Barcelona

Los grandes templos de la ópera lamentan la muerte de Mortier

Gerard Mortier, en su etapa de director del Teatro Real
Gerard Mortier, en su etapa de director del Teatro Reallarazon

El Teatro Real de Madrid, la Ópera de París, la Monnaie de Bruselas o el Festival de Salzburgo lloran la muerte de uno de los grandes.

El Teatro Real de Madrid ha manifestado su "profundo dolor y consternación"ante el fallecimiento de su consejero artístico Gerard Mortier, acontecido este sábado en su residencia de Bruselas.

Para el Teatro Real supone "una gran pérdida"el fallecimiento de Gerard Mortier, quien "tan excepcionalmente"ha desempeñado su labor como consejero y director artístico desde enero de 2010.

Mortier ha contribuido a "impulsar de manera destacada el panorama operístico y cultural español, y a situar al Teatro Real como uno de los teatros líricos de referencia internacional", ha destacado la institución en una nota.

El Teatro Real dedicará a Gerard Mortier la función de Alceste, de Gluck, que se representará este domingo y en la que se guardará un minuto de silencio en su memoria. Además, las banderas de la fachada de la Plaza de Oriente ondearán a media asta en señal de luto.

Asimismo se ha comenzado a preparar un acto de homenaje en el que los jóvenes tendrán una presencia destacada, recogiendo su herencia como gran impulsor de la ópera como arte abierto a la actualidad y a los nuevos públicos.

Igualmente, el Liceu de Barcelona ha lamentado la muerte del exdirector artístico, a quien ha recordado como una de las figuras destacadas de la ópera a nivel internacional. En un comunicado, el presidente del Patronato del Liceu, Joaquim Molins, ha destacado el papel del director belga en la renovación del lenguaje de la ópera y la recuperación de los repertorios contemporáneos.

Por su parte, la Ópera de París lamentó hoy el fallecimiento del que fuera su director entre 2004 y 2009, Gérard Mortier, al tiempo que señaló que le dedicará la reedición de su "Tristán e Isolda"a partir del próximo día 8. En un comunicado, la Ópera considera a Mortier una "figura importante de la dirección"operística internacional.

Al tiempo, recordó sus numerosas colaboraciones que el director belga tuvo durante su estancia al frente de la institución, como Michael Haneke, Peter Sellars, Krzysztof Warlikowski o Christoph Marthaler, los artistas plásticos Bill Viola y Anselm Kiefer, o los compositores Kaija Saariaho y Philippe Boesmans.

En su país, el Teatro Real de la Monnaie de Bruselas organizará un homenaje a Gérard Mortier, el que fuera su director durante diez años, y le dedicará además la adaptación de "Au monde"(En el mundo), del autor y director de teatro francés Joël Pommerat.

"Ya no se encuentra físicamente entre nosotros, pero su espíritu es inmortal", señaló el director del Teatro Real de la Monnaie, Peter de Caluwe, tras conocer el fallecimiento hoy de Mortier a causa de un cáncer de páncreas.

La Monnaie instalará a partir del martes un libro de condolencias en el interior del Teatro Real y también dedicará a Mortier "Au monde"(En el mundo), del autor y director galo Joël Pommerat, a quien el compositor belga Philippe Boesmans ha pedido que adapte su obra para su nueva opera.

También rendirá próximamente, a finales de mes o a principios de abril, un homenaje a Mortier, quien estuvo al frente del Teatro Real de la Monnaie entre 1981 y 1991 y al que devolvió el brillo que había perdido, incluyendo una renovación de las instalaciones.

Durante su estancia en la Monnaie, Mortier también tuvo que hacer frente a críticas, y, según recuerda hoy el diario "La Libre", dejó una deuda de 400 millones de francos belgas cuando se fue.

En Suiza, un país que Mortier amaba, el Festival de Salzburgo lamentó hoy la muerte de su director entre 1991 y 2001, diciendo de él que luchó imperturbablemente por el arte y reconociendo que trabajar con el belga fue maravilloso pero también difícil, debido a su gusto por la provocación.

"Era maravilloso trabajar con él, cuando con competencia y pasión realizaba programas que previamente parecían irrealizables. Era difícil trabajar con él, cuando sus ganas de provocar herían a compañeros y artistas", reconoce en un comunicado Helga Rabl-Stadler, presidenta del Festival de Salzburgo. "Su muerte es una trágica pérdida", lamenta Rabl-Stadler.

Rabl-Stadler explica que el objetivo del director belga fue colocar a Salzburgo en el tiempo actual, "donde el público se planteara preguntas sobre un mundo complejo", al tiempo que los artistas reflejaban el sentido del arte.