Un caso de «gore emocional»

Si este libro fuera acompañado de un prospecto, los efectos secundarios advertirían: lacera, arrincona, provoca náuseas.... No puede existir un adulto así. Sólo el innegable morbo y la necesidad de definir estas páginas nos impele a continuar. La autora es militante de la «literatura del yo» y no en vano lo ha contado todo: su efímera homosexualidad, la relación con su hija, con su ex marido, y, cómo no, su aireado incesto, ya narrado en una anterior novela. La sinopsis de este libro es breve: a los 13 años Christine se reencuentra con su padre, un hombre cultísimo, bon vivant y traductor en el Consejo de Europa. Él la seduce y ella, rendida de admiración, se enamora. Las relaciones incestuosas se prolongarán hasta 16 años, cada vez que pasa con su padre «una semana de vacaciones».

Dueña de un estilo entrecortado y de una punzante tendencia a la repetición, le debe no poco a Céline. Con un contenido «gore emocional» convierte a sus lectores en voyeurs ocasionales y psicólogos improvisados. ¿Exhibicionismo? ¿Provocación? ¿Drenaje? Es una clara representante de esa moda francesa que aborda la literatura autobiográfica como Hervé Guibert o Michel del Castillo... Una tendencia que sus detractores llaman despectivamente «nombrilisme» –ombliguismo–. Pero lo cierto es que las palabras de Angot dicen lo que las palabras esconden con un idioma que parece la transcripción sin tamiz de la oralidad sin eludir nada, desde lo más nimio a lo más aberrante.