Cargando...
Sección patrocinada por

¿Tienes fuego?

Mikel Erentxun: «La vida va muy rápido y hay que aprender a frenar y a disfrutar»

El músico donostiarra, la mitad de Duncan Dhu, rinde homenaje a ese repertorio con la gira «DD40»

El músico Mikel Erentxun Mattias MonsterKid

Fue y será siempre la mitad de Duncan Dhu, a los que rinde homenaje con la gira «DD40», una de las más hermosas de este verano homicida en calores e incendios. Pese a que la industria del disco y el modo de consumir música en nada se asemejan al mundo analógico y presencial que él conoció cuando, allá por los 80, conquistó el éxito y la popularidad junto a Diego Vasallo, este vasco universal no deja de sacar discos en formato físico y de ofrecer conciertos en los que el ayer y el hoy confluyen y se retroalimentan. A sus 60 años, con un corazón que late como nunca y la gasolina de un entusiasmo intacto, se siente en la plenitud.

¿Qué diablos hace un cowboy en un pueblo con mar?

Ja, ja, ja. No pisar el mar.

A su pesar, supongo.

El mar me gusta como metáfora: me viene muy bien por todo lo que tiene de ensoñación, como fondo de imagen. Pero el mar como elemento físico me da bastante miedo y respeto. No soy una persona de mar. Soy más de interior, de montaña.

Hay en usted un halo romántico y cierta nostalgia, que no tiene por qué ser mala, no solo en sus canciones, también en la figura, deudora de héroes reconocibles.

Es que la nostalgia bien entendida no tiene nada de malo. Y, además, creo que va bastante con el carácter del norte, vasco, el ser un poco introvertido. Está en nuestro ADN: cierta melancolía, cierta nostalgia, por lo menos en el mío. Vivir de nostalgias y del pasado es algo malísimo, es mucho mejor vivir el presente. Pero tener ciertos toques de mirada hacia atrás en determinados momentos, por ejemplo en la Navidad o en esta gira que estoy haciendo, que mira atrás y está alimentada de recuerdos y de nostalgia, sí está bien. Lo que pasa es que, honestamente, creo que no hay naftalina, que está todo muy bien llevado, porque hemos actualizado ese pasado. Evidentemente, es una gira de canciones que tienen bastantes años, pero muchas de ellas suenan muy actuales. Y me estoy encontrando también con un público que no vivía cuando grabamos o cantábamos esas canciones, hace muchos años. Con lo cual, en esta gira hay también algo de presente.

«La nostalgia bien entendida no tiene nada de malo»

Hablemos de esa gira: recorre España celebrando el 40 aniversario de Duncan Dhu, pero lo hace solo, sin Diego Vasallo. Es imposible que al cantar esas canciones no acuse su ausencia.

A Diego lo echo de menos siempre, ahora que estoy haciendo canciones de Duncan Dhu e incluso cuando estoy haciendo canciones de Mikel Erentxun. Diego es una figura que me ha acompañado muchísimos años en el escenario y que ahora me acompaña fuera de él, porque está muy presente en mi vida. Y en esta gira claro que se le echa de menos. Estoy cantando muchas canciones que él escribió y otras tantas que escribimos a medias, y estoy repasando momentos que vivimos juntos y que hacen inevitable el que piense en él. Pero esta no es realmente una gira de Duncan Dhu. De hecho, no se anuncia como tal, porque si no está Diego esto no es Duncan Dhu. Es una gira de Mikel Erentxun haciendo las canciones de Duncan Dhu.

Sí, pero el rótulo de la gira son las siglas de ese grupo acompañadas de un 40.

Sí, porque es el título de la gira. Todas las giras tienen un título, normalmente tienen el título del disco que presentas, y ahora hemos sacado un disco que se llama «DD40», que es un recopilatorio de grandes éxitos de Duncan Dhu y el que ha dado nombre al disco y a la gira. Y sí, quitan la palabra Mikel Erentxun y aparece solo Duncan Dhu, pero es algo consensuado entre Diego y yo, sabíamos que podía ocurrir y, bueno, no nos importa a ninguno de los dos. Aunque es cierto que es muy parecido a Duncan Dhu. Porque, al final, lo más importante de ese grupo son las canciones, el repertorio, y estamos tocando casi una treintena de canciones de Duncan Dhu por concierto. Y luego está mi voz, que era la voz de casi todos los temas de ese grupo. Luego sí: se parece mucho a Duncan Dhu, pero no es Duncan Dhu.

«Hay muchos grupos en los que no sabes muy bien quién está tocando qué, si es que están tocando, o si el cantante está cantando»

Decía la canción que el vídeo mató a la estrella de la radio. ¿Las descargas digitales han matado al disco?

No lo han matado, pero sí lo han herido de muerte. El mundo digital ha herido muy gravemente al mundo analógico. Yo me resisto, por eso he dicho que no lo han matado, porque queda un pequeño porcentaje de gente que seguimos consumiendo soporte físico. Y sigo editando todos mis trabajos en CD y en vinilo, y no lo hago en casete porque no me dejan, pero me encantaría. Soy un gran defensor del mundo analógico y me niego a renunciar a él. Aunque escucho también música en plataformas digitales cuando salgo a correr, que voy con mi teléfono, Spotify o Apple Music o cualquier cosa de estas. Pero en casa, para escuchar un disco me voy al tocadiscos.

