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El canadiense busca consuelo

Michael Ignatieff: "En cada bar de Madrid hay alguien que te va a decir que esto es el fin"

"En tiempos oscuros", dice, el expolítico canadiense publica una nueva obra en la que "busca consuelo" en los grandes maestros: Dante, Camus, Mahler o Levi. "Este no es un libro de felicidad", presenta

Entrevista Michael Ignatieff. © Alberto R. Roldán / Diario La Razón. 11 05 2023
Entrevista Michael Ignatieff © Alberto R. Roldán / Diario La Razon.Alberto R. RoldánFotógrafos

Michael Ignatieff (Toronto, 1947) es un hombre de ojos azules, muy azules, a juego con su camisa protocolaria. Sin estridencias. Uno de esos que entran en la definición de señor, de caballero. En sus respuestas es pausado. Las ataca de primeras con una o dos palabras, se detiene durante unos segundos en los que da forma a lo que quiere decir, mira a su alrededor, y retoma el pulso sin aspavientos. Da la sensación de que las pulsaciones (de tenerlas) no le suben de 40.

Con toda esa calma ha escrito En busca de consuelo(Taurus), “un libro que no es de felicidad”, dice. Asegura que algunos de los humanos más nobles que ha conocido “eran personas con muchas cicatrices” porque “hay cosas de las que no te puedes recuperar. Otras sí se pueden superar, pero van a requerir mucho tiempo”. Parece que no son las palabras más alentadoras para levantar el ánimo de nadie, pero es que a Ignatieff hay que escucharle siempre hasta el final. Cuando parece que su reflexión ha terminado, no es así; tras unos instantes en silencio, siempre tiene un empujón final: “Lo más importante es que da igual por lo que estés pasando, da igual lo duro que sea; nunca estás solo. En algún sitio, otro ser humano ha experimentado exactamente el mismo miedo, tristeza, desesperación o náuseas que tú”. Y ahí está el abrazo que este hombre de raíces rusas quiere dar a sus lectores.

"La pena no solo es normal, sino necesaria"

Michael Ignatieff

−Un libro para no olvidar que, en tiempos digitales, que no hay nada más humano/analógico que los sentimientos de otras personas.

−Así es.

−Nos dice que hay que “buscar consuelo”, ¿tan mal nos ve?

−No sé cuál es la situación de la sociedad en general, pero individualmente, si pierdes a tu padre, madre, hermano o hermana, entonces, sí necesitas consuelo. Confort te puede dar cualquier persona que se siente contigo, te escuche o te compre una cerveza; el consuelo es algo que te sugiere que puedes recuperar la esperanza para continuar adelante. Todos necesitamos consuelo en algún momento, necesitamos sentir que no estamos solos.

El académico firma una obra en la que intenta mostrar a través de “grandes maestros” (Dante, Camus, Mahler, Levi...) cómo se puede seguir en la vida. “Ellos también son personas y salieron de la desesperación y la confusión”. Da una patada a las creencias para afirmar no son las doctrinas las que dan consuelo, sino las personas.

"Está de moda ser pesimista"

Michael Ignatieff

−Cuando el mundo entero está en crisis, ¿dónde hay que buscar consuelo? La Iglesia ya no tiene el tirón de antaño.

−Después de la Iglesia llegó la Historia. Tengo dos capítulos en el libro, uno en relación con el filósofo Condorcet y otro sobre Marx. Anteriormente la gente pensaba que daba igual todo lo oscuro que podría ser el presente, el futuro sería de esperanza y liberación, pero tampoco creemos en eso y entonces la religión no nos ofrece consuelo y la Historia tampoco. Algunas personas depositan su esperanza en la política, que les ofrece la esperanza de que podemos resolver las crisis a las que nos enfrentamos. Tengo dudas de que exista un consuelo colectivo porque se vuelve ideología. Sí lo hay individual. Y también pienso que los problemas que tenemos pueden ser resueltos paso a paso. Tenemos la ciencia, conocimientos y, cuando no somos tontos, tenemos la política. Y aun así, dentro del consuelo colectivo, en España se está trabajando duro para convertir hidrógeno en combustible y los agricultores inteligentes van a encontrar la manera de regar sus olivos sin malgastar agua; o en Noruega, donde el 80% de los coches son eléctricos y en dos años no se podrán comprar motores de combustión.

El académico canadiense asegura que disfruta con las compras y el fútbol
El académico canadiense asegura que disfruta con las compras y el fútbolAlberto R. RoldánAlberto R. Roldán

−¿Y dónde encuentra usted consuelo?

−Me siento mejor viendo a personas haciendo cosas prácticas que nos saquen de la mierda. Gente que no solo habla, sino que hace. Yo solo hablo, ellos predican con el ejemplo.

−¿Y desconsuelo?

−Nos desesperamos con nosotros mismos. Está de moda ser pesimista. La crisis del clima se puede resolver y cuando lo digo me responden que no comprendo “lo serio que es”. Sí que lo entiendo, pero simplemente creo que se puede resolver. En cada bar de Madrid hay alguien que te va a decir que hay que dejar de tener esperanza porque “esto es el fin”.

