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Los premios Planeta y Goncourt son reconocidos por su labor para fomentar la lectura

Las principales distinciones literarias de España y Francia recibieron ayer el galardón que otorga la Asociación de Amistad Hispano-Francesa, que recogieron José Creuheras, presidente del Grupo Planeta, y Bernard Pivot, presidente de la Academia Goncourt, por respaldar la difusión del libro en el mundo.
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Las principales distinciones literarias de España y Francia recibieron ayer el galardón que otorga la Asociación de Amistad Hispano-Francesa, que recogieron José Creuheras, presidente del Grupo Planeta, y Bernard Pivot, presidente de la Academia Goncourt, por respaldar la difusión del libro en el mundo.
Existe un diálogo mayor, un diálogo que trasciende, no fronteras ni lenguas, sino generaciones y épocas, que es el diálogo que a lo largo de los siglos ha mantenido la literatura con millones de lectores más allá de su cultura, nacionalidad y lengua. Una conversación que ha alentado amistades y admiraciones, que no se ciñe a las geografías de los continentes y las islas, y que, en estos tiempos presentes, alientan el Premio Planeta y el Prix Goncourt, dos iniciativas literarias de distinta factura, una que apuesta por las novelas inéditas y otro las obras ya publicadas y que merecen ser destacadas entre las novedades, pero que coinciden en un punto esencial: que las librerías se llenen de personas ávidas por leer y aprender. El primero nació en 1952, dos años después de la fundación del sello editorial por José Manuel Lara Hernández. El segundo, salió a la luz el 21 de diciembre de 1903 . La Asociación Diálogo de Amistad Hispano-Francesa, que trabaja por estrechar los lazos entre las dos naciones, ha querido subrayar la labor cultural de estos dos galardones, los más relevantes que existen en ambos países. Bernard Pivot, presidente de la Académie Goncourt, y José Creuheras, presidente del Grupo Planeta, acudieron ayer a recoger este premio. Ambos entablaron, unas horas antes, una conversación alrededor del mundo del libro, de los desafíos y los retos. Los dos rehúyen los tópicos y los lugares comunes que suelen acompañar viejos pesimismos, esas miradas impregnadas de desánimo y de horizontes cortos, y, al contrario de lo que hacen tantos, han defendido el importante papel que están desempeñando las recientes tecnologías para difundir la lectura y los libros a un público más amplio que en décadas anteriores. Creuheras señaló que «el planteamiento es dar máxima difusión al libro. Las nuevas tecnologías son herramientas que ayudan al mundo editorial. El comercio digital se ha quedado parado. Los que vaticinaban que a estas alturas no existiría el papel se han equivocado. Se ha quedado estancado entre un 15 y un 20 por ciento. Yo soy un amante del papel, pero los jóvenes de hoy están todos en internet. Viven con el celular y consultan noticias y miran soportes digitales. Hay quien comenzará su vocación literaria a partir de estos soportes y de ahí saltarán a leer libros. Todas las tecnologías sirven para abundar y difundir el libro». Pivot, por su parte, señaló que «todo lo que aumente la difusión del libro debe ser fomentado. La selección de este Prix Diálogo es afortunada porque premia a ambos y porque ambos se esfuerzan por difundir la literatura, en este caso concreto las novelas, al igual que se hace a través de las distintas ferias del libro o con la firma de ejemplares en las librerías». Pivot comentó a continuación: «La técnica está a favor de la literatura. En la televisión hay programas estúpidos, pero no hacen daño a los lectores porque está dirigido a personas que no son lectores. Pero también se ha puesto la tecnología de la pequeña pantalla al servicio de la cultura. Hay un montón de programas de radio o tele que se esfuerzan en airear la obra de los escritores. La tecnología es algo útil».
