Un infierno en toda su extensión
Aparece en español «Tan poca vida», de Hanya Yanagihara, un drama de mil páginas señalado como «la novela del año» en EE UU y candidata al Premio Man Booker
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Aparece en español «Tan poca vida», de Hanya Yanagihara, un drama de mil páginas señalado como «la novela del año» en EE UU y candidata al Premio Man Booker
Llega a España, como cada temporada, «la novela del año en EE UU». Enarcamiento de cejas automático, arrugamiento de nariz, incrédulo sopesamiento del volumen. Hablamos de las mil páginas en castellano de «Tan poca vida», novela que aspira al Premio Man Booker y que ha sido comparada con otros tochos de éxito en el país, como el de hace dos años, de Dona Tartt, o el del año pasado, de Garth Risk Hallberg. Algunas reseñas han destacado el componente «contracultural» de escribir y leer mil páginas en la era de Twitter. Otras aseguran que no hay que confundir la extensión con la ambición literaria, y mucho menos con su calidad. Su autora, Hanya Yanagihara, da la razón a los segundos: «No creo que sea más difícil leer o escribir novelas largas. Algunas de las más devastadoras que he leído son muy breves. En este caso, el ritmo de la narración me resultaba imprescindible para que el lector sienta el viaje, es una decisión puramente artística».
- Abusos estremecedores
El viaje al que se refiere Yanagihara no es exactamente un paseo por el campo. La historia cuenta la relación de amistad de cuatro amigos con profesiones «cool» en Nueva York (artista, abogado, arquitecto y actor) hasta que acaba por centrarse en la enigmática vida de uno de ellos, Jude, que oculta su pasado con celo. «Es un libro sobre la amistad y sus límites. ¿Qué obtendremos de un amigo? ¿Hasta dónde se puede llegar por él? ¿Cómo de cerca del amor romántico?», se pregunta. Poco a poco pero por extenso, conocemos el espeluznante pasado de Jude (en español, Judas, patrón de las causas perdidas), que le conduce a autolesionarse en el presente. Asistimos a los abusos que padece, su degradación física y la impotencia de sus amigos. «Quería retratar a una persona que trata de encontrar la salvación pero nunca lo consigue y a quien nadie es capaz de rescatar». Para que se comprenda la dimensión de la tragedia, algunos críticos han hablado de «pornografía del dolor» para describir los constantes abismos de Jude. «No he leído ninguna reseña, así que no puedo decir... pero es una preocupación legítima. Es algo que te preguntas. ¿Por qué llevas el libro por ahí? ¿Es para provocar, para generar intriga? Quería señalar que algunas vidas son brutales. Y es el deber del escritor no evitar los momentos feos de la existencia de un personaje», dice la autora, editora de una revista en Nueva York. «Quiero añadir que la pornografía del tipo que sea, tiene una función: obtener una reacción. Una novela no trata de saciar un apetito, sino de plantear preguntas y emociones, revelar el conflicto». En todo caso, la historia, con tintes de melodrama y preeminencia de sentimientos, redunda en el dolor y provoca muchos estados de ánimo en el lector, tentado de abandonarla en no pocas ocasiones. «¿Es necesaria expresamente la sucesión de algunas escenas? Probablemente no. Pero es un recordatorio, como la melodía en una sinfonía. Cumple la función de que, justo cuando piensas que el personaje puede levantarse, te das cuenta de que eso no va a suceder. Y sobre el peso de los sentimientos... me gustaría pensar que están equilibrados con los conceptos, las preguntas sobre la amistad, el amor, el trauma y la salvación, que son la clave».
En un tiempo en que es difícil conseguirlo, la novela ha generado debate, ha tenido repercusión en su país. «No es un libro que puedas pensar que vaya a llegar a una gran audiencia. Es larga, no está, por así decirlo, de moda». Puede resultar incómoda, aunque no tanto subversiva. «No es mi intención generar un debate. A veces me preguntan si quería llamar la atención contra los abusos o la eutanasia. En absoluto. Sí hablo de la salvación, que creo que es una pura invención como concepto. La novela dice que eso no existe y que nadie puede ayudarte a obtenerla. Y ésa es la belleza y el dolor del amor y de la amistad, que en un tiempo en que todo lo hacemos para obtener un resultado, la amistad no funciona así. Es nuestra naturaleza».
La inspiración en dos fotografías
Tanto la edición americana como la española comparten la misma imagen de cubierta. Un hombre con una mueca en primer plano que parece estar a punto de echarse a llorar. Hasta que leemos el título: «Orgasmic man», de Peter Hujar, es una imagen que plasma de forma alegórica cómo el sufrimiento y el placer se manifiestan en un rostro con idéntica naturalidad. Yanagihara cita otra imagen como el punto de partida de la novela: es «The Backwards man in his hotel room», de Diane Arbus, que es para ella «una descripción perfecta de la soledad. Yo quería hacer una descripción de esa foto en un texto. Es un hombre que está dándole la espalda a su propio cuerpo, y pienso que la novela al final ha sido una respuesta a esa fotografía», asegura. Pues le ha salido un pie de foto de mil páginas.
«Tan poca vida»
Hanya Yanagihara
Lumen
1.040 páginas,
24,90 eur
(e-book, 12,90)