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La lectura como escudo contra la desinformación

En un evento celebrado por la Casa del Libro y Planeta, varios autores han ejercido de libreros y conversado con sus lectores
Desde la izquierda, Pedro Mañas, David Sierra, Juan del Val, Ángel Martín, Carme Chaparro, Jorge Díaz, María Oruña, Agustín Martínez, Antonio Mercero, Megan Maxwell, María Martínez, Alfonso Goizueta y Sonsoles Ónega
Desde la izquierda, Pedro Mañas, David Sierra, Juan del Val, Ángel Martín, Carme Chaparro, Jorge Díaz, María Oruña, Agustín Martínez, Antonio Mercero, Megan Maxwell, María Martínez, Alfonso Goizueta y Sonsoles ÓnegaMary MenéndezCASA DEL LIBRO

Madrid Creada:

Última actualización:

Un libro no solo es un objeto con dos tapas y una serie de hojas escritas. Es algo más. Es un viaje a Ítaca, es una experiencia distópica, una máquina del tiempo o una forma de encontrar el verdadero amor. Asegura la escritora Megan Maxwell, que acaba de lanzar «¿Tú lo harías?» (Planeta), que «soñar es vivir, y no hay mejor forma de hacerlo que a través de la lectura, porque te hace viajar por muchos sitios sin moverte de donde estás». La autora pudo compartir ayer esta pasión tanto con sus propios lectores como con otros compañeros de profesión, en un evento que ya es tradición cuando se acerca la Navidad. En la Casa del Libro de la Gran Vía de Madrid se dan cita anualmente una serie de autores del momento, quienes visten el delantal de librero para firmar y conversar con todo aquel que quiera acercarse. Una acción impulsada por la División Editorial de Grupo Planeta y la Casa del Libro, y cuyo principal objetivo es el de fomentar la lectura. Asimismo, su celebración también funciona como una gran oportunidad de que los ciudadanos conozcan a su escritores favoritos y para que puedan intercambiar sus impresiones con ellos.
Durante la mañana de ayer, Maxwell no paró de firmar ejemplares, confesando que «me encantan estos momentos, soy muy de comunicarme con la gente». Pero no fue la única. También asistieron María Oruña, Juan del Val, Carme Chaparro, María Martínez, Ángel Martín, Pedro Mañas, David Sierra, Carmen Mola, Sonsoles Ónega y Alfonso Goizueta.
La lectura goza de buena salud, y de ello estaban de acuerdo todos los autores. Algo que se comprobó dada la gran afluencia de personas que asistieron al evento. Una imagen esperanzadora en una época de distracción y estímulos. Para Goizueta, el finalista del Premio Planeta por el libro «La sangre del padre» (Planeta), el caso de la relación de los jóvenes con la lectura va en este sentido. Explicaba el autor, de 24 años, a este diario que «vivimos en un momento en el que tenemos una crisis de atención. Hay tantísimos estímulos en la vida, en las redes sociales, que es muy difícil encontrar el tiempo y la concentración para leer un libro». En este sentido, reivindica el acto de la lectura ya no solo como un mero entretenimiento y vía de evasión: «Estamos en esa edad temporal de déficit de atención por todas partes, de interacción desmesurada en mi opinión. Por eso es muy importante fomentar la idea de esta actividad pausada y concentrada que es sentarte a leer un libro».
Un año más la editorial Planeta reúne a autores de la División Editorial del Grupo Planeta para que ejerzan de
Un año más la editorial Planeta reúne a autores de la División Editorial del Grupo Planeta para que ejerzan deAlberto R. RoldánPHOTOGRAPHERS
Su compañera de edición de los galardones, la ganadora Sonsoles Ónega por «Las hijas de la criada» (Planeta) también anima a la lectura, pero destaca otros motivos de esta necesidad. Para ella, como autora y como lectora, «los libros son una salida de emergencia. Siempre encuentras en ello la frase correcta, la experiencia que te redime de tus propios pecados. Es una tabla de salvación». Con esto, opina que «un ciudadano que lee es un ciudadano formado, y ese es el mejor escudo que puede haber contra los abusos de poder. Estamos en un momento de una letal abundancia de desinformación, así que recomiendo no solo la lectura de libros, sino también de periódicos, de cabeceras de referencia y revistas de calidad que nos ayuden a crear una sociedad mejor».
Un año más la editorial Planeta reúne a autores de la División Editorial del Grupo Planeta para que ejerzan de
Un año más la editorial Planeta reúne a autores de la División Editorial del Grupo Planeta para que ejerzan deAlberto R. RoldánPHOTOGRAPHERS
En definitiva, leer. Y, por tanto, imaginar, disfrutar. Los Carmen Mola ven este acto como uno de entretenimiento, de ocio. Y se sorprenden al ver la cantidad de interpretaciones que se puede sacar de una sola historia. Con «El infierno» (Planeta) recién publicado, los autores (Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero) subrayan que «en cada país se fijan en una cosa. En México interesa mucho la violencia, en Chile los conflictos más políticos y sociales. En España el lector es muy de acercarse a la historia de nuestro país del siglo XIX. Está bien que un libro pueda ser universal». Con esto, descartan que un cuarto integrante de la firma, en un futuro, se llame Inteligencia Artificial, aunque no por ello rechazan su existencia: «Ha venido para quedarse. Veremos hasta dónde llega. Somos optimistas, porque al final el factor humano marcará la diferencia».
Un año más la editorial Planeta reúne a autores de la División Editorial del Grupo Planeta para que ejerzan de
Un año más la editorial Planeta reúne a autores de la División Editorial del Grupo Planeta para que ejerzan deAlberto R. RoldánPHOTOGRAPHERS
El evento celebrado ayer fue, por tanto, una auténtica celebración editorial, y una confirmación de que los españoles leen, y bastante. No importa la edad, los gustos o los géneros, pues un libro no tiene ojos que juzguen, sino tan solo historias esperando a ser descubiertas. Pero no por ello hay que dejar de fomentarlo. Maxwell opina que este incentivo debe venir «desde la infancia, porque si los niños leen cuentos potenciarán su imaginación. Cuando son adolescentes, que lean libros de su edad, y eso hará que cuando sean adultos continúen leyendo». Por su parte, Pedro Mañas y David Sierra, ambos autores de libros infantiles como las series de «Anna Kadabra» o «Marcus Pocus», apuntan que «hay que seguir acercando los libros a los niños, no imponerlo una tarea. Ofrecerlos como premios, y no como castigos. Es una especie de lucha silenciosa, contra la lectura obligatoria».