Ella Fontanals: “Los gobiernos son acéfalos en materia de cultura”
Una de las más destacadas coleccionistas del panorama latinoamericano se suma a la llegada, con motivo de ARCO, del arte peruano con la muestra “SinCrónica”
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Una de las más destacadas coleccionistas del panorama latinoamericano, se suma a la llegada, con motivo de ARCO, del arte peruano con la muestra “SinCrónica”.
Ella Fontanals tiene una risa franca y un amor por el arte a prueba de bombas. Nació en Cuba en 1944 y tras la Revolución, en 1959, emigró a Venezuela con su familia. El tercer país al que pertenece es España, «de corazón y de papeles desde hace 17 años», asegura mientras conversamos. Es una de las coleccionistas asiduas que en el mes de febrero, cuando ARCO empieza a abrir la puerta, llega para instalarse temporalmente. Es un polo de atracción y es consciente de ese poder que emana, a qué nos vamos a engañar. Ayer presentó «SinCrónicas», que reúne obras de artistas peruanos pertenecientes a su colección y a la de otros colegas, a saber: Armando Andrade de Lucio, Carlos Marsano, Alberto y Ginette Rebaza, y Juan Carlos Verme Giannoni en El Instante Fundación, en Madrid. «Está todo Perú aquí», dice al empezar a hablar. «Son días de no parar porque no puedes descansar hasta que te marchas».
Se refiere a la feria de arte contemporáneo, a ARCO, que tiene en ella a uno de sus puntales: «El arte que se hace en Perú es muy interesante y también bastante desconocido. He querido con esta muestra poner en práctica una idea a la que daba vueltas desde hace largo tiempo, que es la unión de varias colecciones iberoamericanas para formar una unidad, aunque cada una tenga y conserve sus características», comenta. La unión hace la fuerza. «Cada una de las colecciones que están presentes tiene su propia mirada», explica, y añade que «lo que yo deseaba es subrayar que es posible esa unidad. Es la primera vez que se hace algo así tomando como eje los tres polos que vertebran el arte peruano, que son la costa, la selva y la sierra. Ver este triángulo en conjunto es tremendamente interesante», concluye.
Calidad y buenas ideas
¿No va a ser esta llegada de Perú en masa un atracón? Fontanals no lo ve así. Lo contempla como una ocasión única de «un país que ha sido más tardío en incorporarse al circuito del arte contemporáneo, mientras que otros de Iberoamérica, más al norte, se han mostrado más vanguardistas. Va a ser una completa sorpresa por calidad y por las buenas ideas que traen», argumenta. Fontanals subraya que el arte es «un continuo aprendizaje, como el ser humano mismo, que es cambiante y se va transformando».
La primera obra que compró fue de un artista venezolano, pero con el primero que sintió un pellizco fue con Soto, en París, en la década de los 80: «Eso sí fue lo que verdaderamente cambió mi manera de pensar y ver el arte. Esa transformación de la que hablaba se dio en mí. Empecé con obra figurativa y me fui yendo hacia otros focos que me atraían, como la abstracción. Fui a ver lo que no buscaba y lo hallé». Cuando camina sola por un museo, sin prisas, confiesa que se siente «como frente a una caja de chocolates, pues me están ofreciendo algo que tengo que probar», y ríe.
Madrid, esa ciudad que cada año la acoge para hacerla un poco más suya, la trae, al tiempo, un tanto de cabeza. El Ministerio de Cultura anunció en la pasada edición de ARCO la llegada a la capital de un museo con parte de sus obras, una donación altruista que llevaría el nombre y apellidos de la gran dama del arte iberoamericano y que ocuparía una superficie de más de 5.000 metros cuadrados del antiguo edificio de Tabacalera, propiedad de Cultura y que acogería unas 700 obras de Fontanals (una parte como donación y otra, en comodato), la Colección de Arte Contemporáneo de las Américas. Sin embargo, cuando sacamos el tema se le nota la preocupación. «Llevamos año y medio posponiéndolo, la firma no llega y no doy más que con trabas políticas. Empiezo a tener mis dudas de que vaya a realizarse finalmente. ¿Cuántas veces ha cambiado el ministro de Cultura desde que el proyecto nació hace unos cuatro años? Y me temo que con las elecciones tan cerca va a volver a sufrir un parón. Estoy regalando mis obras, las dono a cambio de nada y si España no puede darse cuenta de esto voy a decir basta, se acabó», revela de manera contundente.
¿Tiene una fecha límite? «Hemos ido renovando los preacuerdos por periosos de tres meses y llevamos cuatro, el último finaliza el 31 de marzo, y el día está ya encima», aunque se daría de plazo hasta junio. A partir de esa fecha se tomará un tiempo de descanso para escribir sus memorias. Y prosigue: «He dado todas las facilidades. Voy a pagar a los arquitectos y los estudios que se han hecho con el objeto de aligerar trámites y no dilatarlo en el tiempo. Los gobiernos son acéfalos en materia de cultura. Yo no cierro la puerta, pero vamos a ver lo que sucede», afirma, y concluye: «Quiero resaltar que yo no he pedido nada a cambio. España es por Historia y herencia la madre de todos los latinoamericanos y eso va más allá de lo que es un museo».