Índices de lectura
Creuheras ha reconocido que los índices de lectura entre España y Francia son diferentes y comentó que «en nuestro país el 60 por ciento de las encuestas reconoce que algún libro durante el año. En la nación vecina, sube al 85 por ciento. Entre los lectores, la media está en Francia entre el 16 y 17 títulos al año; en España baja hasta alrededor de 12. Pero es que también existe una gran diferencia entre la ayuda que se presta al mundo del libro entre los dos países, tanto en las instituciones como en el mundo político. Pero también hay que señalar, frente a los agoreros, que cada año el índice de lectura sube un dos o tres por ciento». Después comentó que Francia es una nación que dispone de una larga tradición de respaldo a la cultura y que protege no solo los libros, sino también a las librerías, la red principal para que los títulos de los creadores lleguen a la sociedad. «Para ver qué nos gustaría que se mejorara solo hay que fijarse en la nación vecina, donde tienen desarrollada una legislación, que protegen la propiedad intelectual y las librerías. La cultura es el cimiento de la sociedad y hay que tomar medidas concretas, como la ley del mecenazgo. Todavía podemos avanzar mucho. Es lo que necesitamos. Y soy optimista al respecto».
Durante su conversación, alabaron la figura de Jorge Semprún, un español de abundantes lenguas, que vivió su época en los idiomas protagonistas de cada acontecimiento, el español, el francés, el alemán. El novelista ha sido un puente entre España y Francia, y demostraba que no solo éramos vecinos, sino vecinos muy próximos. Pivot, que reconoció que a lo largo de su fructífera carrera en la televisión jamás había entablado grandes amistades con novelistas, reconoció que él fue una de las excepciones. Y evocó las fiestas a las que acudían, su conversación inteligente, repleta de hallazgos, y su capacidad para ofrecer una larga amistad. Creuheras, por su parte, ensalzó esta figura, que recibió el Premio Planeta, y al que recordó con cariño. Este escritor principal de las letras, que vivió entre España y Francia, dio pie a comentar la importancia que tiene la cultura, y, en especial, la lectura para crear unas sociedades más justas y que los ciudadanos de Europa sepan afrontan los peligros que se deben encarar hoy. Creuheras y Pivot defendieron, en este caso, los beneficios que procura la lectura y la necesidad de acceder a los libros para que una sociedad sea madura y no se deje arrastrar por ideas peligrosas para su conjunto.
Una buena receta
Pivot, de hecho, dio su receta para huir de cantos de sirena y de demagogias: «Lean ustedes a buenos escritores, tanto de ayer como de hoy. Que cuanto más lea la gente y más se abra la mente, más cualidades y virtudes obtendrán; cuanto más lea la gente, y lea cosas inteligentes, menos estará contaminada por determinadas ideas perjudiciales. La lectura comienza siempre en la familia y después continúa en la educación, los estudios y la universidad. Se extiende cuando los hombres y las mujeres se suman a la vida activa. El Premio Planeta y el Goncourt lo que hacen es fomentar la lectura de obras que son inteligentes. Esto no es que te vacune contra determinados discursos, pero si te ayuda a apartarte de ciertas ideas y estar algo más resguardado de ellas, más a salvo». Creuheras coincidió en este punto con Pivot y subrayó un aspecto relevante: «Una sociedad que lee es una sociedad mejor. Con los libros aportamos un granito de arena para que mejore. Fomentar la lectura es mejorar nuestro mundo».
Él mismo aprovechó esta ocasión para hablar de la edición y resaltar un aspecto importante que, en ocasiones, se deja de lado: «La razón de ser de un editor es poner en contacto el talento de los autores con el de los lectores, con personas ávidas por conocer lo que ha escrito un talento u otro. Nosotros nos encargamos de eso. Por eso –hizo hincapié– tenemos que aprovechar los avances de la tecnología y los medios de difusión. Por ejemplo, la actual Feria del Libro de Madrid, que ayuda a que acceda a los libros un público que se acerca menos a lo largo del año. Es un intento por abrir el círculo de lectores. Nuestra principal obligación es que los libros lleguen a todas las capas sociales».