No obstante, debe de ser desalentador para el creador saber que si saca un disco entero, de una o dos canciones no va a pasar.

Yo ya me he acostumbrado, pero sí. Lo fue, sobre todo, al principio, porque el choque fue muy brutal, muy de repente, no fue poco a poco. Sí, es triste que estás un año, como poco, para hacer un disco, dedicándole mucho tiempo, energía y cariño, y, al final, los discos que antes duraban casi un año cuando se editaban, ahora apenas duran una semana: la gente escucha media canción, un cuarto de la canción siguiente y ya está, ya están en la siguiente cosa. Además, se escuchan en soportes que no suenan bien, en los teléfonos; a veces, incluso, sin auriculares, un poco por lo que reproduce el mismo teléfono. Sí, es ciertamente desalentador que para mucha gente la música se haya convertido en un producto de consumo muy rápido. Por fortuna, nos quedan los conciertos. Yo estoy tocando más que nunca, llevo ya muchos años tocando muchísimo, y la música en directo no se puede cambiar por nada. Y ahí está un poco la alegría de este oficio, el saber que te vas a subir a un escenario y te vas a encontrar con una serie de gente que te está mirando y escuchando.

«Los grandes líderes políticos me dan muchísima pereza, no me producen ninguna confianza»

Y la inteligencia artificial no puede apropiarse de un escenario.

La inteligencia artificial asusta, por lo menos a mí. Si ya el mundo digital hasta hace nada era aterrador, con la inteligencia artificial lo es aún más. Y no, no te puede sustituir en el directo, pero a mucha gente le ayuda. En los conciertos, en los escenarios, te traslado lo mismo que te estaba trasladando con la música: que la tecnología también ha llegado y hay muchos artistas que actúan en playback. A mí me gusta que lo que está sonando en un escenario se esté tocando en directo en ese escenario y con los músicos que están encima de él, desde luego yo defiendo eso, pero hay de todo y tiene que haber de todo. Porque hay muchos grupos en los que no sabes muy bien quién está tocando qué, si es que están tocando, o si el cantante está cantando. Y cantantes que cantan con máquinas que les afinan la voz... De alguna manera, también la tecnología digital se ha hecho muy presente en los conciertos.

Dylan inmortalizó que los tiempos estaban cambiando, una frase que no ha echado una sola arruga. Eso y la totalidad de su obra me llevan a pensar que Bob siempre ha tenido razón.

Bob Dylan ha sido presagiador de muchas cosas y, desde luego, actualidad casi siempre. Y, en efecto, los tiempos están cambiando. Probablemente él pensaba más en la sociedad a otro nivel, no respecto a lo que estamos comentando tú y yo ahora. Pero sí, es evidente que los tiempos están cambiando constantemente, lo cual no tiene por qué ser malo. Aunque es un hecho que la sociedad avanza a una velocidad vertiginosa.

Va más deprisa que el propio individuo.

Sí, sí. Y tardas más en asimilar el cambio que lo que tarda en producirse. La vida fluye ahora a una velocidad de vértigo. Y si hablo de mí, que acabo de cumplir 60 años, la vida va muy rápido y hay que aprender a frenar y a disfrutar.

A propósito de eso, ¿la operación de corazón a la que se sometió hace 12 años fue un punto de inflexión, lo enriqueció de alguna manera?

Sí. Fue claramente un punto de inflexión, y hacia mejor. Porque aprendí a disfrutar la vida de otra manera y adquirí unos hábitos que no me han abandonado y que me hacen ser más feliz. Desde entonces estoy viviendo los mejores años de mi vida.

¿Ahora tiene más corazón?

Yo creo que sí. Pienso que soy mejor persona, definitivamente.

Dimiten los políticos por falsear sus currículos y el partido que nos gobierna es una casa en llamas. ¿Nos vamos de España?

Ja, ja, ja. Bueno, te diré que yo me he ido hace mucho. Me he desentendido y alejado muchísimo de la política.

Pues díganos la fórmula: ¿cómo se desconecta?

Pues no leyendo el periódico y tratando de que este tipo de noticias no te afecten. Te vas un mes a Estados Unidos, no lees nada de prensa española, no sabes nada, vuelves y está todo exactamente igual. Da bastante pereza la política en general. Nunca he sido de partidos políticos, he sido más bien de personas que me producen cierta confianza y que a veces están en un partido y a veces en otro. Por eso, cuando he votado lo he hecho a partidos muy distintos, dependiendo un poco de las personas. Pero en general, ya te digo, la política da bastante pereza. En este país y fuera. Porque si miramos a Israel o a Estados Unidos… en fin. O si miramos a Ucrania y a Rusia… el mundo está loco, desde luego.

Pero en España, más allá de la pereza yo hablaría de desolación. No tiene uno a quién agarrarse.

Es una desolación total, porque es verdad que yo no encuentro, si pensamos en personas, a alguien que me dé mucha confianza a nivel político, y eso te hace ver un futuro un tanto incierto. Me gusta Borja Sémper, con el que además tengo mucha amistad, y me cae muy bien Aitor Esteban, del PNV. Y ahora mismo no se me ocurre ningún otro. Los grandes líderes políticos me dan muchísima pereza, no me producen ninguna confianza.

Esta sección lleva por título «¿Tienes fuego?». ¿Usted lo tiene?

Sí. Tengo un fuego interno que me alimenta y que hace que, a pesar de haber cumplido 60 años, la energía no se agote.