. Pero éstos, como todos los derechos adquiridos, cuando no se ejercen, se pierden. Ahora estamos en una época de cambio radical. La generación que aprobó la Constitución ha estirado esos logros. En este momento se pide que se vayan los veteranos. Se inaugura un capítulo de grandes incertidumbres. Con la abdicación del Rey se abre una nueva etapa. Me gustaría tener 20 años para poder contarla».

-¿Por qué hay que luchar ahora?

-Porque la juventud recupere su sitio. No puede ser que esta generación esté perdida, que haya un 55 por ciento de paro. Eso es un escándalo.

En la década de los setenta comenzó un periodismo nuevo, que se sacudió las cadenas de la censura y que ahora arrastra una multitud de heridas y fallas. «Estamos en crisis y entonces éramos muy pocos. Recuerdo hablar a la vez con Alberti, la Pasionaria y Carrillo. Era posible porque no había micrófonos por en medio. Los periodistas nos sentábamos en los escaños del Congreso con los diputados. Esos privilegios son impensables hoy porque somos muchos». La cuestión pendiente, ahora, es si estamos viviendo una segunda transición, como auguran algunos. «Lo que se hizo entonces fue escuchar el clamor de la calle. Todos queríamos una democracia sin violencia salvo una minoría. Se deseaba una evolución pacífica porque proveníamos de una dictadura. Pasar de un régimen así a uno democrático no se había hecho nunca antes». Para Nativel Preciado muchas de las reivindicaciones sociales que están impregnando el debate público irán llegando a la arena política y augura que próximamente «habrá que renovar la Constitución. Probablemente en la siguiente legislatura. Ojalá existan consensos, porque actualmente nadie desea que todo lo que se ha tardado tanto en construir se desmorone».

Crónica del desencanto

La crisis, pero también «el desprestigio de los que han hecho tongo», ha distanciado a la sociedad de los grandes partidos. «Existe la sensación de que nos han engañado, no han cumplido sus promesas y tampoco han resuelto nada. La gente se vuelca en las nuevas formaciones porque traen esperanza y nada ha demostrado aún que sus programas no se pueden cumplir», explica la novelista.