"Quizá tengamos que batallar de nuevo por mejorar la vida de mujeres y homosexuales"

Michael Ignatieff

−¿Está mal visto el optimismo?

-Se piensan que no enfrentamos la realidad, pero claro que lo hacemos. Lo que sucede es que nuestra pregunta es dónde podemos encontrar una solución.

−¿Aprovecha el populismo el desencanto?

−Por supuesto. Alguien dijo que el populismo es una forma política que propone soluciones falsas a problemas reales.

−Pues está calando...

−Porque hay mucha furia en contra de la desigualdad que existe en nuestras sociedades y, por otro lado, muchos populismos ofrecen reducir los impuestos de los ricos. Los populistas quieren hacer que la vida sea más difícil para mujeres, homosexuales y trans. Este es uno de los verdaderos problemas.

"La IA está transformando la línea entre verdad y mentira"

Michael Ignatieff

−Han regresado debates que parecían cerrados hace diez años, ¿no?

−Sí. La revolución liberal de los años 60 mejoró la vida de mujeres y homosexuales y pensé que esas batallas se habían ganado... Pero quizá tengamos que batallar de nuevo.

−¿La IA debería darnos consuelo?

−Sí. Conocí hace poco a una científica del MIT de Boston. Tuvo cáncer de mama y lo superó, pero, junto a su médico, comprobó que de haber sido diagnosticada antes hubiera tenido un mejor tratamiento. Entonces, desarrolló un sistema con el que coger todos los datos disponibles del cáncer de mama del mundo. Y con eso creó un algoritmo que puede diagnosticar la enfermedad tres años antes de ningún síntoma. ¿Me da miedo? No. El problema ahora es que hay dos o tres empresas, las más grandes, realizando un experimento público en el que nos están utilizando a todos con consecuencias incalculables. Lo más serio es que estamos entrando en un mundo en el que no podremos distinguir entre si una imagen o un discurso es real y falso. La IA está transformando esa línea entre la verdad y la mentira. Eso podría desestabilizar la política y destruir el periodismo. Se puede utilizar como arma por gobiernos malvados y eso lo debemos resolver de alguna manera en la que chinos y rusos también estén de acuerdo.

−Tiene genes rusos, ¿Putin?

−Tolstói, Chéjov... Otros grandes científicos... Esas son las cosas magníficas con las que Rusia ha contribuido al mundo. Lo otro es un desastre, una catástrofe. Hay desesperación al ver que un gran país está siendo destruido por un tirano, pero no van a destruir a Rusia porque es mucho más que Putin. De las ruinas saldrá un país mejor, pero primero hay que vencerlos.

"Rusia siendo destruida por un tirano"

Michael Ignatieff

−¿Cómo puede consolar el arte y la filosofía en tiempos duros?

−Ir a Toledo y entrar en la pequeña iglesia de Santo Tomé. Pagas 3 o 4 euros y te colocas delante de la gran pintura de El Greco [El entierro del conde de Orgaz, 1586]. Esa visión de todo el sistema de creencias es absolutamente impresionante. Presente, pasado y futuro agrupado en una misma fe. Nosotros eso no lo creemos, pero lo que nos pide el artista es que en el siglo XXI se tenga esa maravillosa visión de lo que significa la vida. Esto define el estándar que debe tener el arte y por eso yo el sábado por la mañana me voy a ir al Prado y me voy a poner delante de Velázquez, de esas pinturas llenas de compasión y claridad. El arte es lo que más nos puede consolar como humanos. Y en España tenéis mucha suerte por tener a algunos de los mejores.

Ignatieff, junto a una ventana del Aspen Institute de Madrid
Ignatieff, junto a una ventana del Aspen Institute de MadridAlberto R. RoldánAlberto R. Roldán

−De un mundo a otro: ¿es inevitable la frustración en una sociedad materialista?

−Espero que se sienta. A mí me encanta ir de compras, la televisión y el fútbol. Parte de lo que hace el arte, que te hace sentir que tiene que haber algo más. Te hace sentir descontento. Las cosas materiales nos ofrecen placer y a mí me gusta el placer. Pero el arte nos consuela, nos indica que tú también puedes aspirar a ser eso. Necesitamos tener un sentido de posibilidad.

−¿Esos fiascos, fracasos, no pueden llevarnos a un problema social como es la depresión, que puede derivar en suicidios?

−Tenemos que encajar todos. Todo tipo de infelicidad se podría entender como enfermedad. Una de las cosas que aprendí con este libro es que hay mucho sufrimiento y dolor y eso no es una enfermedad. Si tú pierdes a alguien al que quieres mucho y lo sientes, no estás enfermo, solo estás siendo un ser humano.

"El sufrimiento y el dolor no son una enfermedad"

Michael Ignatieff

−Pero muchos terapeutas lo tratan como tal.

−Efectivamente. En Estados Unidos hay un debate en las asociaciones de psiquiatras de si la pena extendida se debería describir como una enfermedad psiquiátrica. Y por lo que se muestra en el libro no es así. La pena no solo es normal, sino que es necesaria. Muchas cosas nos dejan con cicatrices que no desaparecen.